Y ahí estaba nuevamente al amanecer, en la azotea de mi casa contemplando el infinito, o al menos hasta donde alcanzaba mi vista, que por cierto no está nada mal, vivo cerca de la orilla de un río y en verdad se puede ver un paisaje hermoso.
Mi móvil llevaba más de 15 minutos sonando pero me rehusaba a contestar, sabía que era mi hermana pero estaba molesta con ella.
-Deja de llamarme, no quiero hablar contigo en este momento - colgué antes de que ella pudiera decir algo.
Audry es mi hermana mayor, tiene treinta años y la amo pero a veces me hace la vida imposible, y no por su carácter sino porque es muy bonita, tiene un cuerpo bien proporcionado, su cabello negro largo y lacio, su rostro perfecto y tiene unos hermosos ojos grises. La naturaleza se concentró tanto en ella que no dejo mucho para mí, sin mencionar que es inteligente y divertida.
Sé que no es su culpa, estoy acostumbrada a que Audry sea el centro de atención y eso está bien para mí porque me he vuelto un poco antisocial. Hacemos buen equipo, excepto cuando me enamoro de alguien porque la mayoría de los hombres sólo me han usado como un medio para acercarse a ella.
Por ejemplo, cuando yo tenía 16 años estaba secretamente enamorada del hermano de mi mejor amiga, él es de la edad de Audry pero también era mi amigo, me gustaba mucho, pero había pasado menos de un año de la muerte de papá y mis sentimientos estaban hechos un lío, así que no quise darle señales de lo que sentía porque no podría soportar ser rechazada y arriesgarme a que se acabara nuestra amistad.
Una noche fuimos a una fiesta y cuando busqué a mi hermana para irnos a casa la encontré besándose con él, no podía armar una escena porque ellos no tenían idea de lo que yo sentía así que me fui caminando sola a casa, al día siguiente intenté fingir que todo estaba bien pero aún recuerdo lo primero que me dijo Audry ese día.
-¿Dónde te metiste anoche Issa? No te imaginas lo que hice, estaba tan ebria.
-¿Qué hiciste? - fingí un tono despreocupado aunque por dentro quería golpearla.
- Besé a Leo - dijo con voz chillona - no es mi tipo pero ese chico está muy bueno.
-Te felicito - le dije sarcásticamente haciendo un gesto de fastidio con los ojos. Me fui molesta a la escuela y no le hablé en una semana.
Sé que ella no tenía la culpa así que le pedí disculpas y le conté la razón de mi enojo. Ella también se disculpó y me dijo que no pretendía nada con Leo, estaban a punto de entrar a la universidad y él se iría a estudiar a otra ciudad, además me dijo que ya tenía suficientes pretendientes como para preocuparse por el único que a mí me gustaba.
Pero ya no pude tratar a Leo como antes, aunque nunca volvió a buscar a Audry se me revolvían los sentimientos cada vez que lo veía al pensar que estaba enamorado de mi hermana y que yo no tenía ninguna oportunidad con él. Poco después él se fué y en doce años solo lo he visto dos veces sin dirigirnos la palabra por lo incómodo que resulta después de tanto tiempo.
Cuando mi hermana Audry terminó sus estudios se casó inmediatamente con un hombre diez años mayor que ella y aprovechando que ella era toda una señora, no disponible para romances, yo inicié una relación con un compañero de la universidad que parecía lindo pero resultó ser alguien explosivo y controlador, así que fue una alegría para mí cuando después de casi dos años de noviazgo se enamoró de alguien más y terminó conmigo.
La mala suerte en el amor me ha perseguido y más cuando mi hermana estuvo nuevamente disponible. Después de dos años de matrimonio Marco regresó con su primera esposa, dejándola con una impresionante cantidad de dinero tras el divorcio. Así que Audry era la atractiva divorciada rica del que cualquiera se enamoraría y yo, pues, yo era su desafortunada hermana.
La razón por la que desperté molesta en la azotea de mi casa es porque la noche anterior tuve una cita después de mucho tiempo, estaba cenando tranquilamente con un chico que parecía bastante agradable en el restaurante de mi familia cuando llegó Audry un poco ebria y se sentó junto a mí hablando de un montón de cosas que ni ella misma entendía, hasta que Jhoan, nuestro socio y chef se la llevó a la cocina.
-Lamento mucho lo que acaba de pasar, mi hermana no suele comportarse así – la verdad es que no era la primera vez que actuaba de esa manera, al principio pensé que era por lo del divorcio pero ya comenzaba a preocuparme.
-No te preocupes, fue agradable conocerla – se levantó y tomó su saco - ¿quieres que pague yo la cuenta?
-No, no es necesario, la casa invita – le dije desconcertada porque yo seguía sentada y aún no terminaba de cenar.
- De acuerdo, genial, yo me tengo que ir, me despides de tu hermana – se despidió de mi con un saludo de mano y se marchó.
Sentí que la sangre me hervía y me levanté molesta para ir a la cocina donde estaba mi hermana ebria sentada en un rincón con una botella de vino tinto en la mano.
-Llévala a su habitación – me dijo Jhoan mirándola con desagrado – no es higiénico que esté aquí en ese estado, podría vomitar en cualquier momento.
La ayudé a levantarse y la obligué a caminar a su habitación por la puerta trasera de la cocina. Audry aún vive en el hotel que nos heredaron nuestros abuelos paternos, ellos se encargaron de pagar nuestra educación después de que falleció papá, y cuando estaba a punto de graduarme, poco antes de que el abuelo falleciera nos dijo que el hotel sería nuestro. El lugar no estaba en las mejores condiciones pero nos sentíamos en deuda con ellos así que nos propusimos conservarlo.
Admito que me concentré demasiado en el trabajo, y cuando Audry se divorció me ayudó muchísimo, ella es Licenciada en turismo y yo Administradora en finanzas, así que hicimos buen equipo, además nos asociamos con Jhoan, un increíble chef que se encarga de que el restaurante funcione correctamente. En cinco años lo convertimos en un hotel de cuatro estrellas de los más concurridos de la Ciudad.