La primera vez que Pinets me contó sobre sus extrañas pesadillas no presté mucha atención, Pinets era mi amigo, pero era un tipo lúgubre que siempre estaba acongojado por algo así que pensé que era normal, tal vez efecto secundario de sus trastornos de sueño ya que sufría mucho de ansiedad por las noches desde que su madre había muerto en un accidente hacía 3 años.
Pinets vivía solo y a solo 6 cuadras de mi casa, era normal que el viniera a visitarme a mí casa o que yo fuera a la suya. A pesar de no prestar mucha atención a sus primeras pesadillas aún recuerdo cómo empezó todo. Fue un día de agosto cuando me llamó frenético a las 2:23 de la madrugada alegando que dios se le había presentado en un sueño y le había hablado en una lengua que él no conocía, sin embargo la entendía. No le entendí muy bien de qué le habló dios en su sueño ya que como dije se encontraba en un estado frenético y algo ansioso – O más bien porque me acababa de despertar –, más sin embargo, recuerdo perfectamente la forma en qué me lo describió ya que me contó que este dios era de un tamaño muy grande y muy delgado, y que este a pesar de estar sentado en el suelo medía casi el tamaño de un edificio alto, me dijo también que su color era de un grisáceo plateado en todo su cuerpo y con una cabeza en forma de ovalo no contaba ni con nariz, boca u orejas, solo un gran ojo morado que nunca se cerraba.
La descripción del ser aparentemente divino me parecía de lo más extraña, pero más extraño era aún que mi loco amigo lo presentara como dios ya que él nunca había sido creyente de ninguna religión, en varias de nuestras conversaciones habíamos llegado a la conclusión de que era ateo, pero al parecer estos sueños lo habían hecho cambiar de parecer y dudar de todo lo que existía.
Solo una semana después volvió a tener otra pesadilla a las cuales él se refería cómo sueños premonitores y a la semana siguiente a esa volvió a tener otro, al parecer todos los jueves tenía una nueva pesadilla que revelaba algo nuevo sobre el universo, según me contaba habían otras dimensiones, miles de planetas iguales a la tierra, otros universos y en cada universo reinaba uno de estos dioses los cuales tenían cómo función mantener el orden de las cosas pero pasados miles de eones buscaban a un heredero para su legado ya que ni siquiera los dioses eran capaces de escapar de la mortalidad, pero si con su divinidad alargar su existencia por muchos eones, según el loco de Pinets él era el elegido por este extraño ser que seguía apareciéndosele y que lo estaba llevando a la locura sin que él se diera cuenta, traté de hacerle ver la realidad y le dije que solo era una ilusión, pero él me decía que era algo que iba más allá del entendimiento humano y que mi frágil mente no estaba preparada para aceptar la verdad de las cosas. Fue ahí cuando empecé a dudar de la cordura de Pinets.
Cada viernes por la mañana iba a ver a Pinets quien ya ni siquiera era capaz de distinguir entre lo real e irreal, muchas veces lo escuché susurrando cosas inentendibles y escribiendo cosas aún más difíciles que yo nunca logré entender, según él esa era la lengua de los dioses y el dios que él seguía tenía un nombre imposible de pronunciar y escribir para la lengua humana pero que este le había revelado la forma de traducirlo hasta nuestra lengua, en cuestión el nombre de este dios era Ajkhasroy lo cuál significaba en su extraña lengua "el infinitamente poderoso", también me dijo que este Ajkhasroy era el dios número 163.987.236 que reinaba en nuestro universo y que él (Pinets) sería el 163.987.237 en reinar nuestro universo y mantener el equilibrio de las cosas. Pasados ya alrededor de 4 meses Pinets estaba más loco que nunca, no quería ni levantarse de su cama, quería estar durmiendo todo el día y compraba potentes somníferos para obligarse a estar dormido la mayor parte del tiempo ya que según él, se aproximaba la hora en que él tomara el puesto de Ajkhasroy y sería sucesor del cosmos.
Llegado este punto, yo y varios amigos decidimos internar a Pinets en un manicomio quien de seguir así iba a acabar matándose de una sobredosis. No fue fácil convencerlo de entrar al manicomio - Pero al final cedió porque según su lógica aún en el manicomio seguía siendo el elegido -, ni fácil de convencerme a mí mismo ya que del manicomio Santa Catalina se decían mil atrocidades y de sus prácticas inhumanas, pero al final opte por usar la razón y decidí que sería lo mejor para él mientras se recuperaba.
Luego de encerrarlo seguía yendo a verlo todos los viernes, pero él no mostraba mejoría e incluso su estado era cada día más ansioso y frenético, me decía que el día estaba cerca, el día en el que él ascendiera al poder cómo dios supremo de nuestro universo.
Aún recuerdo la última vez que lo ví, se veía feliz y cansado, ansioso porque el jueves llegaría su coronación cómo dios supremo. Murió un viernes por la madrugada a eso de las 5 a.m.
La causa dictaminada fue un infarto, murió mientras dormía. Quienes lo oyeron dijeron que sus últimas palabras fueron "Perdóname Mike (mi nombre) por irme y dejarte solo pero el deber me llama", antes de vociferar una serie de palabras inentendibles a la par que daba su último suspiro.
Esto fue algo sumamente doloroso para mí y extraño, me perturbó por varios meses hasta que decidí empezar de cero en otra ciudad. A veces aún creo escuchar su voz pronunciando cosas inentendibles para el oído humano, a veces.