S A W Y E R
Todas aquellos castillos de naipes que coloqué con voluntad de crear una vida junto a ella se han derivado en cuestión de segundos. No hay rastro ya de lo que parecía ser un futuro junto a ella. No hay rastro de esperanza ni de luz. ¿Y cómo podría haberla sin ella a mi lado? No creo que pueda seguir viviendo así. No puedo creerme que la primera vez que decido priorizar a una persona que no soy yo todo salga del revés.
Miro a mis mejores amigos, Jerome es el único que me mira con rabia, tiene los ojos rojos como si se hubiera pasado las últimas horas llorando y no drogándose.
—¿Quieres una palmadita o qué?—bramó él de mala manera acercándose de forma violenta hacia mi.
—¿Qué demonios dices?—pregunto yo de mala manera sin poder entender la situación.
Byron mira serio la escena mientras Kasem toma aire molesto acercándose a Jerome.
—No te sacrifiques, joder—gimió él dejándome ir, sus lagrimas vuelven a traicionarle—No me importa ir a la cárcel, tal vez así la que he vivido durante el último año se hace menos molesta—añadió con frustración.
—¿Has podido pararla?—pregunta Kasem con prudencia mientras Jerome toma asiento en una de las sillas que había en la sala de espera.
Asiento con seriedad.
—No lo va a abortar…—afirmé.
—Queda poco para volver a nuestro mundo—afirmó Byron.
—Dile gracias a Malena por todo lo que ha hecho—le agradecí con la mirada.
—Ella lo hace por su sobrino o sobrina no por ti—se encogió de hombros—Ya la conoces, si Aileen no te perdona menos aun lo hará Malena—añadió sin poder esconder una sonrisa burlona.
—Keyla no despierta…Pero seguimos atados de pies y manos, abandonar a Jerome solo no solucionará nada, fuimos cómplices, somos cómplices—afirmó Kasem—Mientras estemos en esta situación no podrás ir a por ella. Ya has visto en los medios, ni rastro de lo que había sido el bombazo—añadió sin poder esconder la pena en su voz.
—De verdad entiendo lo que decís pero no creo que sea para tanto. Sea lo que sea que me tenga preparado el destino voy a afrontarlo pero como has dicho abandonaros no es ni nunca será una opción.
Ellos asienten a pesar de no estar convencidos.
—¿Y abandonar a la mujer que dices amar sí?—preguntó la última persona que creería ver en un momento asi.
—Abuela—sonreí.
Ella me mira seria.
—¿Estás bien?
La pregunta sale poco después de acercarme a ella. Tiene el rostro pálido y ha pasado los últimos días evitándome.
Ella tose llevándose una mano al pecho poco después.
—¿Hay algo más que la alergia verdad?—pregunto con firmeza.
Ella esquiva mi mirada. Aileen tenía razón.
—No, no te preocupes. He venido aquí por otra razón…—afirmó ella.
Byron no duda en llevarse a Kasem y a Jerome lejos de la sala de espera en frente de la habitación donde se encontraba Keyla, conociéndolo los llevaría a tomar algo aun en medio de ese frío y apático hospital.
—Es hora de hablar de los Hoffman…—prosiguió.
—Aileen es hija de ellos—respondí.
Ella asiente.
No puedo evitar mostrar mi sorpresa.
—¿Lo sabías?—pregunto de mala manera sin entender.
—¿Cambia algo?—pregunta ella sin entender la situación—Al revés, parece una obra maestra del destino. Cuando yo fui joven, me enamoré del padre de Hoffman, mis padres nunca lo permitieron, nos queríamos tanto…—respondió ella con una tierna sonrisa como si por delante de sus ojos pasaran recuerdos de su pasado.
—Por la misma enemistad…¿Cierto?
—El origen de esa enemistad data fechas tan profundas como la existencia del hombre, en las cavernas ya nos odiábamos—sonrió ella con dulzura negando—El caso es que él me rompió el corazón, se casó con la mujer que sus padres quisieron, ellos obviamente obligaron a abandonar al padre de Aileen a su madre y a ella aunque le permitieron quedarse con Jax—añadió clavando sus ojos en mi.
La miro sin entender.
—¿Y por qué me has explicado lo de tu amor por el abuelo de Aileen?—pregunto.
—Porque la historia está condenada a repetirse—afirmó.
—¿A qué te refieres abuela?
—Que han presentado a Aileen como una Hoffman es decir pronto ya tendrá un prometido, un padre para su hijo, seguramente la envíen al extranjero—explicó ella sin poder esconder su preocupación.
—¿Y tú como te has enterado?
—Hay amores que nunca se olvidan.
No puedo evitar soltar una mueca de sorpresa.
—¿Aun os seguís queriendo?—pregunto con asombro.
Ella sonríe negando.
—Eso es lo que distingue el amor del deseo fugaz, cuando uno ama a alguien, por más tópico o cliché que pueda sonar esto, no importan los años, la distancia, que el mismo universo se encarga de colocaros en la misma calle, incluso esa que siempre dijisteis odiar precisamente por mantener vivo el recuerdo, la herida abierta de ese amor que nunca se olvida—sonrío.
—Abuela…—no dudé en abrazarla.
—Yo quise a tu abuelo, fue un hombre ejemplar, cuidó a tu padre como si fuera un hijo suyo…—soltó ella.
No dudo en apartarme, mis ojos se salen de órbita.
—¿Pá-Pápa y el señor Hoffman son herm-hermanos?—pregunto sin poder creérmelo.
—Sí, eso convierte a Aileen y a Jax en tus primos legitimos—asintió.
—Abuela…—negué de mala manera.
Ella suelta una carcajada.
—No podía irme a la tumba cargando en mis hombros este secreto—soltó encogiendose de hombros—Hemos venido a sufrir pero entre sufrimiento y sufrimiento, el delirio del placer puede hacerse eterno—afirmó ella orgullosa.
—No digas eso, aun tienes que conocer a tu bisnieto—afirmé.
Ella sonrío cabizbaja para poco después asentir.
—Claro…Aunque a veces siento ya conocerlo—pronunció satisfecha.
—¿Papá lo sabe?—pregunto yo sin entender.
—Sí, de hecho Alan al enterarse fue a verse con Caleb, solían quedar los cuatro con sus esposas—finalizó ella con seriedad.
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Editado: 07.04.2023