https://youtu.be/y1BkkQXn7FU
-¿Qué ocurre?-inquirió alarmada. Su compañero se limitó a pedirle que guardara silencio con un gesto, mientras apagaba el fuego. La lluvia seguía sin dejarle ver más lejos que un par de metros. Pero no necesitaba ver lo que se avecinaba para saber que era peligroso. Y quién lo había mandado.
-Maldita sea-musitó. Se volvió hacia Sansce, que confundida no sabía qué hacer. No comprendía cómo esa desconocida se había vuelto tan importante para él en tan sólo una semana, pero no había tiempo para razonarlo, si no para actuar-. Sansce, debes irte-indicó.
-¿Qué?
-Tenemos poco tiempo, ya viene en camino. A juzgar por lo que presiento este ser es muy peligroso....y te busca a ti.
-¿Cómo podría venir un ser a buscarme? ¿Cómo lo sabes tú?-preguntó frunciendo el ceño.
-No es importante ahora-gruñó el muchacho, mientras rebuscaba entre sus cosas.
-¡Quiero que me lo digas!-insistió ella, pero él no la miró siquiera-¡Maldita sea quiero saberlo! ¿Quién carajos eres tú? ¿Porqué sabes tanto y..?
Entonces él se levantó y clavó sus ojos dorados en los suyos, haciendo que el aliento se le atascara en la garganta.
-Sé quién eres. Sé que eres una de las guerreras de la profecía.
Esas palabras fueron suficientes para hacer que el alma de Sansce se le fuera a los pies. La confesión la impactó tanto que fue incapaz de moverse por unos segundos, segundos que le bastaron al sujeto para acercársele, y así pudo distinguir el brillo del filo de la daga. ¿Iba a morir?
Pero él no tenía intenciones de matarla, de hecho era todo lo contrario. Por eso se hizo un corte profundo en la mano, del cual emanó mucha sangre.
- También sé que eres única. Que no mereces morir-susurró acariciándole la mejilla con dulzura. La sangre le recorrió hasta la barbilla-. Y no dejaré que nadie te haga daño.
-¿Quién eres...qué eres?-inquirió la maga con voz temblorosa.
El muchacho le sonrió con dulzura.
-No será la última vez que nos veamos. Pero necesito algo tuyo. Necesito que me lo des.
Sansce dio un respingo.
- Así no importa dónde te encuentres, o el tiempo que nos separemos, siempre habrá una parte de mí en ti -dijo, antes de juntar sus labios con los de la maga. Sansce ahogó una exclamación de sorpresa, pero no se apartó. El beso fue ardiente, duradero, aunque no todo lo que él hubiera deseado. Debía darse prisa, sabía que aquella cosa se acercaba. La acarició con la mano el rostro, los hombros y los brazos para dejarle impregnado su olor. Con esto sería más difícil detectarla. Pero como había dicho antes, necesitaba algo de ella. La voz de Heinhää resonó en su cabeza "Dame su esencia, tráemela"
Con un rápido movimiento la apretó contra su cuerpo con fuerza y comenzó a succionar. Sansce sintió como si una parte de ella fuera saliendo de su boca hacia la del desconocido. Quiso apartarse, pero él la tenía tan sujeta que le fue imposible. Las fuerzas se le iban y las piernas pronto le fallaron, mientras que de entre sus labios salía un espeso humo blanco que se colaba por la lengua de su captor.
A cada segundo que pasaba, la respiración del muchacho aumentaba precipitadamente, hasta que por fin dejó de succionar y susurró:
-Corre.
Sin decir nada más se dio media vuelta y se perdió en la lluvia acompañado de un rugido feroz.