Capítulo 7

No sabía por qué se había dejado convencer. 

Sarah siempre rechazaba a aquellos que la invitaban a sus casas por miedo a que le hicieran preguntas respecto a las ruinas o respecto a Orne, pero aquí estaba ella, sentada en la sala de estar del viejo Joe, con el nieto de este sentado frente a ella.

— Y...— empezó Demon—¿cómo le va?

Sarah lo miró. 

Era un chico guapo, de ojos dulces y a su parecer muy cortés, tenía buena reputación, dejando de lado el alboroto que se había dado cuando todos se enteraron de que él estaría a cargo de la excavación.

Además, el viejo Joe que era sabio e inteligente confiaba en él y no porque fuera su nieto. Todo parecía indicar que era un buen chico... pero quería ir a las ruinas... y eso implicaría sacar a Orne de allí, a menos que lograra persuadirlo con la historia de la criatura, que hablando claramente, era más que real.

Sarah tomó otro sorbo a su bebida.

— He estado mejor— le dijo finalmente— pero la verdad he venido para pedirte un favor, uno muy personal e íntimo que espero no salga de estas paredes— lo miró seriamente a lo que él asintió— bien... 

— ¿Se trata de la criatura? — preguntó Demon directamente.

— Eres la sutileza en persona— sonrió Sarah— pero sí, es por la criatura. Existe, y no quiere que la interrumpan en la paz en la que se vive en las ruinas. 

Demon jugaba con sus manos e intranquilo preguntó:

— Debo saber ¿es... humano o ... algo más? 

— La "criatura", como la llaman los aldeanos se llama Orne. Y me gustaría que pudieras considerar no realizar la excavación, porque debo protegerla...

— ¿Por qué? — le preguntó Demon.

— Es mi hija— mintió Sarah.

Demon no pudo disimular su sorpresa. 

— Antes de que digas nada, permíteme explicar ciertos puntos. 

Demon asintió levemente y le indicó que procediera. 

— Orne nunca ha ido más allá de los límites del bosque, no conoce nada más que eso... pero sí que sabe interactuar con la gente... no es una salvaje, como de seguro muchos piensan, no es peligrosa ni lastimará a nadie...Ella creció sólo conmigo en las ruinas, pero la eduqué bien, su estado físico se debe a que nunca ha sido de comer demasiado y hace de alguna manera ejercicio, por lo que siempre está delgada. Es una buena chica y si tú fueras a excavar nuestro hogar, ella no se opondría...

— ¿pero...? — se atrevió a preguntar inseguro Demon.

—Pero hay alguien a quien sí debes temer.... 

— ¿Quién? — preguntó Demon.

Sarah suspiró.

— Debes temer a Clement Moon.

— ¿Quién es ella? 

— Ella es la causa principal por la que Blue Bell es ahora escombros  y la causa principal por la que debo vivir en las ruinas con Orne. 

— Ya veo. Una mujer bastante ¿difícil?— dijo Demon.

— Es un eufemismo. 

— Pero— dijo Demon—cuando mencionó a la criatura hizo comillas con los dedos, ¿por qué? 

— Porque la criatura a la que tanto temen no es la correcta. Existe una real, una que le daría pesadillas a los adultos... yo la he visto. Parece que en algún punto de su existencia fue hermosa pero ahora es una bestia que no piensa en nada que no sea ella misma... se volvió inhumana... 

—¿Es una persona? 

— Quizás, no lo sé con absoluta certeza.

— Pero...

—¡Basta!— interrumpió el viejo Joe al notar que Sarah veía ansiosa por la ventana, estaba anocheciendo — Sarah debe volver a su casa. 

Sarah se levantó, agradeció por el té y se dirigió a su hogar. 

Estaba un tanto aliviada de poder soltar un poco de su carga emocional, pero dicha calma se extinguió cuando al llegar a casa no vio a Orne por ninguna parte. 

Al principio creyó que había sido la criatura, pero, al ver dos rosas sobre la mesa, supo que aquello era obra de Clement. 

Había cumplido su promesa. 

"En el vigésimo cumpleaños de la chica, volveré y la arrebataré de tus brazos... para siempre" 

Sarah cayó al piso de rodillas y con el corazón hecho pedazos, lloró.