Querida Liebre de Marzo:
¿Cómo estás viejo amigo? Yo estoy preocupada por ti. Ya ha pasado un tiempo desde la última vez que escribí una carta a Wonderland, no recuerdo cuanto exactamente, la verdad es que olvido muchas cosas últimamente, pero de lo que no me olvido es de vosotros, de mis queridos amigos, de mi familia. La única que tengo... Bueno, hay algunos otros, pero nunca me vienen a ver, me tienen aquí sola, abandonada, como vosotros... No quiero que te moleste, seguro que tienes muchas cosas que hacer como para venir a verme, pero... Al menos podríais responder algunas de mis cartas, cualquiera de vosotros... Me conformo con saber que estáis bien...
Sé que dije que olvido últimamente algunas cosas... En realidad muchas, ya no recuerdo porque odio el color blanco, pero lo odio, pero hay algo que nunca olvido, vosotros y mis aventuras en Wonderland. Sé que alguien me está tratando de quitar los recuerdos que tengo de Wonderland, pero no lo va a conseguir, no lo van a conseguir. Sé que son ellos, aunque no es realmente su culpa, ellos sólo obedecen órdenes. Sólo son mandados por él...
¿Quién es él? Seguro que te lo estás preguntando... No sé, es decir, lo sabía ayer, pero ya no lo recuerdo. Sé que son esas pastillas que me dan... Sé que es esa droga, me quieren dejar como el de habitación del al lado, en camado y siendo un ser inerte.
¡No voy a terminar así!
Aunque he oído hablar a ese "doctor", según él, ese es mi destino... Eso me asusta... He pasado por mucho a lo largo de mi vida... Como salir adelante en un mundo machista, eso fue duro, pero lo conseguí.
Cuando salí del psiquiátrico, la tía Margerite (la cual tampoco me viene a ver hace demasiado tiempo) fue quien se convirtió en mi tutora legal, administró con cuidado mi herencia, aunque su marido... Él se encargaba de la empresa de chocolates de mis padres... Y sé que tomó mucho dinero de ahí, a demás ambos decían que sí no me casaba no vería un centavo de todos mis bienes, y yo no estaba por la labor de casarme, y ellos sabían que ningún hombre se interesaría en una loca.
Algo bueno para ellos sin duda alguna... De todos modos, los planes les salieron mal, luchando con un buen abogado conseguí recuperar lo que era mío por derecho y saqué a delante mi empresa, haciendola más próspera que nunca. Mi tío se tuvo que tragar sus sucias palabras machistas, él decía que por ser mujer sin un hombre a mi lado nunca llegaría más lejos que de mi cama a mi armario...
Sí, me dio mucho gusto cuando se tuvo que callar la boca... Y más cuando su propia empresa fue a la ruina y me tuvo que pedir un préstamo, el cual pagó con altos intereses.
Mi tía... Bueno, ella se alegró de que le cerrara la boca.
Toda la vida trabajé mi empresa, para que fuera la mejor, y aún lo sigue siendo, aunque yo me haya retirado, alguien adecuado la lleva, no recuerdo a quien se la dejé, pero hace un buen trabajo.
¿Sabes? Aquí dan té, pero no es el mismo que té que tú y El Sombrerero me servíais, extraño ese sabor dulce, no sé de que sería el té, siempre fue un secreto, al igual que la receta secreta de los pastelillos que nunca me dejabais probar...
¿Sería posible que cuando vinieras me trajeras un poco de ese té y esos pasteles? Eso me alegraría el día sin duda alguna.
¡Oh! Me acabo de acordar de cuando golpeaste al pobre Lirón en la cabeza con aquella jarra. Pobrecito, solo quería dormir, bueno, es lo único que hace, por eso no le enviaré una carta. Sé que se dormirá con solo leer el remitente en el sobre, aun así lo extraño y lo aprecio tanto como a cualquiera de vosotros. Por favor, recuérdale eso y dile que no me he olvidado de él.
¡Ay, mi linda Liebre!, no sabes cuanto te extraño, a ti y a tus locuras. A ti que eras el único que compartía mi disgusto por los acertijos, y a quien se le daba tan mal como a mí los poemas. Sí, eramos los peores de Wonderland en eso.
Por esa razón no te escribiré ningún poema... A demás que me cuesta mucho recordarlos... Podría decirte uno... Pero lo dejaría a la mitad. Lo lamento. No sabes cuanta rabia me da estar perdiendo mis recuerdos cada vez más...
Me siento impotente querida Liebre, siento rabia y desesperación. Tengo miedo de levantarme mañana y no saber quién soy, pero lo que más me asusta es no acordarme de vosotros. Siento como mi corazón se rompe en miles de pedazos con solo pensar en esa idea.