Me limpiaba bruscamente las lágrimas que salían por mis ojos, estaba enojada, triste y confundida ¿Cómo era posible esto? Como nuestra vida podría tener este giro tan caótico, el verte tirado en aquella cama de hospital con apenas energías para hablar, estabas perdiendo la batalla, te estaban ganando y yo no podía hacer nada, el llorar no servía de nada pero no lo podía evitar esto era más de lo que pensaba
Aquel “No te preocupes todo estará bien” se había convertido en nuestra mentira favorita para tratar de engañarnos a nosotros mismos de que esto sería un pequeño desliz en nuestras vidas aunque los dos sabíamos que esto no sería así, nuestra vida ya no estaba bien, los dos nos estábamos cansando de fingir que estábamos bien, de estar todos los días en el hospital, era agotador cada chequeo era siempre más de bastante que el anterior, en lugar de mejorar, tu salud estaba cayendo enpicada.
Quien diría que el corazón que un día me entregaste corría el riesgo de dejar de latir, ese corazón que decías que solo latía para y por mí, estaba quedándose sin fuerzas, el buscar un corazón que pueda ser el que lata de nuevo para nosotros y ya no solo para mí sería algo muy difícil.