Lazos de Sangre.

Capítulo V.

La ecografía a ambas madres contaba sus últimos minutos para iniciar, colocando en expectativa a los futuros padres los cuales esperaron con impaciencia la tan anhelada noticia en la que al fin conocerían el sexo de ambos primogénitos, las doctoras encargadas de dichas ecografías no disimulaban su emoción, una de ellas tomó la iniciativa y dijo.  
—Bueno, papá del hijo de la señora Marlene preparado para conocer a su bebé.  
Justo en el momento en el que Jaime iba a responder, la otra doctora encargada de la ecografía de Janeth intervino diciendo.  
—Yo también le tengo buenas noticias al papá del hijo de Janeth, también está preparado para conocer a su bebé.  
Jaime quedo sin palabra alguna, estaba a punto de conocer a sus dos hijos por primera vez y al mismo tiempo, en ese instante por un momento sus ojos se quedaron viendo el monitor donde podía ver al hijo en secreto que esperaba con Janeth, no lograba comprender nada de lo que observaba en aquella pantalla, simplemente trato de imaginar sus manitos suaves y delicadas, sus pies pequeñitos, el color de sus ojos y su cabello como un suave algodón. Ahí entendió todo, también era su hijo y no podía abandonarlo sin siquiera haber nacido, era su obligación ser su padre y estar junto a él. Mientras recapacitaba de su error para nuevamente iniciar y hacer las cosas bien, su pensamiento se nubló en el momento que Marlene le preguntó.  
—,¿Sucede algo amor, la doctora te hizo una pregunta?. 
—Si estoy bien, solo me parece una gran coincidencia que al mismo tiempo los dos quieran que los conozcamos. —Respondió Jaime, tratando de disimular su tristeza.  
—Este momento es hermoso.  
—Estoy de acuerdo contigo mi amor.  
—Se te salió una lágrima, no lo puedo creer mi esposo esta un poco nostálgico. —Comento Marlene con asombro y emoción. 
Ya había llegado el momento de conocer el sexo de ambos, una de las doctoras sin más detalles pregunto.  
—¿Quién de las dos pacientes desea recibir la noticia primero?.  
—Por favor doctora, nosotros. Nos morimos de ganas por conocer nuestro bebé. —Respondió Marlene de inmediato y le tomo la mano a Jaime con alegría.  
Janeth sintió una tristeza profunda en su corazón y guardo silencio, por un momento su mirada se cruzo de repente con la de Jaime y una lágrima se deslizó por su mejilla, se sentía fatal.  
—¿Preparados para conocer a su bebé?. —Pregunto la doctora que atendía a Marlene.  
—Claro que si doctora, estamos preparados.  
—Si doctora, estamos listo.  
—Bueno, por aquí pueden observar su cabecita, sus manitas, mire ahí están sus pies.  
—Que ternura.  
La emoción de Marlene y Jaime era muy notable, pero la emoción llegó aún más cuando la doctora dijo.  
—Su primer bebé será…  
Cada segundo que pasaba las manos de ambos esposos que estaban juntas se apretaban aún más, con la gran expectativa de conocer el sexo de su primogénito.  
—Es un niño. —Dijo la doctora con una gran sonrisa.  
Inmediatamente Jaime celebró de emoción y abrazo a Marlene con notable felicidad. Janeth observó con nostalgia aquel momento tan feliz, no paraba de culparse por lo sucedido, era difícil para ella demostrar su inocencia, simplemente se había enamorado del hombre equivocado y lo que menos quería era dañar la felicidad que ellos estaban sintiendo en ese instante.  
—Bueno, señora Janeth preparada para conocer a su hijo.  
Seguidamente Jaime no pudo evitar colocar su atención a la revelación de su otro hijo, de inmediato tragó saliva tratando de disimular su interés por conocer a su otro primogénito. La doctora empezó a describir cada parte del cuerpecito del bebé, hasta que sin más nada que decir, dijo.  
—También es un niño.  
—Dios, no lo puedo creer. —Comento Marlene, totalmente sorprendida.  
Jaime simplemente sonrió, pero su corazón estaba apunto de estallar de pura felicidad. Euclides le tomó la mano a Janeth y le dio un beso en la frente mientras ella lloraba en silencio de profunda alegría.  
—Ahora, nosotras le tenemos una sorpresa.  
—Mi amor, ahora con que vas a salir.  
—Janeth y yo ya habíamos hablado de esto, independientemente de lo que fueran nuestros bebés ya tendríamos los nombres. Así que esa es nuestra sorpresa.  
—No crees que es un poco apresurado.  
—Para nada amor, no me digas que no te mueres de ganas de saber cual es el nombre de nuestro hijo.  
—Claro que si, dime.  
—¿Preparados?. 
—Mi hijo se va a llamar Fernando. —Dijo Janeth con seguridad.  
—Buena elección.  
—Así es, significa valeroso y temerario, fuerte y seguro. ¿Estas de acuerdo con el nombre que escogí para nuestro hijo?.  
—Claro amor, me encanta. ¿Me imagino que Janeth ya tiene nombre para su hijo?. —Respondió Jaime e inmediatamente preguntó con notable curiosidad.  
—Por supuesto, díselo Janeth seguro a tu esposo Euclides le encantará. —Marlene intervino apresurado la sorpresa.  
—Si, segurísimo. Mi hijo se va a llamar Julián. —Respondió.  
Todos quedaron en silencio por unos segundos.  
—Significa de raíces fuertes, con un gran corazón y fortaleza. Ese es el significa del nombre de mi hijo. —Aclaro Janeth con notoria valentía.   
Justo en ese instante entendió que debía ser fuerte y seguir adelante por su hijo, ella sabía muy bien que ya no debía derramar una lágrima más por aquel mal hombre que los rechazó, ahora estaba sola y debía luchar para asegurar su bienestar y el de su hijo, Julián.  
Fernando, ya tenía la vida segura desde antes de nacer, Marlene se encargaría de que a su hijo no le faltara nada, su vida sería muy diferente a la de su hermano, era inevitable su realidad.  
En ese momento, incluso antes de nacer ambos hermanos ya tenían su destino asegurado, sin embargo… la vida a veces cambiaría el curso del camino y se enfrentarían a una de las verdades más contundente de sus vidas.  
—Me encantan ambos nombres, se imaginan esos dos jugando en el patio de la mansión, ¡que felicidad!. —Comento Marlene imaginando un futuro incierto.  
Claramente el significado del nombre del hijo de Janeth llamó la atención de Jaime, al final también era su hijo, aprovechó un momento de descuido de Marlene y se acercó a Janeth tratando de mantener unas conversación que al paso de los segundos sería tensionante para los involucrados.  
—Necesito que hablemos.  
—No tengo absolutamente nada que hablar con usted. —Respondió contundentemente Janeth.   
—Patrón, no creo que sea el momento y el lugar para hacer esto. —Intervino diciendo Euclides.  
—Cállese Euclides, usted no tiene nada que ver en esto.  
—Janeth, solo quiero redimir mis malos actos, se que hice mal en rechazar a mi hijo pero ya entendí mi error, solo quiero que sepa que me haré cargo de mi hijo Julián. —Dijo Jaime tratando de arreglar todo lo ocurrido.  
—¿Ahora si lo llamas hijo?. —Pregunto sarcásticamente Janeth y prosiguió.  
—Que ironía, por que si mal no recuerdo hace unos días dijiste que era un terrible error. Solo le diré algo desde hoy señor Jaime no quiero que se acerque a mi hijo, incluso estaré un tiempo en su casa mientras consigo volver a mi país para jamás y nunca sepa nada de nosotros.  
Dicho eso, en ese preciso momento la ira de Jaime se salió de control y tomó a Janeth fuertemente del brazo.  
—No te vas a llevar a mi hijo a ningún lado sin mi consentimiento.  
—Suéltame, me estás lastimando. —Exclamo Janeth con dolor.  
Euclides intervino de inmediato y le quitó la mano y le dio un fuerte empujón a Jaime.  
—¡Patrón suéltela!, no la vuelva a tocar.  
—Vea, que tenemos aquí, es que usted no a entendido que no es su maldito problema. —Dijo Jaime tratando de controlar su rabia.  
—Si señor, ahora también es mi problema y mi responsabilidad. Usted me hizo parte de esto también. —Aclaro Euclides, enfrentándose cara a cara contra Jaime.  
—Me esta retando malparido.  
—Tómelo como quiera don Jaime, usted puede ser mi patrón y todo lo que quiera pero estoy con Janeth y haré lo que sea necesario para que este bien con su hijo. Déjela en paz es lo único que le pido. —Dijo Euclides con notorio disgusto.  
—Usted no sabe con quién se esta metiendo muerto de hambre, hijueputa. Yo voy a hacer lo que me corresponde así me tenga que llevar a quien sea por delante. —Respondió sin precedente Jaime, la rabia ya se había apoderado de todo su ser.  
—Por favor ya no más. Jaime hablaremos de esto después. —Intervino Janeth, tratando de evitar los golpes entre ambos y complaciendo a Jaime.  
—Estoy de acuerdo, ve que si podemos hablar y llegar a un acuerdo los dos. —Dijo Jaime mostrándose un tanto calmado frente a ella.  
De inmediato levantó la mirada y su expresión cambio radicalmente, apuntando con sus ojos cargados de ira a Euclides, le dijo.  
—Y usted, no lo quiero ver más en mi casa, se larga hoy mismo.  
Marlene se acercó y claramente notando un ambiente tenso, pregunto.  
—¿Sucede algo?.  
—No mi amor, todo está bien. —Respondió Jaime.  
—No me digas que todo está bien, si acabo de escuchar perfectamente que acabas de echar a Euclides de la casa. —Respondió Marlene un poco alterada.  
—Pues si, no hizo bien un trabajo que le había encomendado y ya no quiero que este más en nuestra casa.  
—Por favor Jaime, no estoy de acuerdo contigo son muchos años que a estado con nosotros incluso es padre del hijo de Janeth no le puedes hacer eso a ella también.  
—Me importa una mierda, no me cuestione más, te espero en el carro.  
Jaime se retiró del hospital con notable rabia, Marlene quedó sin palabra alguna solo se acercó a Janeth, la abrazó y dijo.  
—Tranquila todo va a estar bien, hablaré con el y todo volverá a normalidad. 
—No se preocupe Sra. no es necesario.  
—Insisto Euclides, no te puedes ir de mi casa, es que no entiendo, fue muy grabe lo que paso. 
—Tendría que hablar con el Sra. Marlene tampoco entiendo que fue lo que pasó.  
—Esta bien, vamos.  
Los tres salieron del hospital, lo que había iniciado como una simple conversación se había convertido en la tormenta que acabaría lentamente con todo a su paso y ninguno estaría a salvo para enfrentar a sus propios demonios.  
 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.