Cuando los miembros de la familia aparecieron en la puerta de la enfermería precedidos por Neville, Madame Pomfrey corrió hacia ellos. Inicialmente ella había creído que venían por alguno de los integrantes del equipo, estaba al tanto de que había partido ese día y no habría resultado nada extraño que alguno resultase herido. Pero en cuanto miró bien y vio que era a Anthar al que traían, se sobresaltó mucho, porque usualmente cuando el chico iba a la enfermería era porque alguna de las féminas de su familia, generalmente Lyra, le había hecho algún bonito arreglo después de alguno de sus pleitos. Sin embargo, cuando aquello ocurría, él iba por sus propios pies, pero ahora lo llevaban, de modo que la enfermera se apresuró hacia ellos.
Neville lo colocó sobre una de las camas, y tras ellos venían el profesor de Pociones y algunos alumnos de Slytherin llevando a Wilson. La enfermera corrió las cortinas dejando al otro lado a los angustiados primos del chico.
La enfermera se quedó mirando al chico un momento y luego procedió a arreglarle el hueso. Anthar apretó los dientes, pero no dijo ni una palabra, después de lo cual ella le miró el rostro, tenía un labio sangrante lo mismo que la nariz, lo que le parecía algo muy curioso tratándose de una caída, pero hizo los arreglos con rapidez y sin hacer preguntas
La enfermera asintió y salió, pero los demás se abalanzaron hacia ella.
Neville salió también y dejó que los chicos se acercaran a su primo. Magenta fue la más rápida en llegar hasta él.
Lily fue la última en acercarse y para sorpresa de Anthar, la niña tenía los ojos llenos de lágrimas, de modo que lo que pensaba decir, murió en sus labios de forma automática al verla. Sin embargo, fuese cual fuere la razón para las lágrimas de Lily, eso no evitó que se mostrase tan ruda con él como siempre.
Cuando James y los demás entraron al Castillo montados en sus escobas, el profesor Flitwick abrió los ojos en forma desmesurada.
Pero sus palabras se perdieron, porque los chicos no prestaron ninguna atención, y era una suerte que los pocos alumnos que no estaban en el campo, no estuviesen circulando por aquellos pasillos o habrían tenido que tirarse al piso, porque ellos pasaron a toda velocidad hasta llegar a las puertas de la enfermería. Frenaron a unos metros de la puerta, desmontaron, entraron y corrieron hacia donde estaba Anthar.
Pero habría sido mucho esperar que él prestase alguna atención a nadie. La enfermera estaba al lado del chico administrándole una poción analgésica.
Pero aquel sujeto era o muy valiente o muy estúpido, porque en opinión de los que escuchaban, debió quedarse callado.
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Editado: 09.02.2023