Las Runas Eternas (saga ~ Héroes de la Arboleda) Libro 1

XVI - Un nuevo rumbo

       Al momento en que la proyección desapareció del vapor que estaban observando los demás, la mujer esparció el vapor y se dirigió hacia la joven pelirroja para verificar cuál era su estado.

       El grupo la siguió hacia el otro lado de la sala, donde seguía sentada la joven con los ojos cerrados, sin reaccionar a nada. Los acompañantes de la muchacha estaban asombrados por lo que habían visto en la proyección, la joven a la que acompañaban era parte del reino caído de la Arboleda del Sur.

       No podían creerlo, estaban pasmados tras todo lo ocurrido, incluso al ver a la reina Miriam usando la Runa del Fuego contra los soldados Rockstone. Había sido un combate muy difícil para los reyes de la Arboleda, pero aún así, la joven princesa, hija de aquellos monarcas permanecía aún viva.

       Cuando Leonor por fin abrió los ojos, descubrió al grupo observándola con mucha atención hasta que, Aiden se puso de rodillas delante de ella. Luego fueron Ludo y Dagger quienes repitieron el movimiento y posteriormente, Ellie.

 

—¿Qué pasa? —preguntó Leonor.

—Rendimos una reverencia ante su majestad —dijo Dagger—, mi señora Leonor Brownbear. Heredera al trono de la Arboleda del Sur.

 

       La joven pelirroja, ahora comprendiendo que todo lo que había visto era tan real como lo que estaba viendo, sacó su pañuelo del bolsillo y halló las letras bordadas con tela roja que decían: “L.B.”, el claro anuncio de su identidad había sido el regalo entregado por Roger, el hombre que la había salvado de la destrucción. La mujer se acercó hacia ella y acarició su mano con ternura.

 

—Bienvenida, jovencita —dijo la mujer—. Ahora, levántate y surge como Leonor Brownbear.

 

       Leonor se levantó muy lentamente, no pudiendo creer todo lo que había ocurrido en sus visiones. Estaba viéndose a sí misma como una pequeña niña a la que le habían borrado la memoria para esconderla.

       Le pidió a los demás que se levantaran, no era necesario para ella que le rindieran reverencias, puesto que no era muy buena con ese tipo de formalidades.

       Dagger saltó sobre el hombro de Leonor y con felicidad frotó su rostro con la mejilla de la joven, que respondió con una sonrisa y una caricia suave en la cabeza del pequeño chuncho.

       Ellie sonreía satisfecha al poder ver el objetivo cumplido, al notar que la Dama Blindada por fin había recuperado su identidad, su nombre, su origen. Se sentía complacida por haber alcanzado la verdad hasta ese punto.

 

—Oráculo —dijo Ellie.

—¿Qué quieres, niña?

—Necesitamos que nos ayude con otro asunto, es importante —dijo Ellie—. Ahora que sabemos que la Runa de la Mente estaba en manos de la madre de Leonor, necesito saber quién la posee en este momento.

—¿Quieres saber qué pasó con la runa?

 

       La mujer se retiró del grupo y volvió otra vez a la mesa para reunir otros ingredientes, que una vez que los echaba dentro del caldero se producía una pequeña explosión que expulsaba humo negro.

       Mientras tanto, el grupo se había quedado con Leonor, que poco a poco volvía a poner un rostro serio y atento a lo que hiciera la mujer.

 

—Ahora que sabes cuál es tu nombre, ¿cómo te sientes? —preguntó Aiden.

—La verdad es que, me siento muy bien, pero, al averiguar qué fue lo que pasó con mis padres, siento una tristeza terrible.

—Es lamentable lo que les pasó —dijo Ludo—, pero fue un sacrificio para mantenerte con vida.

—Pues, acerca de eso —Leonor se quedó pensativa—, ¡Oráculo!

—¿Qué quieres ahora?

—Hay algo que no logro entender aún… ¿cómo es que mi madre pudo esconder la runa en ese orbe?

—Esa es una respuesta muy fácil —dijo ella—. Lo que tu madre hizo fue regresar la runa a su estado inicial.

—¿Y eso que significa? —preguntó Leonor.

—Significa que volvió a ser como había sido creada.

—¿Los dioses crearon orbes con las runas dentro? —preguntó Aiden— No le veo ningún sentido.

—Que te lo digan los dioses, jovencito —dijo la mujer.

 

       Ellie se acercó al Oráculo para apresurarla, sentía la inmediata necesidad de averiguar quién tenía la Runa de la Mente, pero la mujer refunfuñaba de que no la dejaban trabajar en paz, así que la sacerdotisa retrocedió hacia el grupo.

       Al cabo de un rato ordenando los ingredientes necesarios, el Oráculo dio el aviso a los demás de que podían tener acceso a las proyecciones para averiguar en dónde estaba la runa. Que a pesar de que no podían detectarse, si la tiene un portador activo, el Oráculo podía visualizarlo sin ningún problema si es que tenía los ingredientes necesarios.

       Cuando emergió una especie de humo negro, el grupo de aventureros pudo contemplar la silueta de tres personas que demostraban tener runas. Una de ellas se trataba de Leonor, portadora de la Runa de Fuego y la Runa Sombra. La otra era la silueta de una mujer delgada que portaba una piedrecilla de color rosa, y la otra, una mujer de las mismas proporciones que tenía una runa de color amarillo.



#15922 en Fantasía
#21779 en Otros
#2836 en Aventura

En el texto hay: accion, aventura, magia

Editado: 10.05.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.