Latidos de amor

[Catorce]

Somewhere over the rainbow- Israel Kamakalo'e

Pequeño ángel 
[14]

ERNESTO

Me he despertado con una sonrisa enorme que parece que me partirá la cara en dos, supongo que será la época del año.

Diciembre, Navidad, nieve, villancicos, comida y lo más importante para mí, desde pequeño me ha encantado la navidad y eso no ha cambiado aun a mis veintiséis, creo que eso es la causante de mi felicidad (además de cierta chica).

De un momento a otro mi localizador comienza a sonar insistentemente. De un salto me paro de la cama, me pongo mi bata y salgo del cuarto de descanso en el que estaba tomando una siesta.

El llamado dice ''Urgencia habitación 286'' Acelero el paso y rezo una plegaria silenciosa. En la habitación 286 esta Andrés un niño de diez años que ha sido mi paciente desde hace cinco. Casi desde que comencé a trabajar en el hospital en Rosetto. Incluso sus padres al enterarse que me iría decidieron trasladarlo a este hospital, ya que no querían que ningún otro médico lo atendiera.

Tiene arritmias muy raras y difíciles de tratar lo que desencadena algo más grave como es la taquicardia supra ventricular, incluso en varias ocasiones su corazón se ha detenido.

Avanzo por el pasillo con miles de ideas cruzándome por la cabeza. Antes de llegar veo a mi lado a Arizona quien también corre por el pasillo.

— ¿Es Andrés? —pregunta, observándome detenidamente.

—Si —respondo— vamos, más rápido.

Caminamos más rápido y Arizona y yo llegamos corriendo a la habitación, cuando entramos vemos a los papás de Andrés muy angustiados, llorando mientras el monitor de sus signos vitales cambia a una velocidad impresionante.

—Señor y señora Giordano —llamó su atención— nosotros atenderemos a su hijo, haremos todo lo posible para que este bien, pero por favor, necesitamos espacio, la enfermera los llevará a la sala de espera, iremos a avisarles cuando tengamos noticias

Salen de la habitación, dándome una última mirada.

Nos acercamos rápidamente y empezamos a atenderlo, pero de un momento a otro la máquina comenzó a sonar, los ojos se dieron vuelta y empezó a convulsionar, sacudiéndose sobre la cama.

—Rápido Ernesto, está teniendo una crisis —grita Arizona— dale 2 miligramos de Lorazepam por la vía intravenosa, si tardamos más tiempo podría tener daño cerebral.

Luego de darle la medicación la convulsión pasa, unos minutos después Andrés vuelve en sí, pero está muy desorientado, lo cual es muy común luego de un episodio como este.

—¿Qué me pasó? ¿Dónde estoy? —pregunta con su pequeña vocecita— mientras mueve sus manos.

—Tranquilo campeón —me paro a un lado de su cama— sostengo su mano, tus papás están aquí, espera un minuto y ahora vendrán a verte.

Una gran sonrisa adorna su cara y una punzada de tristeza atraviesa mi pecho.

Salgo de la habitación

Una vez fuera conversó con Arizona

—El estado de Andrés empeora cada vez más —digo— ya ha sobrevivido a 2 infartos y si ahora le sumas la convulsión que acaba de tener, esto no pinta bien —un nudo se forma en mi garganta. Si su corazón se detiene otra vez no creo que resista.

—Si, ya lo sé —responde Arizona.  ¿Cómo es posible que un niño tenga que pasar por todo esto? Solo tiene 10 años —sus ojos azules se cristalizan.Me siento muy impotente por no poder hacer nada más por el

—Yo también —replicó— pero ahora solo nos queda esperar y hacer que sufra lo menos posible, vamos tenemos que avisar a sus padres

Arizona y yo vamos hasta la sala de espera donde está la familia de Andrés

—Señor y Señora Giordano, la condición de Andrés ha empeorado mucho, hace unos minutos tuvo una convulsión, logramos estabilizarlo y se encuentra en su cuarto. Lamento tener que decirles esto, pero me temo que si llega a tener otro infarto no creo que su corazón resista.

La Sra. Giordano abraza a su esposo y empieza a llorar

—Podemos llevarlos a que lo vean —interviene Arizona— pero deben ser cuidadosos, él no sabe lo de la crisis y está algo desorientado, lo lamentamos mucho pero ahora lo mejor que podemos hacer es que se sienta cómodo y que sufra lo menos posible.

—Queremos ver a Andrés —dice el Sr Giordano.

—Por supuesto —responde Arizona— los llevaremos a verlo, síganos por favor.

Vamos a la habitación en completo silencio, cuando entramos Andrés está sentado en la cama jugando con uno de sus muñecos.

Su madre lo ve, camina hacia él y lo abraza fuerte, lo que hace que el llanto surque sus mejillas.

Al ver esta escena no puedo evitar que las lágrimas lleguen a mis ojos ¿porque siempre los más inocentes son los que tienen que sufrir más?

Han pasado un par de horas y la madre de Andrés sigue aferrada a el cuerpo de su hijo, como si no quisiera soltarlo, como hiedra.

Mis ojos se vuelven agua otra vez, es inevitable no sentir nada, dicen que debes mantener la ética profesional, pero eso se vuelve imposible cuando trabajas con niños, porque es imposible no encariñarte con personitas tan frágiles e indefensos como ellos.

Voy hacia la habitación y toco el hombro de la mujer, ella alza la vista, se separa de su hijo y me ve fijamente.

Sra. Giordano —tragó saliva para deshacer el nudo en mi garganta. ¿porque no va a la cafetería? Necesita comer para reponer energías cualquier cosa que pase yo le avisaré

Está bien —réplica— debo ir a casa con mi otra hija, me cambiaré de ropa y volveré lo antes posible, tiene mi teléfono celular cualquier cosa por favor llámenos con cualquier novedad

—Sra. Giordano —pregunto— ¿si llegara a pasar.... —otra vez el nudo en mi garganta.  ¿le gustaría que hiciéramos resucitación?



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En el texto hay: musica, amor, romanc

Editado: 12.07.2020

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