Narrador Omnisciente.
Los recuerdos duelen y para ellos dos no eran diferente. El pasado para muchas personas no da la tregua y menos cuando la familia es la culpable.
Iveth Hill, fue la sensación en una gran época. Salió adelante por su hijo y al lado de su esposo, eran una familia con mucho amor, que luego fue creciendo poco a poco. Pero cuando la envidia nace desde casa, muchas cosas son imposibles de evitar.
Ella siempre la observaba de lejos, viendo como Inés y Damián le daban el amor, que ella quería tener. Quería todo lo de Iveth para ella y eso llevaba consigo todo lo que ella tenía. Una familia, el reconocimiento, los hijos y esposo. Desde un mueble en la pocilga que vivía, recordó su mayor odio hacia ella, también el odio que le tenía aún después de muerta. Por que su maldita familia nunca fue de ella, bueno no del todo.
Por otro lado estaba Austin, Pablo y Santiago llegando de un largo viaje, para ellos no fue fácil dejar a su padre. Nunca en tantos años viviendo con él, lo habían visto llorar. Pero era casi imposible que entendieran, porque si había un Collins que entendiera el sufrimiento de Alfredo Collins, era Mateo. Él que se negó a ir, se sentía tranquilo al estar lejos de eso que tanto lo marcó, eso por lo que tanto luchaba y solo con ella.
Aitana tenía un manojo de nervios, estaba feliz por ver luego de casi dos semanas sin ver a Austin y lo había extrañado mucho, dentro de ella empezaban a nacer sentimientos muy puros, pero a veces la culpa y lo que se les venía, podrían ponerlas en un estado débil. Austin por otro lado estaba nervioso, casi le falla a Aitana y aunque por poco lo hace, sabia que estaba mal, la quería a ella, solo a ella.
Sofía tomándose un tiempo para pasarla bien con, Grace. Tomándose tiempo para ella misma y sobre todo evitando a Patrick con sus muchas llamadas y a Mateo, que aunque estaba segura que no la estaba buscando, no quería sentir esa atracción por él, si para él, ella no era importante. De esa misma manera debía ser para ella. Pero ella estaba equivocada en muchos sentidos, creía saber descifrar a Mateo, cuando en realidad ni él mismo podía descifrarse. Habían cosas de las que ella se hacía la ciega y pronto todo tendría una razón de ser.
Pablo en sus adentros seguía diciendo a sí mismo, que lo que le dijo Aina esa noche era producto del alcohol en su sistema y hasta por eso dejo a Rundal en esa habitación sin dar explicaciones. Aina sentia nervios y sobre todo miedo, muy pocos sabían lo débil que era, la frustración que le daba el no poder decir que "No" . Otra cosa era que tenía miedo de Pablo, y eran sentimientos diferentes, Pablo generaba otro tipo de aura, una muy diferente a Gustavo. No sabía si eso era bueno o peor.
Santiago muy preocupado por su padre, por todos lo secretos que a su alrededor guardaba. Si había algo que le molestaba, eran que las personas no fueran sinceras. Por otra parte sentía que algo había cambiado entre él y Iveth, esa Jones sí que es extraña, para él.
Y Layla, pensando en todo lo que iba hacer, a quién iba a dañar. No sabía como iba a reaccionar su padre, como iba eso afectar la relación de sus hermanas con los vecinos, como iba a ver a Santiago luego de eso. Porque si algo tenía muy seguro, es que esa sonrisa sincera nunca más la iba a recibir y eso dolía, no todos los días te abres a alguien tan fácilmente, no todos los días tenía que reprimir lo que sientes. Y eso la jodia.
El perdón está en el diccionario y ellos ocho conocían su definición. Pero no es lo mismo aprender el significado, a aprender esa acción. Ninguno de ellos la conocía y hay iba a estar su mayor problema, el no poder perdonar.
***
—Estoy muerto — se sentía más que cansado, se dejo caer en el sofa de su casa.
—Santiago, por lo menos has el intento de saludar a tu madre — Elena se cruzo de brazos, haciendo que Santiago se levantara para abrazarla —Los extrañe mucho. ¿Tus hermanos?
—Austin fue a buscar a su novia, —ambos compartieron una mirada cargada de diversión — y Pablo tenía que hablar con Aina.
—El pobre de Mark debe estar lidiando con ese par tras esas gemelas.
Y no son los únicos, pensó en sus adentros.
—Si, pero no deberías culparlos, las gemelas son bonitas.
—Ven sentémonos — ambos se sentaron en los muebles, Elena ya con una semblante más serio — Hijo, quiero saber, ¿cómo estaba tu padre?
—El día que llegamos estaba llorando y antes una mujer habían salido de la casa, dijo que papá se estaba hundiendo y diciendo disparates. — eso alertó a Elena y temía por lo peor. — Se me hizo muy parecida esa mujer...
—A Sofía — concluyó ella y Santiago no lo había captado, pero pensandolo bien, si.
—Crees que ambas son algo, que Sofía sea su hija o algo — él empezó hacerse ideas en su cabeza.
—No lo se, pero eso explicaría un poco que tu hermano no se la pase.
—No entiendo nada — gruño.
—Pronto hijo —trato de darle ánimos.
Pero que esa mujer tenía que ver con todo, lo tenía y Elena estaba muy segura de eso.
—Nena — Austin con una sonrisa beso a Aitana.
El beso empezó siendo muy calmado, hasta que lo profundizaron. Austin besaba de manera suave, pero sabía mover los labios, Aitana por otro lado sabía utilizar la lengua, morder y eso a su novio lo mataba.
—Para, que mi amigo empieza a tomar fuerza y después tengo que irme a bañar con agua fría, ten consideración — ambos se rieron y se separaron gracia a que Mark carraspeo su garganta.
Para él ver a Aina y Aitana crecer, era difícil, eran sus últimas hijas.
En el patio, estaban Aina y Pablo sentados en el pasto, tenían nervios y por primera vez Pablo, no se sintió valiente, para hablar.
—Me gustas —puntualizó ella —. Pero también tengo miedo, los sentimientos no se van de la noche a la mañana y por él no se han ido, por más que he tratado, no se van. No quiero lastimarte y si eso no lo vas a entender, mejor nos alejamos.