Las olas claman justicia

Capítulo 5

Todos venimos a ésta escuela llamada vida con algo que aprender y algo que enseñar, todos somos maestros de algunos y alumnos de otros, o las dos al mismo tiempo. Algunos somos conscientes de ello y otros no. Y todo lo que nos pasa pasa por alguna razón, porque así tiene que ser. También aprendemos de las situaciones, sobre todo de los problemas. Cuantas más piedras, más entendimiento.

-Félix, ¿cómo amaneciste hoy?- le preguntó Ashley, acercándole una taza de café al sofá de la sala.

-Muy bien, gracias.

-Y... ¿cómo te trae todo ésto del accidente? ¿Cómo te sientes?

-Me siento de maravilla.- parecían palabras irónicas, pero no lo dijo en ese tono, sino más bien sonó sensato.

-¿Sí? ¿Sabes que a ti te encantaba escalar verdad?

-Aún me encanta. Tranquila, sí lo recuerdo... lo tengo anotado, y además solo de pensarlo siento un impulso de pasión. Seguramente era mi pasión...

-Sí, solías decir que allí arriba te apartabas de todo y estabas como en tu propio mundo, conectando contigo mismo.

-Sí... pero no debes tenerme lástima. Yo estoy perfectamente bien. Mi momento en las cumbres habrá sido fascinante mientras duró, pero terminó. Sólo me queda estar agradecido de que haya podido hacer lo que me apasiona por un tiempo largo en mi vida, sólo que eso ya terminó, ahora me toca aprender de otras cosas, de otras realidades... como ésta supongo- explicó tranquilamente, señalando la silla de ruedas con el pulgar.   -Como dijiste, ya no puedo apartarme más de todo, no puedo escapar más, la vida me obliga a quedarme y hacerle frente a las cosas. Supongo que como no podía mover las montañas me impidió subirlas. - añadió, con expresión sabia y una sonrisa.

-Admiro mucho como piensas y creo que ésto cambiará tu vida para bien a pesar de éstas cosas... y tal vez cuando te nutras de ésta realidad y enfrentes lo que tienes que enfrentar, puedas volver a las alturas... como premio ¿No?- trató de animarlo Ashley.

-Puede ser, pero no pensaré en eso porque sino se me hará eterna la espera. Prefiero no ilusionarme y basarme en la realidad. Mi tiempo en las alturas terminó, pero estoy muy agradecido de haberlo podido disfrutar.

-¿Puedo hacerte una pregunta?

-Suéltala. - dijo curioso mientras tomaba una media luna de la fuente.

-¿Recuerdas por qué dijiste aquella frase ayer? "Pasarás con Chad la siguiente Navidad"

-¿Dije eso?- preguntó confundido. Ashley hizo un gesto de entendimiento. Estaba amnésico, ¿cómo iba a recordarlo?

-Perdóname, pero no recuerdo... - dijo entristecido.

-Tranquilo, está todo bien.- lo animó, acariciándole el hombro. - Sólo me llamó la atención, porque yo conocí hace poco a alguien llamado Chad. Pero tal vez te confundiste y solo fue casualidad. - explicó .

Félix sacó su libreta y anotó el nombre "Chad".

Al bajar el sol, Ashley y Luck se encontraron en la playa. Ella llevó solo la carta del cuaderno de Chad, le dio pena por él mostrarle todo el cuaderno con los poemas y demás cosas personales, suficiente era que ella los haya visto sin permiso.

-Lee ésta carta.

-¡Míralo al policía corrupto!- exclamó mientras la leía. -Pues yo averigüé otro par de cosas... lo seguí todo un día. A eso de las seis de la mañana salió de su casa en la calle Washington, en frente a la estación de servicio.

-¿Osea que a la que fuimos juntos no era su casa?- lo interrumpió.

-No lo creo. Salió de allí y fue a su trabajo a la oficina local del FBI a la que tu me contaste que fuiste a verlo. Allí dentro no estuve demasiado tiempo pero entré un rato a lo largo de separados días y me senté en la sala de espera observando disimuladamente como se movía y cómo se comportaba. Al parecer su hombre de confianza allí es Sullivan, un viejo policía que lleva años de trabajo. Él parece tratarlo como a un hijo, lo defiende de todas las bromas y comentarios que le hacen a Chad, y en los ratos libres siempre va a tomar café a su despacho con un par de revistas del foro de escritores.

Y de pronto Ashley recordó lo talentoso que parecía ser escribiendo poemas, tal vez lo hacía en alguna revista pero era poco reconocido.

-Al salir pasó por un supermercado con el mismo bolso negro que vimos que sacó del baúl del auto ayer. Compró comida pre-cocinada, unas gaseosas, unas cervezas y productos de aseo personal. Al salir guardó todo en el bolso y se dirigió a aquella casa a la que le donaste tu bicicleta. - añadió con una sonrisa seca.

-Continúa.- ordenó Ashley, atenta, ignorando el último comentario.

-Bien. Seguramente se cambió de ropa dentro del coche porque vestía el uniforme policial pero al llegar a esa casa salió vistiendo de negro. Hizo dos golpes cortos a la puerta con el nudillo del índice, y un último golpe pesado con la palma de la mano abierta. Esa es la señal de identidad para quien sea que esté adentro escondido. No pude identificarlo porque estaba completamente oscuro. También noté algo diferente.Para tu suerte, ahora hay cámaras de seguridad en el frente. Fueron colocadas en la madrugada pasada. Se dio cuenta de que alguien le está pisando los talones.



#3876 en Detective
#1175 en Novela policíaca
#12627 en Thriller
#5158 en Suspenso

En el texto hay: homicidios, amor, justicia por cuenta propia

Editado: 21.02.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.