Las olas claman justicia

Capítulo 16

-Muy bien, ¿podemos empezar?-preguntó Ashley con libreta en mano.

Chad y Roy se miraron intranquilos, y devolvieron la atención a Ashley.

-¿A qué se dedica Señora Materazzi?¿Podría contarnos sobre usted?- le preguntó con actitud.

-Bueno, soy pastelera desde hace muchos años, he trabajado en la pastelería "Vía Pace" y hace unos cuatro años que estoy trabajando aquí en casa, la gente levanta mis pedidos. -dijo.  Ashley la observaba atentamente mientras hablaba, hasta que el collar que llevaba puesto captó su atención. En vez de un dije tenía una pequeña llave dorada... 

-¡Oh rico oficio!- dijo divertida. -Bien, ¿puedo preguntarle de donde es esa pequeña llave en su cuello?- añadió risueña.

Chad se sacudía el pelo nervioso, ¿por qué le hacía esas preguntas absurdas? .

Regina quedó en silencio por un momento, como pensando su respuesta y pudo notarse la intranquilidad en su mirada.

-Es de una de las vitrinas de pasteles artesanales.-dijo al fin, con una sonrisa trancada.

-¿En serio? ¡Por favor muéstreme! Mi tía Lía es amante de la pastelería y me ha pasado el gusto.-dijo sonriente y fingiendo entusiasmo. 

Regina se quedó sin palabras, dudó pero al final accedió. No tenía muchas opciones.

-¡Claro!- exclamó nerviosa. -¡Acompáñame! 

En el camino hacia la cocina Ashley le envió un mensaje de texto a Chad. "Consigue una llave maestra para la caja que simula un libro "Lo oculto del océano " en la biblioteca del dormitorio de Regina. Pasillo a la derecha segunda puerta. Tal vez sea la que tiene en su cuello, voy a averiguarlo."

Chad la miró extrañado pero por alguna razón aún más extraña acató ordenes de su detective a cargo.

-¡Yo los espero aquí! -y dió la vuelta hacia la sala.

La cocina estaba decorada y amueblada en colores rosa pastel y blanco. Era grande y sofisticada. A un costado estaba la vitrina.

-¡Que belleza! ¡Y que bien se ven esos pasteles! ¿Cree que pueda probar uno?¿Los de mi tía son los mejores, dudo que haya otros iguales.-dijo Ashley tratando de convencerla.

La señora miraba hacia todos lados intranquila, no sabía que hacer o que inventar para salir del paso... era evidente que esa llave no era de la vitrina.

-¡Vamos!- la miraba expectante junto a Roy, esperando a que la abriera.

Aclaró su garganta, se peinó el cabello corto con las manos, e hizo el intento de abrirla.

-Parece que no abre.-comentó Ashley intimidándola. 

-¡Oh! Parece que ésta llave no es de aquí.- fingió.

-Déjeme intentarlo.- le quitó la llave de un impulso. -Oh no, tiene razón, parece que no abre.

-Otro día los pruebas porque no sé donde habré guardado las llaves... estoy muy distraída éstos días.

-No se preocupe, aunque me he quedado con las ganas de probar esas delicias. Un último pedido, ¿podré pasar un momento al baño?

-Claro, la primer puerta por el pasillo a la derecha desde la sala. 

Ashley sonrió delicada y se dirigió rápidamente al dormitorio de Regina, ahí estaba Chad buscando el libro. 

-¡Te he dicho en la biblioteca Chad! Y creo que ya no necesitaremos la llave maestra...-  dijo con una sonrisa maliciosa exhibiendo la llave delante de sus ojos.

La perceptiva Ashley tenía razón. Giró la llave y el libro se abrió.

-¿Estás viendo lo mismo que yo?- peguntó atónita y con dificultad en el habla.

-Guarda eso y vayámonos.-Chad se apresuró a esconderlo en su saco y rápidamente bajo junto a  Ashley hacia la sala.

-¡Roy nos vamos, gracias por su tiempo Señora Materazzi!- La saludó mientras caminaba hacia la puerta para marcharse lo antes posible, con Ashley tomada del brazo y la otra mano asegurando su saco.

Sin decir una palabra subieron al auto y Chad arrancó enseguida hacia el hotel. 

-Venimos en un momento.- llevó a Ashley consigo hasta la habitación y cerró la puerta detrás de ellos. 

Chad apoyó la caja sobre la cama y la abrió. 

Dentro había un papel dorado con el sello de la firma de la Sirena negra en tinta roja y una lista de nombres escrita: Rober Willson, Jeremy Gil, Sophia Maffei, Owen Marquez, Kayla Collinge, Isabella Rossi, Camille Lombrad, Camilo Díaz y Hanna Col. Las nueve víctimas de la Sirena.

-¿Crees que Regina es la Sirena negra?-preguntó aterrorizada.

-No lo sé... no lo creo, pero si creo que la está encubriendo. Sabe donde está, debe conocer su escondite. 

-¿Como alguien podría ser cómplice del asesino de su hija?- se preguntó Ashley horrorizada.

-Alguien con la misma crueldad que la Sirena lo haría. -dijo indiferente. -Ashley, ten cuidado... ésta mujer es peligrosa si está involucrada con la Sirena negra. 

-Tranquilo, no temas.- dijo sarcástica, mirándolo fijamente. 

Chad volteó los ojos. 

-No me hagas pelear contigo.- advirtió.



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En el texto hay: homicidios, amor, justicia por cuenta propia

Editado: 21.02.2019

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