Cuando los primeros rayos del sol del nuevo día se filtraron por los ventanales, Jason miró a Lyra que tenía la cabeza recostada de su hombro. No había pegado los ojos en toda la noche, y aunque cuando él llegó y después de un rato le había pedido que fuese a dormir, ella se había negado y le había pedido que la dejase quedarse allí, algo en lo que no tenía que esforzarse mucho para convencerlo. De modo que se sentaron en el sillón, y aunque Lyra no habló mucho, Jason se había pasado esas horas hablándole de mil cosas diferentes, pero su voz no ejerció el efecto que solía ejercer cuando era niña y le leía cuentos, porque en esta ocasión no se quedó dormida hasta casi el amanecer.
Sin embargo, Lyra se negaba a moverse y él comenzó a temer que comenzase a decir de nuevo que no quería casarse, y para complicar aún más las cosas, de pronto abrieron la puerta sin llamar y lógicamente solo podía tratarse de una persona.
Lyra los miró a ambos y levantándose del sillón abandonó la habitación sin decir nada.
Se interrumpió cuando entraron Bill y Charlie seguidos de Anthar, Tyler y James
Jason los estaba mirando con sospecha en el momento que hicieron su entrada Harry y Ron. A Jason le quedaron claras dos cosas, la primera que aquellos infelices no iban a dejarlo en paz, y la segunda, que lo único que podía hacer en beneficio propio era desaparecer. De modo que como había quedado con su tía en que ese día iría a desayunar a La Madriguera porque se suponía, no sabía por qué demonios, que no debía ver a Lyra hasta el momento de la ceremonia, se desapareció y cuando apareció en la cocina de La Madriguera, se encontró con el resto de los miembros masculinos de la familia, con los amigos de los chicos e incluso el cretino de Silver que lo miraba con sonrisa malvada. Jason gimió internamente, pero a menos que les lanzara una maldición general, estaba seguro que no podría deshacerse de ellos hasta el momento de la ceremonia y así fue.
Lo primero que hicieron, aunque estaban conscientes de que eso no serviría de mucho, fue quitarle su varita, algo de lo que se encargó el desvergonzado de Jeremy, que después de Louis era el más veloz. Después de eso se dedicaron a hacerle la vida miserable en todos los sentidos posibles, y cuando fue hora de salir para Inverness, Jason miró a Charlie y éste retrocedió un paso por precaución.
Charlie casi se arrepintió de haber participado en las bromas de ese día, porque Jason solía cobrarse las cosas con altísimos intereses, de modo que estaba seguro que el día de su boda iba a pasarlo mal y a eso podía ponerle la firma. Sin embargo, lejos estaba de saber el pobre Charlie, que tal y como había dicho, Jason no cobraba barato y su vida sería miserable a partir de unos pocos días después hasta tan solo un minuto antes de pararse ante el funcionario del ministerio que oficiaría su boda.
Pero si Jason había tenido un mal día, a Lyra no le había ido mucho mejor, aunque en otro sentido. Si algo había odiado la chica toda su vida era el arreglo excesivo, pero aquel día tanto su madre como sus tías y primas, parecían decididas a hacerle entender todo aquello por lo que no se había preocupado nunca.
Rowena estaba a punto de hacerla enloquecer, porque en su experta opinión, el vestido que había elegido Lyra era un insulto en todos los sentidos posibles, y aunque Lyra se había mostrado firme desde el inicio, Rowena que era igualmente terca, había adquirido otro que encontraba más de acuerdo con la importante ocasión y no había dejado de darle la lata con el asunto.
Por otra parte, estaba a punto de lanzarle un maleficio a Victorie si volvía a acercarle un peine. Desde que la chica había hecho acto de presencia en su habitación, no había dejado de intentar hacer algo con su cabello.
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Editado: 09.02.2023