Jason y Silver llevaban casi dos horas atendiendo a Joseph, y aunque se habían empleado a fondo, Jason se sentía enormemente frustrado, porque veía que no estaba dando los resultados esperados, de modo que necesitaba ayuda desesperadamente.
Nominalmente Jason no trabajaba para el Hospital, de modo que en teoría no podía dar órdenes, no obstante, a ninguno de los miembros de aquel centro asistencial, Silver incluido, se le habría ocurrido no obedecerlo. De modo que aun en contra de su voluntad, Silver caminó hacia el biombo, lo apartó un poco y salió. En cuanto los demás lo vieron se abalanzaron hacia él, pero por su aspecto enseguida supieron que las cosas no iban bien, pero tenían miedo de preguntar. En cuanto Jason se quedó solo, lanzó un hechizo aislante y luego miró a Joseph.
Sin embargo, parecía imposible establecer contacto con su consciencia superior y Joseph seguía perdiendo sangre en grandes cantidades, porque las heridas no cerraban. Lo más lejos que habían logrado llegar, era a detener la hemorragia interna, ya que, entre otras muchas cosas, las maldiciones que había recibido habían perforado varios órganos. Jason cerró los ojos unos segundos y se concentró en lo único que podía ayudarlo en aquel momento.
Jason regresó bruscamente y procedió a equilibrar no solo ese, sino todos los centros de energía de Joseph, y pasados unos minutos vio con inmenso alivio que la balanza comenzaba a inclinarse a favor de la recuperación, con lentitud, pero era un avance.
Él escuchó aquello y sonrió, pero procedió a levantar el encantamiento y a los pocos minutos regresó Silver. Continuaron trabajando en la reversión de la maldición hasta que las heridas estuvieron totalmente cerradas, y aunque Silver ya estaba acostumbrado a que Jason hiciese aquella clase de milagros, no dejaba de preguntarse cómo lo hacía.
Finalmente, Jason corrió el biombo y vio las caras angustiadas de todos, de manera que se apresuró a tranquilizarlos.
Fue perfectamente audible cuando todos soltaron el aire y Grace se soltó de los brazos de Sirius y corrió a abrazar a Jason. Dánaee también se acercó, pero con mucha más cautela y sin tocarlo.
A pesar de que ya les había dicho que iba a recuperarse, todos experimentaron distintos niveles de angustia al pensar en lo que había sucedido, y una ira suprema en contra de aquellos bastardos. Hermione que, junto con Harry, era una de las menos dadas a causar daño, se alegró de haber acabado con unos cuantos. Sin embargo, Harry, y aunque se alegraba de que no hubiese sido así, se estaba preguntando por qué razón simplemente no lo mataron si tuvieron la oportunidad para hacerlo, pero Jason le dio la respuesta.
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Editado: 09.02.2023