Esa misma tarde, Nadine volvió a casa sonriente por su nuevo empleo, y recibió felicitaciones por sus hermanos al lograr un trabajo para la familia real, de una forma inesperada y relativamente rápida.
- Todavía estoy sorprendido de la rapidez en la que lo conseguiste pequeña, usualmente se requiere de un acrisolado curriculum, algunas recomendaciones y una gran experiencia… - Menciono Alexander durante la cena.
- La experiencia ya la tenía nuestra hermana, Alexander. Y no solo ello, te olvidas del detalle de que fue contratada personalmente por el príncipe, lo cual es todavía un poco más admirable. – Continuo Leila, mostrándose un tanto orgullosa ante el cometido.
- Es cierto hermana, y ahora que lo mencionas, en lo que llevo trabajando no había visto que algún otro empleado fuera contratado de forma personal… - Dijo Alexander, de forma reflexiva, y se quedó pensativo durante algunos segundos.
- Puede que, si existan algunos otros que también hayan sido contratados personalmente, tal vez no prestaste la suficiente atención, u ocurriera de forma privada. – Comento Nadine, tratando de convencerse.
Ambos asintieron y los tres continuaron cenando tranquilamente. Era la rutina de todos los días, cada quien tenía sus ocupaciones y sus propios asuntos, los tres se cuidaban y apoyaban entre si desde la muerte de su madre, hace ya 4 años.
Mientras tanto, durante la cena de la familia Carinesa, el ambiente calmado y tranquilo que colmaba el comedor fue roto por la intervención de la princesa real:
- David, ¿Por qué no le comentas a nuestros padres acerca de tu obra caritativa del día de hoy? – Pregunto Lucia, de forma irónica, al mismo tiempo que observaba a su hermano atemorizarse, y a sus padres confundidos.
- David, ¿a qué se refiere tu hermana? – Pregunto Cristina a su hijo.
- Oh, mm, he contratado a una chica para que labore en la cocina real – Respondió el príncipe, con cierta inquietud ante la posible reacción de sus padres.
- ¿Sin consultarnos previamente? – Menciono el rey, seriamente.
- Padre, confió en ella, y estoy completamente seguro en que realizara un trabajo excepcional. – Contesto David, muy seguro de sus palabras. Después de todo, sí que confiaba en Nadine, o más bien, quería conservarla a toda costa...
- Sabes perfectamente que un futuro trabajador real debe pasar por rigurosas pruebas, no es asi de sencillo incorporarse a esta impecable familia. – Dijo la reina, levemente molesta por el acto de su hijo.
- Es familiar directo de un egresado de gastronomía y cuenta con veteranía, madre, si les falle al no avisarles perdonen, puedo despedirla en este momento. – Pronuncio el príncipe, al notar que sus padres no estaban tan convencidos.
Los reyes se mantuvieron callados por un instante, hasta que el rey comento:
- Ciertamente querida, la joven no ha cometido ninguna falta y apenas fue contratada ayer, ¿Por qué habría que despedirla? – Pregunto a su esposa. Cristina permaneció pensativa unos segundos.
- Por favor dime que ninguna otra persona se ha dado cuenta que la contrataste tan rápidamente, no podemos arriesgarnos a que piensen que es tan fácilmente trabajar para nosotros. – Dijo la reina, denotando preocupación.
- En lo absoluto madre, nadie más se ha dado cuenta. Aparte, aclaro que el puesto de esta señorita es únicamente para ocasiones especiales, no es un empleo oficial. - Exclamo David, intentado disminuir la tensión del momento.
- Me agrada esa elección hijo… - Comento el rey, con serenidad.
- Bien. David, a pesar de que tu acción nos causó cierta molestia, he de decir que tu padre tiene toda la razón. Pero eso sí, ante la tercera falla de esta señorita, tendrá que desistir inmediatamente de su labor, ¿entendido? – Anuncio la reina, firmemente. David dio un suspiro de alivio.
- Entendido madre, gracias. – Contesto el príncipe, aliviado.
- Continuemos con la cena. – Dijo Cristina, y continuaron silenciosamente.
Lucia mostraba cierta sorpresa al presenciar lo ocurrido. Le asombraba la perseverancia de su hermano, al procurar el empleo de la dichosa joven, y más por la reacción de sus padres, quienes se mostraron flexibles ante el cometido del príncipe. También, no conocía del todo a la muchacha, solo la había visto de lejos, pero a quien si conocía era a Minerva, la debilidad de su hermano. Y no con ello, estaba completamente enterada de que el haría lo que fuera por ella. Y eso era lo que le asustaba.
1 de abril de 1985
Nadine se encontraba en clase de teoría literaria, cuando el tono de llamada de su teléfono interrumpió el ambiente estudiantil de su aula, anunciando al parecer, que el heredero al trono necesitaba de ella:
- Señorita Moreau, está estrictamente prohibido realizar llamadas en clase, y creo que usted está en el uso perfecto de sus facultades como para entender ello. – Exclamo el profesor Leonardo, claramente molesto.
- Profesor, necesito responder esta llamada, por favor. – Dijo Nadine, levantándose de su asiento y dirigiéndose al maestro. Los demás alumnos presenciaban asombrados, ya que se encontraban en una materia dirigida por un profesor estricto.
- Las reglas son muy claras, de ninguna manera. – Respondió el, negándose.
- Se trata de un asunto importante. No interrumpiría la clase a menos que fuera un asunto relevante, maestro. – Comento Nadine, apenada.
- ¿Quién te necesita con tanta urgencia como para perpetuar el orden de una clase universitaria? ¿La reina Cristina acaso? – Dijo el, con gran sarcasmo, para después reírse, y algunos estudiantes repitieron tal acto. Nadine permaneció callada por pocos segundos, pensando en si era correcto responderle a su superior.
- No es la reina Cristina, pero si es un familiar directo de ella. Quien aguarda en mi teléfono es el príncipe David. – Contesto Nadine, seriamente. La risa se borró del rostro de su profesor, y sus compañeros de clase procedieron a guardar silencio. Nadine no mantenía fama de bromista, por lo que estaba diciendo la vedad. Pero de ser asi, ¿Por qué uno de los hombres más importantes del país llamaría a una estudiante de literatura?