Capítulo 1

Las hojas caen de algunos árboles debido al viento y a la época en la que estamos, el pasto verde está cubierto de hojas cafés, amarillas y naranjas. Amo esta estación. Observo la fecha que me indica que hoy es seis de febrero, las noticias están a todo volumen por el inicio de clases a nivel nacional. Las calles serán un desastre.

Lo mismo sucede en el verano con la compra de los útiles, todo es un desastre.

La alarma de mi celular suena indicándome que es hora de levantarme para afrontar el día de hoy, siento una gran pereza en mi cuerpo pero mi mente gana la batalla para ordenarle que se levante. Me siento en la cama y busco mi celular para apagar la alarma, luego busco una liga para amarrar mi cabello ondulado y bajar a la planta principal donde debe estar mi familia como locos.

— Buenos días, familia. — Digo en general para que se escuche a los que están en la planta.

— Buenos días. — Me responde una voz femenina desde la cocina, es mamá.

— ¿Como amaneció la princesa de esta casa? — Pregunta una voz masculina muy clara mientras se acerca hacia mí.

— Muy bien ¿Y usted? — Respondo a su pregunta mientras le doy una sonrisa, para lanzarle la pregunta.

Fingir que estoy demasiado bien con el hecho de que estaré un año en ese instituto, es exactamente lo que quiero darles para que no se preocupen por mí. Aunque no me agrade asistir.

Anteriormente intente ingresar en otros institutos que no me hicieran irme un año de mi casa, solo que mis papás buscaron institutos privilegiados y mis notas no rendieron lo suficiente en algunos requisitos para poder entrar.

— De maravilla. — Responde mi dulce papá.

No crean todo lo que ven, les advierto desde ya.

— Bueno niños, vamos a desayunar si no llegaran tarde a sus actividades. — La voz de mamá suena en toda la cocina dirigiéndose en general.

Todos los presentes obedecemos, cada quien se sienta en una silla con su desayuno en la mesa. Antes de comer le damos gracias a Dios por los alimentos y las fuentes de provisión. Mi familia se acercó a las creencias cristianas hace unos cinco años aproximadamente, desde entonces mis papás se encargan de continuarlas e inculcarlas todos los días a nosotros. Cuando terminamos de orar todos en la mesa empiezan a comer, mamá saca un tema de conversación y papá le sigue.

— Dejaras a los chicos a sus centros educativos, para que así puedas ir al trabajo sin problemas. — Especta mamá —. Yo dejare a Araceli al instituto.

— De acuerdo, cariño.

Cuando papá termina de comer, recoge los platos de la mesa para dejarlos en el fregadero. Toma su bulto y observa a mis hermanos que aún están en la mesa.

— Vamos chicos, ya casi nos vamos. — Presiona papá.

A los segundos ellos se hacen el desayuno tragado y corren por sus cosas para subir al auto con papá. Este se vuelve y me da un beso en la frente con un abrazo fuerte.

— Te cuidas mucho, princesa. — Me dice viéndome a los ojos —. Te voy a extrañar mucho.

— Yo también te voy a extrañar, papá.

Después él se va al auto con mi hermanos dejándome sola con mamá y mi hermana, escucho el motor del auto encender y empezar su rumbo. Minutos más tarde terminamos de desayunar las tres y recogemos la mesa para irnos a lavar los dientes, subo a mi habitación para alistar la maleta con mi ropa y lo que necesitare para ir al instituto.

Mi cama es un desastre por la ropa que saque y debo doblar para guardarla en la maleta. Alisto lo que usaré hoy para no atrasar, termino de guardar y recoger lo que necesito en la maleta e intento cerrarla pero... no cierra.

Mierda

Debo comprar una más grande.

Llamo a mi hermana que está en la habitación a mi lado, ella enseguida llega tras mi llamado.

— ¿Por qué llevas tantas cosas? — Pregunta ella.

— Porque estaré un año en un instituto, por eso. — Respondo

Ella rueda los ojos ante mi respuesta.

— Necesito que te sientes encima de la maleta para poder cerrarla. — Le digo

— ¿Por qué mejor no vamos y compramos otra maleta? — Cuestiona.

— Porque no hay tiempo, Cris. — Especto —. Vamos, sabes que a mamá no le gusta que le atrasemos.

Soltando un suspiro en respuesta se sienta encima de la maleta, yo logro jalar el cierre con cuidado de no dañarlo y que nada se salga de la maleta mientras la cierro. Fueron minutos de agonía pero se logra, le agradezco a mi hermana y voy corriendo al baño dispuesta en alistarme lo más rápido posible. Al llegar al baño, dejo mi toalla a un lado y comienzo a quitarme la pijama que se desliza por mi cuerpo hasta caer al suelo dejándome completamente desnuda. Entro a la ducha me dirijo a abrir la llave para que me reciba el agua tibia mojando mi piel.

No me quiero ir, no me quiero ir.

El agua relaja cada musculo de mi cuerpo, hasta me dormiría si sigo quedándome aquí. No tardo mucho en el baño. Cuando termino tomo la toalla para secar mi cuerpo y colocarla alrededor de mí haciendo presión en el centro para amarrarla con el fin de que no se caiga. Salgo del baño para regresar a mi habitación. Tomo la ropa que deje en mi cama que iba a usar mientras suena Sucker de los Jonas Brothers, me concentro en la canción detalladamente mientras me listo que no me doy cuenta de que mamá me hablo.

— No llegues tarde, ya casi nos vamos. — Dice.

Asiento con la cabeza mientras me cepillo el cabello, ella se aleja de la puerta dejándome sola. Mi mente me lleva a flashbacks de los momentos familiares que ha habido en esta casa, noto lo fría y lo distante que he sido con mis padres. Solo les he traído problemas desde que entre en ese internado, hace cuatro años.

Pobres...

Todo está listo para irme así que arrastro mi maleta y el bulto colocando sobre mi hombro, le hecho un último vistazo a mi habitación para bajar e irme con mamá. Cuanto antes nos vayamos será mejor, en minutos ya estoy en la parte de atrás del auto echando mis cosas en la cajuela. Me subo en el lado del acompañante, me pongo el cinturón de seguridad mientras mi mamá se sube al auto y lo enciende.