Lyra llegó a la casa de los Black con bastante retraso, ya que el desayuno y la conversación con sus padres se había extendido más de lo usual.
Lyra la había saludado y se dirigía hacia ella para darle un beso, pero al escucharla se detuvo en seco. El tono y el aspecto general de Grace, gritaba que estaba no solo preocupada, sino que había estado llorando.
Lyra supo que por ese camino no llegaría a ninguna parte, de modo que lo intentó por otro.
Decidió no hacer más preguntas y subió. Miró en la habitación de Rowena y no había nadie, de modo que se encaminó hacia la de Jason. No sabía muy bien qué decirle, pero igual al menos quería desearle una feliz navidad. Sin embargo, esa también estaba vacía, de modo que cerró la puerta sintiéndose decepcionada y se detuvo en medio del pasillo, prestó atención hasta localizar el sonido de voces, sonrió y se dirigió a la habitación de Anthar.
Pero mientras les contestaba, sus ojos buscaron los de Anthar, y al verlo sintió un vacío en el estómago. Todos habían notado el intercambio de miradas y sintieron deseos de golpear a Anthar. Habían acordado no decirle nada a Lyra, porque sabiendo lo que era Jason para ella, consideraban innecesario preocuparla si no tenían una información más completa.
Eso fue lo primero que vino a su mente al recordar los llorosos ojos de Grace, pero también pensó que Rowena estaba muy tranquila, y en caso de que le hubiese ocurrido algo a Sirius, estaría desesperada.
Siendo que los cuatro Black estaban en casa y en perfecto estado de salud, la otra alternativa obvia llegó a su mente como un flechazo.
Pero Lyra no lo creía así, porque aquello explicaba la ausencia del regalo de Jason, la mala noche que ella había pasado, el malestar al despertar, y por su mente comenzaron a correr las más terribles imágenes. A pesar de que Louis estaba seguro de que se trataba de algún asunto legal, ella se estaba imaginando cualquier cantidad de desgracias.
Anthar había estado hablándole, pero ella estaba hundida en un caótico mar de ideas unas más aterradoras que otras.
Aquello sin duda era cierto, pero la certeza de eso no haría que Lyra se lo tomase con calma. Normalmente esa mañana la habrían dedicado a abrir sus regalos, a pelear entre ellos, a fastidiar a Grace o habrían ido a causar caos a la casa donde se efectuaría la cena de ese día, que este año sería en La Madriguera, un lugar al que por cierto habrían ido con mucho entusiasmo, ya que Molly siempre tenía pasteles y dulces muy ricos. Sin embargo, ese día no tenían ánimo para nada de eso y Lyra ni siquiera se había molestado en abrir sus regalos. Pasó la mañana en un demencial estado de nervios, tan pronto estaba sentada, como paseándose por la habitación y diciendo que tenían que hacer algo, pero hacia media mañana los chicos comenzaron a preocuparse realmente, porque Lyra había comenzado a apagarse. Repentinamente se había quedado demasiado tranquila y silenciosa, y por un momento habían pensado que se había convencido de que lo mejor que podían hacer era esperar, pero la chica después de unos minutos en aquel extraño silencio, se acostó en la cama de Anthar y se acurrucó.
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Editado: 09.02.2023