In her eyes- Josh Groban
Heridas abiertas
[24]
ETHAN
Recién conseguía abrir mis parpados en medio de la penumbra que embargaba mi habitación. Mi respiración seguía agitada a causa de una pesadilla. Gotas de sudor resbalan por mi pecho hasta perderse en otro lugar. Frotando mis ojos consigo enfocar mi vista. Por el rabillo veo el reloj. 4:26. Retiro las sabanas y salgo de la cama.
Las baldosas frías hacen contacto con mis pies descalzos, provocando que los quite de un salto hasta conseguir acostumbrarme. Camino hacia el baño para darme una ducha y quitar los restos de sudoración de mi cuerpo. Abro el grifo y el agua toca mi piel, consiguiendo despejar mis fantasmas. Por lo menos por un momento. Aprieto mis parpados con fuerza para ver si haciéndolo puedo apartar los dolorosos recuerdos que, como dagas invaden mi mente.
Anudo una toalla a mi cintura y abandono el cuarto de baño dejando una estela de agua a mi paso. Del armario tomo unos pantalones deportivos y una camiseta negra y me las calzo. Total, el dia de hoy me quedare en casa hasta entrada la noche.
He pedido el dia libre, ya que Verónica y mi madre quieren que las acompañe a la inauguración de una nueva galería de arte en la ciudad a las 9 de la noche. Acepte ya que en este tiempo he tratado de pasar más tiempo con mi familia.
Voy hacia la cocina, observo el reloj en la pared: 7:30 am. Esa es la razón por la que mi estómago ya me exige comida. Antes que nada, activo los altavoces y dejo que el dulce sonido de un piano inunde la estancia.
Preparo unos huevos revueltos, acompañados de espinacas y queso, junto a mi infaltable zumo de naranja. Degusto mi comida acompañado solo con esos bellos acordes.
Luego de desayunar, me traslado caminando al gimnasio que hay solo a unas cuadras, necesito quemar algo de energía. Tiempo después cruzo las puertas del establecimiento . Con un asentimiento saludo a Joe, el dueño, cuando me ve entrar me sonríe, me conoce ya que últimamente me he convertido en cliente frecuente de este sitio el cual descubrí por casualidad.
Después de que me ayudaran a colocarme los vendajes y guantes de boxeo comienzo a golpear el saco con toda mi fuerza exteriorizando todas mis frustraciones y tensiones acumuladas. No sé cuánto tiempo paso ahí, solo sé que me detengo hasta que mis músculos arden, mi cara sonrojada y transpirada y mi cuerpo se queda sin una gota de energía.
Vuelvo caminando mientras observo las calles ensimismado hasta que la vibración en el interior de mi pantalón me distrae. Lo saco y observo la pantalla. Me quedo patidifuso al percatarme de la hora. Son las ocho de la noche ya. Descuelgo la llamada.
─ ¿Qué pasa mamá?
─ Ethan, hijo Verónica y yo iremos a tu casa, ya que sea la hora nos vamos juntos los tres para no irnos en dos coches separados.
─ Está bien mamá, yo voy saliendo del gimnasio. Estoy a la vuelta de mi casa. Me daré una ducha y luego nos iremos.
─ Okay.
Llego hasta mi puerta y después de batallar un poco con la cerradura consigo entrar. Escasos minutos después tocan el timbre, son mi madre y mi hermana.
─ Pónganse cómodas, enseguida regreso.
Vuelvo a entrar a la ducha por segunda vez en el dia, esta vez es un poco más corta que la anterior. Luego de calzarme mis infaltables zapatos negros, que previamente lustre, dirijo mis pasos hasta mi segundo armario en donde guardo todos mis trajes, además de ropa más pesada que no cabe en el primero.
Remuevo las perchas buscando el traje adecuado, hasta que de manera accidental algo cae desde la repisa del techo causando un estruendoso sonido.
Al bajar la mirada observo que se trata de un viejo álbum familiar. Me siento en el suelo, poniendo el viejo álbum sobre mi regazo. Paso con delicadeza la yema de mi dedo sobre la portada, la cual está decorada con una foto familiar en tamaño grande. La recuerdo perfectamente, fue tomada meses después de que naciera Lucia, yo tendría once años, Jade nueve años y Verónica unos siete.
Abro el álbum y comienzo a pasar detenidamente las paginas plastificadas, con una sonrisa en el rostro al recordar tantos momentos vividos. Hasta que encuentro una fotografía que me causa un nudo en el estómago.
En ella salimos Jade y yo, ella cargada en mi espalda, con sus brazos alrededor de mi cuello, ambos luciendo una gran sonrisa. Recuerdo ese dia con claridad, como si hubiese sido ayer. Mi hermana acababa de recibir su primer ascenso de rango en la milicia. De hecho, en la foto ambos vestimos nuestro uniforme. Aún recuerdo lo nerviosa que estaba ese dia, yo estaba de camino en el auto después de un largo vuelo y Jade no dejaba de llamarme cada diez minutos para preguntar si faltaba mucho mi llegada.
Cuando entre a su habitación en la base todo estaba vuelto un caos, ropa esparcida por todos lados, al igual que el maquillaje y mi hermana vestida con una bata de baño a punto de tener un colapso nervioso.
Tuve que alzar la voz para que ella se percatara de m presencia, en cuanto nuestros ojos se encontraron salto hacia mi sosteniéndose de mi cuello, mientras repetía sin parar ''que bueno que estas aquí''.
Nos sentamos en la cama ─después de hacer a un lado todo el desorden─ tomé sus manos, las cuales temblaban bajo las mías, y le di una especie de charla motivacional recalcando siempre lo orgulloso que estaba de ella, diciéndole que todo lo que había conseguido hasta ese momento era gracias a su esfuerzo y constancia.
Después del emotivo momento nos abrazamos por largos minutos, la ayude a vestirse y prepararse y luego nos fuimos de ahí.
Durante la ceremonia en ningún momento deje de sonreir, me hacía feliz verla a ella feliz. Subió a la pequeña tarima en donde recibió las felicitaciones de todos sus superiores para que después le colocaran la medalla que con tanto esfuerzo había logrado conseguir. La foto fue tomada justo después de abandonar ese salón.