Las olas claman justicia

Capítulo 19

-Arréstenlo y traten de convencerlo para que declare oficialmente. De todas formas ha ocultado información sobre un asesino prófugo de la justicia y ha tenido intenciones homicidas. Es suficiente delito... no tendrán problema. 

-Entiendo Comisario, pero recuerde que están sus hijas pequeñas también.

-No tenemos tiempo para sentimentalismo subcomisario McCarthy. Comuníquense con un familiar para que las recoja o llamen a un asistente social. Sean rápidos. -y cortó la llamada.

Sullivan y Ashley lo miraban expectantes. 

-Iremos a arrestar a Patrick, Ashley se quedará con las niñas mientras tanto.-dijo, y salió corriendo a su encuentro.

Ashley llevó a las dos pequeñas a una plaza, para protegerlas, poco antes de que Chad y Sullivan llegaran a arrestar a su padre. 

Una de ellas tenía tres años y la otra cinco. Eran las dos rubias de pelo lacio, flaquitas y bajitas, con un par de ojitos tiernos. Al parecer estaban muy tímidas y algo asustadas.

Caminaron las tres juntas de la mano hasta un banco vacío donde sentarse.

-Y ustedes van a la escuela ¿cierto?-intentó darles charla.

Las dos asintieron con la cabeza.

-¿Tienen amigos allí? -Volvieron a asentir. 

Luego de un silencio, se escuchó una vocesita.

-¿Eres policía?-preguntó la más grande, aún de la mano de su hermana. 

-Sí, y también soy artista.-respondió Ashley. -¿A ustedes que les gustaría ser cuando sean grandes?

-¡Una sirena!-dijo la más chiquita con una alegre sonrisa. Una sirena... 

-¿No te gustan más los peces? 

-Me gustan las sirenas, son más lindas y pueden estar adentro y afuera del agua.-repitió la pequeña. 

-Yo quiero ser surfista como mi mamá.-dijo la más grande. Ashley se estremeció.

Iba a responderles cuando alterado y furioso se acercó Patrick, el padre. 

-¡Hijas vayámonos!- elevó la voz tomándolas bruscamente a ambas de las manos. 

-¡Espere! Usted no debería estar aquí.

El hombre se detuvo y giró hacia ella...

-Tú eres Ashley Rogers Collinge ¿verdad?-la miró detenidamente con una sonrisa malévola.

Ashley quedó helada, perpleja, ¿cómo podía saberlo?

-Soy Brenda Everlin, agente del FBI, creo que se está confundiendo de persona.- se acomodó el flequillo del pelo hacia atrás de la oreja. 

Patrick se echó a reir.

-¿Podría mostrarme su placa?- preguntó en tono burlón. Ashley miró al suelo perdiendo la calma.   -Eso creí.-añadió.

-¿Por qué cree que soy Ashley Rogers Collinge?

-Porque eres hija de la Sirena... -dijo indiferente y entre risas, sin darle importancia al asunto. Tomó a sus hijas y se marchó.

Ashley había quedado en completo estado de shock. ¿Que? Su madre no era una asesina, no podía ser la Sirena porque fue su víctima. Era ridículo... pero sabía que era Ashley, de alguna extraña manera había conocido su identidad, y eso la dejaba aún más intranquila. No podía ser cierto, aunque de todas formas él tenía una fuente de información que ella desconocía, y que era evidentemente verdadera.

En fin. Llamó rápidamente a Chad por teléfono, quien debería estar arrestando a Patrick, pero claramente no lo estaba. Tal vez había escapado y lo estaban buscando.

-¡Chad! Acaba de aparecer Patrick aquí en la plaza, se llevó a las niñas.

-¡¿Qué?! No puede ser. 

-¿No deberían haber ido a por él? ¿Que ocurrió? ¡¿Mira si le hace algo a las pequeñas?!-comenzó a elevar la voz, estaba nerviosa por todo lo que había ocurrido.

-Cálmate... lo habíamos llevado a la policía a declarar pero se escapó y lo perdimos de vista. ¿Para donde se fue exactamente?

-No lo sé, se dirigió en dirección al Museo de Piedras. 

-Voy para allá.

Lo buscaron por todas partes pero no aparecía. Avisaron a la policía australiana para que comenzara a buscarlo, pero parecía que se lo había tragado la tierra. 

Por la tarde llegó el Comisario Brown junto al grupo de agentes que estaban investigando en Cartagena y convocó una reunión.

-¿Que es lo que descubrieron exactamente en Colombia?-preguntó Sullivan

-Camilo Díaz era director de una escuela de surf en Cartagena, la cual ahora es dirigida por un buen amigo suyo, Thomas. Visitamos la escuela y resulta que Thomas es esposo de la nombrada surfista Livvy Sean, quien de vez en cuando le echa una mano con los quehaceres. -comenzó a explicar... y la cara de Ashley se iba transformando de a poco. Recordó aquella extraña conversación con Livvy en el festival de la playa. 

-Lo extraño...-continuó. -Es que Livvy Sean está declarada desaparecida en México, su país residencial, y en Cartagena, donde trabajaba y veía a Thomas.

-Podría ser perfectamente la próxima víctima de la Sirena negra. -lo interrumpió Chad alarmado, tratando de armar el puzzle que tenía en la cabeza.



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En el texto hay: homicidios, amor, justicia por cuenta propia

Editado: 21.02.2019

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