-Buenos días.-saludó con firmeza el comisario Brown encargado de la investigación.
Era un tipo moreno, flaco y alto, de ojos rotundamente negros que miraban con ímpetu. Pero era muy correcto y respetuoso. Lo más importante para él era el deber y la eficiencia de quienes trabajaban a su cargo. Su exigencia y su vigor asustaban un poco, pero hacían que le tuvieran respeto. Ese era su cometido, después si temían ya no era asunto suyo.
-¡Buenos días!- respondieron desfasados, prestándole atención.
-Como ya hemos hablado antes de nuestro arribo a Italia, reabriremos el caso de Isabella Rossi, ocurrido el primero de febrero del 2006.
-Hoy hace exactamente trece años...-comentó Sullivan.
-Así es. Todos sabemos que ya hace mucho tiempo y que será complicado. Pero quiero que recuerden que nosotros no vinimos a dar vuelta el caso ni mucho menos. No vinimos a cambiar nada, eso ya está cerrado. Lo único que vamos a hacer aquí es investigar con la gente, hablar con sus familias, recopilar nuevos testimonios, y para eso es que necesitábamos conseguir libre acceso a los registros del caso.
-De eso nos encargamos hoy. La policía nacional resultó ser un poco arrogante pero lo hemos conseguido.-comentó Chad. -Les repartiré unas copias de la información.- agregó, dirigiéndose a cada uno con una carpeta en manos.
-Otra cosa de las que les quería hablar. -llamó la atención el comisario. -El caso de Hanna Col fue muy reciente, la sirena nos está rondando una vez más, y podría seguir asesinando gente. Así que considero que hay que hacer ésto lo más rápido posible. De todas formas sería bueno que nos dividamos en dos grupos, y mientras unos investigan aquí el caso Isabella, otros podrían ir yendo a España por el caso Camille. Así haremos más rápido el asunto, no podemos arriesgarnos demasiado a que alguien más muera.
-¿No sería mejor que juntos nos concentremos en un caso, y luego en otro? Le dimos mucho prestigio a ésta investigación como para hacerlo rápido y pasar a otra víctima. -opinó el oficial Johnson, insatisfecho.
El comisario lo miró fijamente hasta hacerlo correr la mirada.
-Mucho más prestigio perderemos, si es que nos queda, si más surfistas mueren de la mano de la imparable Sirena. Ustedes están capacitados, no necesitan ser manada en todos lados. A demás somos varios. Separaremos dos grupos de seis.- dijo.
Ashley le lanzó una mirada a Chad pidiéndole que no la dejara sola, y él asintió con los ojos, tratando de calmarla.
Sullivan, McCarthy y Everlin, Evans, O'Neill y Roy se quedan, el resto parte mañana en la mañana. Es una orden.- dijo el comisario, serio y en un tono algo agresivo.
El comisario Brown se fue y todos quedaron murmurando insatisfechos, pero había que acatar ordenes.
Ashley apartó a Chad un momento mientras todos discutían.
-Hoy fui a la playa mientras ustedes estaban en la reunión con la policía italiana.
-Ajá, ¿y?
-Vi a la familia de Isabella Rossi en la orilla, dejando ir una foto de ella con flores y cartas a su alrededor.
-¿En serio?- parecía sorprendido. -Debías haberles hablado.
-Sí lo pensé pero me pareció un momento delicado y no quise interrumpirlos.
Chad mostró una sonrisa empática.
-Está bien, de todas formas sabemos donde viven está en la carpeta, iremos a buscar testimonios nuevos hoy.
-¿Iremos juntos?- preguntó, con una mirada tímida.
Chad sonrió y tomó sus manos afectuosamente. -Claro, eres mi detective personal, no puedo ir a ningún sitio sin ti.- y bastaba solo eso para que Ashley se derritiera por dentro.
Chad era un seductor de primera línea, y un experto en mentiras y engaños. ¿Cómo iba a saber si sentía algo por ella o sólo estaba jugando, o usándola? Eso la agobiaba un poco, pero bueno, no era lo más importante en ese momento.
Al caer la tarde, Chad, Sullivan y Ashley fueron a visitar a la familia Rossi, mientras que los otros tres visitaban a dos amigos de la infancia de Isabella.
-Bien, es aquí. -dieron tres golpes en la puerta, y luego de unos minutos se abrió.
-Buenas tardes, ¿en que puedo ayudarlos?- una señora baja de pelo corto grisáceo y ojos castaños. La misma señora que Ashley había visto en la playa.
-Buenas tardes, agente Sullivan, detective McCarthey, y Everlin su agente a cargo. Somos del FBI, vinimos junto a la investigación para la captura de la homicida llamada Sirena negra. -explicó, mostrando su placa policial. -¿Cree que podríamos hacerle unas preguntas?
La señora miró al suelo con desanimo y nos dejó entrar.
La casa era muy grande y rústica, muebles de madera y decorados con flores secas en tonos de marrones y rojizos.
-Tomen asiento... -Nos sentamos en un sillón de tres cuerpos que había en la sala. La señora muy amable nos ofreció café y galletas que había recién horneado.
-Bien, usted es la madre de Isabella Rossi ¿cierto?-preguntó Chad, lápiz en mano.
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Editado: 21.02.2019