Las máscaras del invierno

Prólogo

Suena una canción de hip hop que es del artista que se encuentra en el plató. Mi mente divaga, pienso en todo menos en el momento que está por llegar. La canción me da ganas de moverme e inconscientemente marco el ritmo con el pie. Estoy un poco nerviosa. ¿Por qué evito pensar en el momento actual? Siento como si una gota de sudor corriera por mi sien, pero me toco y es imaginaria. Por fin, tomando aire, enfoco mi vista hacia delante y leo en el cartel iluminado del estudio el nombre del programa. El Late Show de Charlie. Nada menos que el programa de las noches líder en sintonía.

 

¿Qué hago aquí, a punto de ingresar al plató?

 

En el centro del plató están Charlie, el apuesto presentador cuarentón, y un joven de pelo y lentes azules.

 

Charlie, enérgico, se dirige al público:

 

—Esta ha sido la sin igual presentación de Blake Blue, ¡un aplauso, por favor!

 

El público obedece como un rebaño a la instrucción del presentador, incapaces de resistirse a su magnetismo que ha acentuado con los años de trayectoria. Charlie despide al joven artista, que adopta posición de pistolas con las manos, señalando al público con ellas como para matarlos con su estilo, y añade:

—Ahora ha llegado el momento de que pase nuestra siguiente invitada. Ella es una invitada muy especial. Es una chica del famoso Pueblo Gríseo y se presentará por primera vez en el programa, ella viene a hablarnos sobre su pueblo, ¡démosle la bienvenida a Romina Bellarose!

 

Ok, Romina, de vuelta a la realidad. Aquí estoy, aquí sigo. La música del artista se desvanece y empieza otra, una canción de pop. Me pregunto de qué hablará la letra, está en inglés. Sería cool que hablara de una chica tímida. Siempre he sido más bien tímida. Recuerdo que en fiestas me he sentido un poco más relajada, pero con personas desconocidas suelo cohibirme. Pero ya es hora. No puedo renunciar. Primera vez que pondré un pie en un estudio de televisión. Charlie me está llamando.

 

Las luces del estudio me llegan a la cara. Avanzo haciendo la señal de la paz al público y sonriendo algo incómoda. Hay muchas personas. Todos me miran. Veo adultos, adolescentes, estos últimos me miran con expresiones divertidas, otras cándidas. Charlie está parado junto a dos sillones negros, y con el brazo estirado me señala aquel donde me debo sentar. Al sentarme quedo frente a él, que me sonríe con dientes perfectamente blancos.

 

—Bienvenida al programa, Romina —me dice Charlie amablemente, y se inclina para darme un beso en la mejilla—. Qué guapa te ves, me gusta tu vestido —añade, sentándose.

 

—Gracias —respondo ante el cumplido. Llevo un vestido para la ocasión negro con lentejuelas. Mi cabello rojo intenso cae un poco más debajo de mis hombros. Supongo que el contraste entre estos dos colores llama la atención. Me veo bien, estoy segura, todos me están mirando.

 

—¿Cómo te sientes, Romina?

 

—Bien, un poco nerviosa —respondo, apartándome el cabello de la oreja. Mis pulseras rojas y rozadas lo rozan.

 

—Cuéntanos un poco de ti, ¿a qué te dedicas y cuál es tu edad?

 

—Aaah… —miro al techo, escogiendo las palabras—. Bueno, tengo 18 años y voy al instituto; mi apellido, Bellarose, es francés y viene de mi abuela, ella y mi abuelo escaparon de la guerra y se fueron a vivir a Pueblo Gríseo, muchos años atrás. Soy bastante introvertida en ocasiones, pero a veces saco mi carácter. Tengo pocos amigos, pero reales, y… —pienso si debería decir lo siguiente— me encanta leer novelas adolescentes.

 

—Bien. —Charlie se inclina hacia mí y sus ojos azules reflejan una especie de astucia—. Y Romina, sabemos que vienes de Pueblo Gríseo. Este pueblo tiene una característica especial, ¿verdad? —mira al público guiñándoles el ojo.

 

Claro, a esto vengo al programa. A hablar de Pueblo Gríseo, pienso, el pueblo de donde vengo. Es un hecho que no me han invitado al Late Show de Charlie para aburrirlos comentándoles cosas sobre mí. En cambio, vivir en Pueblo Gríseo parece ser el único dato de mi persona que les interesa a la gente de otros lugares. Y Charlie quiere que le hable sobre la característica particular de la localidad. Lo haré.

 

—Sí, allí siempre es invierno… —digo, con una especie de solemnidad. Escucho los cuchicheos de asombro del público, y el presentador me mira como si lo que acabo de decir fuera la declaración del siglo.

 

—¿Cómo puede ser siempre invierno en un pueblo? ¿A qué se debe aquel fenómeno climatológico? —pregunta Charlie con genuino interés. Pero no alcanzo a explicarle, pues, de pronto, todo se va oscureciendo hasta quedar como una pantalla apagada.



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En el texto hay: misterio, romance, chick lit

Editado: 19.05.2022

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