-Felicidades Abraham. Lo has logrado.-
Abrí los ojos, estaba en el espacio oscuro nuevamente, con el ángel enfrente de mí. Esta vez limpio, sin ninguna herida.
-¿E-eres tú o Krukut?.-
El ángel se echó una carcajada.
-Soy yo, el demonio Krukut no volverá a molestarte. Fue muy inteligente lo que hiciste, a pesar de que su enfermedad no afectara a los brujos, hiciste que se enfermara de todas maneras. Aunque fue riesgoso, ahora estás muerto.- Afirmó el ángel.
-Supongo.....¿Pero todo está bien ahora?.-
-Perfectamente. El reino de Nevada está a salvo, Angulema también.-
-Y....¿Qué sigue? ¿Estaré en este lugar por mi eternidad?.- Pregunté.
-Por supuesto que no, una vez que mueres, vas a un espacio mejor. Tú estás aquí porque tengo que proponerte algo.-
-¿Q-qué cosa?.- Dije nervioso. Ya no quería combatir otra epidemia. El ángel volvió a reír por mi claro cansancio.
-Tranquilo, no vas a combatir a nadie más. Pero mis.....'Superiores', por decirlo así, están demasiado agradecidos por lo que has hecho. Evitaste algo que nosotros no logramos.....Por eso, ellos quieren devolverte a la vida.-
-A-ah....Es...¡Genial! Claro, encantadísimo.- Afirmé.
-Eh, tranquilo Abraham, que hay otra opción.....Que es quedarte con nosotros, ser un ángel, trabajar de nuestro lado.-
-¿Trabajar....con ustedes?-
-Tu propósito de vida está completo, Abraham. A los 18 años volviste a la vida para solucionar esto, y lo has logrado.-
-Pero.....¿Y mis amigos? No serán muchos, pero...- Pregunté yo.
-Tranquilo, como ángel puedes protegerlos en cualquier momento. Tu misión ya está completa, tendrás que decidir tú.-
Suspiré......'¿Qué tendré que elegir?'
-Si soy ángel....¿Puedo verlos en cada momento?-
-Por supuesto. Y claramente los de Angulema te recordarán como un salvador....Como...¡Un ángel que usaba a las hierbas!.-
-Más que eso....diría que las hierbas me sanaron a mí....Jamás esperé tener valentía...Me sacrifiqué......¿Evolucioné? Siento que actué demasiado....Impulsivo, como nunca. Fue...extraño. Era valiente.-
-Por esa razón esta decisión está en tus manos, Abraham.-
Editado: 04.04.2020