Me levanté alrededor de las diez de la mañana, así es, me estaba convirtiendo en Issa la floja. Audry y Mateo desayunaban en el comedor y Jhoan se había ido.
― ¿Irás hoy al hotel? ― Preguntó mi hermana.
― Sí, solo iré a ver como sigue Maggy.
― ¿Quieres que te acompañemos?
― No, no se preocupen. ¿A que hora se van a ir a la Ciudad? ― pregunté.
― Más tarde, no tenemos prisa.
― En caso de que no haya mejorado con el medicamento le hablas a Audry para ir a revisarla ― dijo Mateo.
― Está bien, gracias. ― Tomé un yogur del refrgerador ― Nos vemos más tarde ― y salí.
Una vez que llegué a la casa de la pequeña y su abuela pude ver a Maggy con mejor semblante que el día anterior, ya habían ido al laboratorio para hacerse el estudio y había almorzado un poco. Yo sentí alivio al verla más sonriente y sus ojitos menos cansados. No tengo experiencia con niños pero no me gusta verlos tristes. La mujer me invitó a almorzar pero no quería entretenerme demasiado así que solo acepté un café.
― Disculpe que lo mencione Victoria, normalmente no me gusta entrometerme en la vida de los demás pero me resulta un poco extraño que esta sea su casa debido a las circunstancias en que nos conocimos.
―Entiendo, muchos me dicen que no es apropiado que lleve a Maggy a vender porque podríamos causar otra impresión. Creo que eres buena persona Issa y a mi nieta le pareces muy agradable, así que no voy a mentirte. La verdad es que mi esposo era coronel en el ejército y yo fui maestra pero después de que fallecieron mi esposo y mi hija decidí comenzar a vender diferentes cosas para cubrir nuestros gastos básicos y así poder ahorrar las pensiones para sus estudios o para emergencias porque no se cuanto tiempo pueda estar junto a ella y no quiero que mi niña quede desamparada.
― ¿Y no tienen más familia? ¿O que hay del papá de Maggy?
― Si tenemos familia, pero nadie en quién pueda confiar lo suficiente para que la cuide y su papá es un bueno para nada y encima agresivo, en varias ocasiones ha intentado quitarme la custodia para quedarse con el dinero de la cuenta de Maggy. Por eso le pido a Dios que me permita ver crecer a mi niña hasta que ella pueda defenderse sola. ― La mujer se puso sentimental y yo me quedé seria porque parecía estar diciendo la verdad pero me resultaba muy injusto que la niña tuviera que vivir una situación así. Me causó impotencia pero sabía que no podía entrometerme más en sus asuntos.
― Lo siento mucho Victoria, de verdad. Si no le molesta me gustaría pasar a verlas en otra ocasión para ver como sigue Maggy.
― Cuando gustes eres bienvenida Issa.
― Muchas gracias. Una cosa más ― saqué una de mis tarjetas de presentación del bolso ― no se si sea apropiado pero si necesitaras ayuda no dudes en llamarme, ― le di la tarjeta ― o si te interesara un trabajo más estable puedes ir a esa dirección y buscaremos la forma de que Maggy no pierda sus clases y pueda estar contigo.
― Muchas gracias Issa, lo tendré en cuenta. Normalmente no suelen ofrecerles trabajo a las personas mayores como yo.
― Lo sé, pero este es un caso especial.
― ¿Y en qué consistiría el trabajo?
― Es en un hotel ― no quise mencionarle que el hotel es mío porque aun no la conozco mucho y soy muy desconfiada a la hora de dar información personal, aunque realmente agradezco que ella haya sentido suficiente confianza para contarme sobre su situación. ― Podría ser de mucama o ya veríamos que otro trabajo puede desempeñar.
― Te prometo que lo pensaré y te agradezco mucho de verdad que te tomes estas molestias por nosotras.
― No es molestia, es lo que mi familia me enseñó, aunque adimito que a veces se me olvida preocuparme por los demás, pero bueno, usted piénselo y nos veremos en otra occasión.
Me despedí de ella y de Maggy que jugaba en su habitación y me dirigí al hotel.
Hacía una revisión general de las cuentas cuando recibí una llamada de Leo para decirme que estaba en la Ciudad e invitarme a comer con él. Yo moría de hambre así que acepté pero sugerí que comiéramos en el restauante del Hotel porque así yo podía ordenar y cuando el llegara ya estarían listos los platillos, sé que no es muy romántico pero no podía soportar una hora más sin comer.
― ¿Qué tipo de fotógrafo eres? ― pregunté a Leo mientras comíamos.
― Soy fotógrafo publicitario.
― Que bien, no te molestes pero pensaba que los fotógrafos siempre estaban preparados con su cámara atada al cuello para tomar una buena fotografía.
― Creo que esos son los periodistas Issa ― reímos y me sentí un poco torpe por mi comentario anterior. ― Es broma, antes si la llevaba a todos lados pero creo que perdí el toque para capturar imágenes que transmitan emociones y me funcionan más las que hacen que tengas ganas de comprar.
― Así que eres un promotor del consumismo.
― Algo así, pero procuro participar en campañas de compañias que se dediquen a la venta de productos ecológicos, orgánicos y cosas así.
― Eso suena mejor. ¿Y ya sabes cuando regresarás a Estados Unidos? ― Tal vez no era el momento pero no pude evitar preguntarselo. Necesitaba saberlo porque de verdad estaba muy contenta de que el destino nos dejara vernos otra vez y de que pudiéramos arreglar nuestro pasado pero necesito saber si podíamos tener un futuro juntos.
― Me voy el jueves, por eso quería verte, me gustaría que hiciéramos algo juntos antes de irme si a ti te parece bien. ― Se sonrojó un poco y me miró esperando mi respuesta mientras yo disimulaba mi emoción para no parecer tan desesperada.
― Me encantaría ¿Que te gustaría hacer? ― Una camarera retiró nuestros platos de la mesa.
― ¿Podemos ir al cine? Sé que tal vez no parece una idea muy emocionante pero solo he ido a ver películas infantiles los últimos años y creo que esta es mi oportunidad de cambiar eso.
― Que pena, porque a mi me encantan las películas infantiles. ― Bromeé.