Khalid
Llevo décadas esperando a que mi único amor que da luz en mi vida vuelva, pero realmente no quiero, porque siempre término perdiéndola, de una u otra forma, y cada vez es más doloroso porque no la puedo salvar. No sé si la vez pasada fue la última vez que la iba a ver, porque ya han pasado 123 años desde que mi amada reencarno, en Eloíse, estuve tan cerca de temerla conmigo eternamente pero me la arrebataron, como todas las veces pasadas.
Cuando la perdía, poco después volvía a aparecer, y era casualidad que la encontrara, pero siempre que lo hacía ya me tenía miedo y no me dejaba explicar mis motivos, y por eso terminaba muriendo, pero esta vez ya ha tardado mucho tiempo en volver, la quiero ver aunque sea una vez más.
Señor ¿Qué le parece el nuevo proyecto para el nuevo hotel que desea construir?— me pregunta un socio, pero la verdad no les estaba poniendo atención.
— Mándame la información a mi correo la voy a revisar de nuevo con más detalle, pero va bien el proyecto, continúen así. —
—Claro que sí señor Vasilis, y muchas gracias— me dice con una sonrisa.
—Me tengo que ir, tengo otra reunión. — les digo poniéndome de pie y abrochándome mi saco.
Cuando me dirijo al ascensor todos los que estaban en la junta, me siguen, al llegar a las puertas del ascensor esta Aron, un empleado inmortal como yo, casi todos los empleados de este hotel y otros más hoteles que son de mi propiedad, son seres inmortales que solo pueden existir en la imaginación humana, se volverían locos si saben de su existencia.
—Señor, le entrego una invitación a una fiesta de recaudación de fondos, pasa una asociación que apoya a mujeres que sufren de violencia. — me dice dándome un papel.
Cuando las puestas del ascensor se cierran saco la invitación y me pongo a leerla.
—Oh, señor Vasilis, he escuchado de ese tipo de fiestas y va a ser una subasta de antigüedades. —
—Sí, aquí está el catálogo de lo que estará a la venta. — le digo ojeando el catalogo, a la vez que salgo del ascensor y por intinto camino a la salida.
— ¡Khalid! —Estoy por salir del hotel cuando escucho una voz de mujer que grita mi nombre tras de mí, me quedo estático en mi lugar por unos segundo y giro mi cuerpo un poco para ver quién es.
Cuando mis ojos se encuentran con los de la mujer que me grita, la reconozco en un instante, me doy la vuelta completamente, no podía dejar de mirarla fijamente y empecé a caminar hacia ella por instinto, mientras la veo en su lugar sin moverse y puedo notar su mirada de preocupación y miedo, cuando estoy a unos paso de ella solo la pudo observar.
— ¿Eres tú? — Le digo con mis voz más calmada.
—Yo… yo… — es lo único que me dice tartamudeando y se nota muy nerviosa
Iba a preguntarle que hacia aquie... si me recordaba, pero veo como se desvanece a mis ojos, y corro a agárrala antes de que caiga del suelo. Cuando la tengo en mis brazos me encamino al ascensor.
—Trae la llave de una habitación de prisa. — Le digo a Rita que mira con sorpresa la escena y puedo notar la mirada de todos los demás pero eso no me importa en este momento.
Ya en el ascensor observo a la mujer en mis brazos, es físicamente diferente, pero con todo mi ser puedo sentir que es ella, la mujer que amo en todas sus vidas diferentes.
No entiendo que está pasando, en ninguna vida pasada ella había venido a mi primero, esta vez es diferente, pero no me importa ya la tengo conmigo y ya no la dejare ir.
Poco después de que Rita nos alcanzara para abrir la habitación la noto nerviosa.
—Señor, tengo algo para usted. — Cuando estoy por entrar a la habitación Rita me dice.
— ¿Qué es? — le digo mientras estoy en el umbral de la puerta.
—La señorita. — dice señalando a mi Eloise. —llego al hotel preguntando por usted y cuando se iba me dio una tarjeta con sus datos. —
—Bien, ponla en la bolsa de mi pantalón y gracias. — le digo mientras entro a la habitación y deposito a mi mujer en la cama, a la vez que saco la tarjeta que me dio Rita y la leo.
Eloise en esta vida es psicóloga y su nombre es Tasya Müller.
Tasya, significa renacer, solo me puede reír por lo perfecto que le queda ese nombre. Tengo muchas preguntas, pero primero hay que esperar a que despiste.
—Solo te desmayaste… porque me reconociste, ¿Pero cómo paso eso? — le digo mientras acarició su rostro, pero en realidad solo estoy hablando conmigo mismo.
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Editado: 12.02.2024