-Muy bien, ¿podemos empezar?-preguntó Ashley con libreta en mano.
Chad y Roy se miraron intranquilos, y devolvieron la atención a Ashley.
-¿A qué se dedica Señora Materazzi?¿Podría contarnos sobre usted?- le preguntó con actitud.
-Bueno, soy pastelera desde hace muchos años, he trabajado en la pastelería "Vía Pace" y hace unos cuatro años que estoy trabajando aquí en casa, la gente levanta mis pedidos. -dijo. Ashley la observaba atentamente mientras hablaba, hasta que el collar que llevaba puesto captó su atención. En vez de un dije tenía una pequeña llave dorada...
-¡Oh rico oficio!- dijo divertida. -Bien, ¿puedo preguntarle de donde es esa pequeña llave en su cuello?- añadió risueña.
Chad se sacudía el pelo nervioso, ¿por qué le hacía esas preguntas absurdas? .
Regina quedó en silencio por un momento, como pensando su respuesta y pudo notarse la intranquilidad en su mirada.
-Es de una de las vitrinas de pasteles artesanales.-dijo al fin, con una sonrisa trancada.
-¿En serio? ¡Por favor muéstreme! Mi tía Lía es amante de la pastelería y me ha pasado el gusto.-dijo sonriente y fingiendo entusiasmo.
Regina se quedó sin palabras, dudó pero al final accedió. No tenía muchas opciones.
-¡Claro!- exclamó nerviosa. -¡Acompáñame!
En el camino hacia la cocina Ashley le envió un mensaje de texto a Chad. "Consigue una llave maestra para la caja que simula un libro "Lo oculto del océano " en la biblioteca del dormitorio de Regina. Pasillo a la derecha segunda puerta. Tal vez sea la que tiene en su cuello, voy a averiguarlo."
Chad la miró extrañado pero por alguna razón aún más extraña acató ordenes de su detective a cargo.
-¡Yo los espero aquí! -y dió la vuelta hacia la sala.
La cocina estaba decorada y amueblada en colores rosa pastel y blanco. Era grande y sofisticada. A un costado estaba la vitrina.
-¡Que belleza! ¡Y que bien se ven esos pasteles! ¿Cree que pueda probar uno?¿Los de mi tía son los mejores, dudo que haya otros iguales.-dijo Ashley tratando de convencerla.
La señora miraba hacia todos lados intranquila, no sabía que hacer o que inventar para salir del paso... era evidente que esa llave no era de la vitrina.
-¡Vamos!- la miraba expectante junto a Roy, esperando a que la abriera.
Aclaró su garganta, se peinó el cabello corto con las manos, e hizo el intento de abrirla.
-Parece que no abre.-comentó Ashley intimidándola.
-¡Oh! Parece que ésta llave no es de aquí.- fingió.
-Déjeme intentarlo.- le quitó la llave de un impulso. -Oh no, tiene razón, parece que no abre.
-Otro día los pruebas porque no sé donde habré guardado las llaves... estoy muy distraída éstos días.
-No se preocupe, aunque me he quedado con las ganas de probar esas delicias. Un último pedido, ¿podré pasar un momento al baño?
-Claro, la primer puerta por el pasillo a la derecha desde la sala.
Ashley sonrió delicada y se dirigió rápidamente al dormitorio de Regina, ahí estaba Chad buscando el libro.
-¡Te he dicho en la biblioteca Chad! Y creo que ya no necesitaremos la llave maestra...- dijo con una sonrisa maliciosa exhibiendo la llave delante de sus ojos.
La perceptiva Ashley tenía razón. Giró la llave y el libro se abrió.
-¿Estás viendo lo mismo que yo?- peguntó atónita y con dificultad en el habla.
-Guarda eso y vayámonos.-Chad se apresuró a esconderlo en su saco y rápidamente bajo junto a Ashley hacia la sala.
-¡Roy nos vamos, gracias por su tiempo Señora Materazzi!- La saludó mientras caminaba hacia la puerta para marcharse lo antes posible, con Ashley tomada del brazo y la otra mano asegurando su saco.
Sin decir una palabra subieron al auto y Chad arrancó enseguida hacia el hotel.
-Venimos en un momento.- llevó a Ashley consigo hasta la habitación y cerró la puerta detrás de ellos.
Chad apoyó la caja sobre la cama y la abrió.
Dentro había un papel dorado con el sello de la firma de la Sirena negra en tinta roja y una lista de nombres escrita: Rober Willson, Jeremy Gil, Sophia Maffei, Owen Marquez, Kayla Collinge, Isabella Rossi, Camille Lombrad, Camilo Díaz y Hanna Col. Las nueve víctimas de la Sirena.
-¿Crees que Regina es la Sirena negra?-preguntó aterrorizada.
-No lo sé... no lo creo, pero si creo que la está encubriendo. Sabe donde está, debe conocer su escondite.
-¿Como alguien podría ser cómplice del asesino de su hija?- se preguntó Ashley horrorizada.
-Alguien con la misma crueldad que la Sirena lo haría. -dijo indiferente. -Ashley, ten cuidado... ésta mujer es peligrosa si está involucrada con la Sirena negra.
-Tranquilo, no temas.- dijo sarcástica, mirándolo fijamente.
Chad volteó los ojos.
-No me hagas pelear contigo.- advirtió.
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Editado: 21.02.2019