Capitulo 44 "Nadie Nos Arruinara la Noche"

Isis Pov

—¿Necesitas ayuda? —pregunta mi novio, quien está apoyado en el marco de la puerta de su habitación.

—No, ya casi acabo— le respondo terminando de poner las ultimas blusas en el espacio que el me dejo libre en su closet; a pesar de que solo estaré dos días con él, Max insistió en que acomodara mis cosas como si nos estuviéramos mudando juntos. Me levanto; pues hace un momento estaba de rodillas para mirarlo— ahora si ya está todo acomodado y ordenado— le sonrió y el camina hasta donde me encuentro para después con sus brazos rodearme desde atrás.

—Me encanta como se ve mi ropa junto a la tuya— dice en mi oído y deja un beso en él.

—A mi igual me gusta ver nuestra ropa junta— contesto y me doy la vuelta aun en sus brazos para besarlo, por el momento es un dulce y ligero beso; Carlota debe de estar por llegar y no me gustaría interrumpir nuestro momento por ella, además está el asunto de mi retraso que aún me preocupa.

—Hay algo que le he estado dando vueltas— me dice Max después de separarnos—No se que te parezca la idea de vivir juntos; por lo que me has contado la jira solo son tres meses y tu regreso será en marzo, así que opinas. ¿Te gustaría que vivamos juntos? —me pregunta, veo como luce nerviosos por mi respuesta, pero aun así mantienen esa sonrisa que me emboba.

—¡Me parece una idea estupenda! — le contesto y rodeo su cuello con mis brazos. —Además me parece una ocasión perfecta para dar este paso, en marzo cumplimos un año como pareja y no creo que sea peor vivir contigo que con Mike y su lindo canto por las mañanas que inunda todo el departamento—

—Eres una castañita malvada— exclama y aparece en su rostro una sonrisa traviesa; de pronto sus brazos dejan mi cintura para posicionarse en mis piernas y posteriormente me sube a su hombro.

—¡Bájame Max! — le pido.

—No soñarlo— constaste después de soltarme una nalgada, siento como me deposita sobre la cama y él se posiciona arriba de mí; —Hare estos dos días inolvidables para ti; para que a tu regreso no dudes de lo que te espera una vez que vivamos juntos— promete y el color azul de sus brilla como nunca antes lo había visto. Sus cálidos labios se unen a los míos en un beso para nada tiernos; siento el deseo aumentar entre los dos y cunado nos separamos en busca de aire nuestras respiraciones agitadas se mezclan.

—Me encantaría seguir, pero tenemos una cita pendiente—contesto y el asiente, me da un beso antes de levantarse y arreglar su ropa, me pongo de pie y alisó mi vestido color beige con perlas de fantasía. Normalmente en casa estoy lo más cómoda posible pero como en mi anterior encuentro con Carlota, me sentí un poco incomoda por cómo estaba vestida yo y como lo estaba ella; sé que a Max no le importa eso, pues el me conoció en mayas y lichas; y así le gusté. Pero tengo el presentimiento que ella vendrá como si estuviera a punto de pisar una pasarela en lugar de venir a hablar con mi novio sobre su situación y yo no me pienso quedar atrás.

—Vamos— me pide y toma mi mano para bajar a la planta baja, miro por última vez el ventanal que muestra la ciudad de Nueva York y para mí, es la mejor parte de su departamento y por supuesto el dueño también. Las ventajas de tener familia en la industria de la construcción son muy altas y en cierta forma me encantan.

Caminamos hasta la cocina y mientras Max enciende la cafetera yo visto tres tazas en los gabinetes, apenas los dejo sobre la encimera el timbre suena.

—Debe ser ella— comenta.

—Es lo más seguro— le digo y veo como sale para abrirle.

Escucho las voces de ambos y es mi momento para hacerme presente, y tal como lo presentí ella viene vestida para estar en una pasarela, medias negras con transparencia y puntos, un vestido tipo saco dejando ver gran parte sus senos.

Veo como no suelta a Max, aunque el de forma sutil va quitando sus manos que parecen estar fijas en sus brazos.

—Hola Carlota—la saludo para que note mi presencia; la emoción de sorpresa se instala en su rostro, es obvio que no esperaba mi presencia en esta reunión. Me mira de arriba abajo y veo como hace una muestra de desagrado, al parecer esperaba verme como hace unas horas, pero se equivocó; debo agradecerle a mi mamá por comprarme este vestido en Londres.

—Hola Isis— contesta ahora sonriente; más falsa no puede ser su sonrisa, es obvio que no esperaba verme aquí.

—Porque mejor no nos sentamos, tenemos mucho de qué hablar—dice Max.

—No te moleste en acompañarme querido, se dónde se encuentra cada cosa en este departamento— dice y está muy equivocada si cree que con eso me va a provocar; al final de la noche es ella la que se va y yo estaré entre los brazos de mi novio.

—No creo que sea posible eso, he cambiado varias cosas— responde mi novio y toma mi mano para entrelazarla con la suya y seguir a esta mujer hasta la sala.

—¿Quieres algo de tomar? — pregunta cortésmente Max.

—Tan caballeroso como siempre— responde lanzándole una mirada a mi novio que no me gusta ni un poco—un café con endulzante de dieta—pide.

—Por supuesto— responde Max y camina hasta la cocina, menos mal que dejamos la cafetera prendida junto con las tazas. Carlota me mira fijamente y yo hago lo mismo, ayuda mucho que está sentada en el sillón que está ubicado al frente del nuestro.

—¿Ni la voluntad de una pobre moribunda respetas Isis? —pregunta con indignación.

—No es eso Carlota; le estoy dando la oportunidad a Max de elegir—le contesto.

Al parecer iba a decirme un par de cosas, pero la aparición de Max en la sala frena su ataque.

—Aquí tienes— le dice Max pasándole la taza de café, —No tengo azúcar de dieta, solo hay normal— ella al instante hace una mueca de desagrado y de mala gana toma el azucarero para echarle dos cucharaditas. —Aquí tienes amor—me pasa mi taza de café, levanto la mirada y si la mirada de carlota fuera un arma, ya habría disparado en mi contra. —Tus roles de canela— me pasa un plato con dos roles de canela. Toma su taza y se sienta junto a mí.