Lyra se sintió sacudida y se molestó, no entendía por qué su madre se empeñaba en no dejarla dormir.
La chica abrió los ojos con fastidio y apartó las mantas. En cuanto Hermione la vio de pie, abandonó la habitación más tranquila, una vez que Lyra salía de la cama, ya podía estar segura que no volvería a dormirse. Lyra se dirigió al baño y cuando se estaba quitando el camisón de dormir, identificó un olor que no era el suyo. Esta era una capacidad que ella poseía y suponía que era parte de las características heredadas de la condición de su padre, tenía un sentido del olfato extraordinariamente sensible, algo que le había resultado muy útil tanto en sus clases de Pociones, ya que podía identificar con rapidez muchos ingredientes por su olor, como también para saber, en ocasiones, cuando había alguien cerca de ella aun sin verlo.
Una vez que se hubo desvestido del todo, acercó la ropa a su nariz y sonrió. Jey. Sin embargo, mientras se bañaba estaba recordando lo sucedido la pasada noche. Recordó que había despertado, o más bien él la había despertado sacándola de una espantosa pesadilla y que ella no quería volver a dormir. Pero a pesar de que se lo dijo e incluso salió de la cama para que no la durmiese, un momento después él se había comportado de un modo muy extraño. Parecía enfermo, y aunque ella se preocupó mucho al verlo así, él no le prestó atención y prácticamente la había arrastrado de nuevo a la cama, había colocado la mano en su frente, y ya luego no recordaba nada.
Aunque Lyra se sentía muy feliz cada vez que él aparecía, en esta ocasión sentía que algo no iba bien, porque ni era el Jey que había visto en otras ocasiones, ni se correspondía en nada con la imagen que ella se había hecho de él. Su cambio iba desde su aspecto físico, hasta su comportamiento. La última vez que lo había visto, él tenía el cabello larguísimo y aquella odiosa barba que tanto la irritaba y que se negaba a quitarse. Pero ahora no solo la había suprimido, sino que su cabello, aunque seguía estando largo, ya no era tanto, lo llevaba más o menos igual que Anthar, lo que destacaba el parecido entre ellos. Pero lo que más había variado era su trato.
Lyra recordaba la primera vez que se habían visto, el día que la había llevado a aquel hermoso lugar a ver el cielo estrellado, todo lo que le había dicho entonces y la dulzura con la que lo había hecho. Sin embargo, el Jey que había vuelto después de tres largos años, parecía molesto y ciertamente nada agradable. De modo que ella se preguntó qué podía haberle sucedido en ese tiempo. Su preocupación volvió al pensar que podía estar enfermo. Hasta donde sabía, Jey no tenía a nadie que cuidase de él. Todos en la familia lo querían y se preocupaban por él, pero nadie parecía saber nunca dónde encontrarlo.
Recordaba que sus padres iban todos los años a un hermoso castillo que según le contaron, pertenecía a Jey y era donde ella había pasado su primer año de vida. Ese lugar tenía por nombre Inverness Castle, y allí habitaba una pareja de ancianos, Annie y Miles, que siempre la trataban con mucho cariño y hablaban con mucho afecto de Jey y del tiempo que ellos vivieron allí.
En una ocasión habían ido con tío Si, Wini y James y se lo habían pasado genial, porque en esa oportunidad la pareja había insistido en que se quedaran a pasar la noche. Lyra estaba segura que de no haber sido por tío Si, sus padres no se habrían dejado convencer. Esa noche ella y sus primos habían recorrido el Castillo y se habían divertido mucho. Ella había dormido en la habitación de Jey, aunque su madre se había opuesto, pero Annie había dicho que estaba bien, porque después de todo ella había dormido muchas veces allí, y cuando se fue a acostar tuvo la sensación de haber vuelto a casa.
Lyra se dio cuenta que se estaba demorando mucho, de modo que terminó de arreglarse apresuradamente y bajó a desayunar. Sabía que no tenía ni la más mínima oportunidad de saber lo que le sucedía a Jey, no solo porque estaba segura que él no se lo diría, sino porque ya tenía que marcharse, pero esperaba que a pesar del lindo humor con el que había vuelto, se quedase en casa y tal vez en las vacaciones de navidad tuviese más oportunidad de averiguarlo.
El objeto de los pensamientos de Lyra estaba en aquel momento tendido boca abajo en su cama y profundamente dormido. Sirius lo miraba con expresión de preocupación preguntándose si despertarlo o no. Estaba seguro que no había estado bebiendo, pues no había evidencia de ello, pero la posición en la que se había dormido y el desorden de sus ropas, indicaban una muy mala noche. Por un momento se preguntó si el chico estaría enfermo, al igual que lo había estado haciendo su sobrina, pero desechó la idea con rapidez, él era un hábil sanador y sin duda sabría mucho mejor que él qué hacer en ese caso. Estaba por salir y dejarlo dormir en paz, cuando lo vio moverse.
La reacción fue automática, Jason abrió los ojos y levantó la cabeza, pero como las cortinas estaban cerradas, no tenía idea de la hora.
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Editado: 09.02.2023