Lazos Fuertes

Capítulo 3

De 366 habitaciones en este internado me toco con Mariana — podría pensar que hasta hay más habitaciones —, la situación parece un chiste total. Son las seis de la noche y aún no he podido hacer el cambio de habitación, me sorprende que mi número de identificación estuviera con la de Mariana, ya que en el expediente del internado indica claramente que tanto ella como mi persona no podemos estar juntas.

Tan así llegamos para que estuviera en el expediente de ambas esa indicación.

— Cheli ¿Qué haces aquí tan tarde? — Me pregunta Jonathan.

— Veras Jon, estoy esperando a que me atiendas para hacer un cambio de habitación porque me asignaron con una persona que está más que claro en mi expediente que no podemos estar juntas. — Respondo.

Sus ojos se abren de par en par al entender a que me refería.

— Lo siento tanto, ya haremos el cambio de habitación. — Especta.

Él toma un folder con hojas que contienen el número de las habitaciones del internado y las alumnas, tacha dos nombres de la lista y los cambia de lugar. Luego toma un papel en blanco pequeño donde escribe el número de habitación y mi número de identificación.

— Aquí esta, pasare esta lista al sistema para que no hayan fallos luego. — Me indica entregándome el papel.

— Gracias, linda noche Jon. — Especto para irme de la oficina.

No esta tan lleno como hace unas horas los pasillos, pero si hay cierto ruido. Observo el papel que tengo en mis manos para luego ver el número en las puertas de las habitaciones mientras voy caminando hasta encontrarlo.

Cada habitación hay tres alumnas compartiendo espacio, imagínense lo grande que debe ser. No nos permiten decorar ni pintar nada, ya que el internado es patrimonio cultural.

Habitación #333 — Araceli Rousseau

Logro dar con la habitación que se encontraba en el tercer piso, toco la puerta hasta recibir una indicación que es así para entrar y observar. Dejo mis cosas cerca de la cama que se encuentra vacía — que es la única de hecho, porque las otras dos ya tienen las pertenencias de sus dueñas —, me echo en la cama y una satisfacción invade mi cuerpo.

Alguien se acerca a la habitación con pasos tranquilos hasta que se detiene y me ve.

— No puedo creerlo. – Dice en un tono de sorpresa.

Ay no...

De nuevo me la vuelvo a encontrar, solo que esta vez su cabello está amarrado en un moño bajo y piel se ve cubierta por la ropa que usa, hay reglamento de vestuario en el internado.

— Parece que seremos compañeras de habitación. – Digo alzando la vista para verla mejor.

— Definitivamente este internado y su personal está lleno de sorpresas. — Comenta.

Niego con la cabeza para acostarla en la cama mientras me río.

— Para que veas que las sorpresas buenas si existen.

Luego uno de los alta voces funciona permitiendo que la voz del subdirector se escuche fuerte y claro.

Se les solicita a todas las estudiantes ir al gimnasio enseguida, repito. Se les solicita a todas las estudiantes ir al gimnasio enseguida.

Que empiece el dolor de cabeza.

— Bienvenida a los juegos del hambre. — Dice con diversión mi amiga Stacy.

— Cállate. — Contesto soltando un suspiro indicando irritación.

Agarro fuerzas y voluntad para levantarme de la cama con el fin de hacer caso a la orden, no solicitación del internado con respeto al gimnasio. Los ruidos de voces retumban en las paredes del pasillo, claro aquí es donde todas se encuentran a sus amistades y se ponen al día hasta llegar al gimnasio. Si mi mamá estuviera aquí y viera la actitud que demuestro al inicio escolar, ya me hubiera dado un buen sermón y por supuesto las agresiones no estarían de más. Cosas de madres latinas.

Nos recibe unas dos puertas grandes ubicadas en la entrada del gimnasio, el montón de estudiantes regulares pasan sin ningún problema para tomar asiento en las graderías del gran gimnasio del internado. Mi amiga Stacy y yo tomamos asiento cerca de Evaluna que se encuentra con una amistad.

— ¿Cómo te fue? — Me pregunta Evaluna.

— Del asco. — Respondo —. Definitivamente no extrañe nada de esto.

Mi celular vibra en el bolsillo de mi pantalón, lo saco de su escondite para ver el mensaje que recibo.

Espero que te vaya muy bien en este inicio escolar para ti, ya casi serás bachiller. Te quiere mucho tu wife.

Sus palabras me dieron razones para sonreír y sentirme un poco mejor a pesar de que no tenía la mejor actitud. Le respondí agradeciéndole y preguntándole como se encontraba.

Noto la mirada de Evaluna así que decido hacerle frente.

—  ¿Qué? — Le pregunto.

— ¿Quién es la razón de que tu mal humor bajara? — Cuestiona.

— Nadie que sea interesante para ti, no te preocupes. — Contesto.

Con los años me volví una persona celosa con sus relaciones ya sea en el sentido amoroso o simplemente en amistad, no muchos saben de mis amistades o con quién me llevo.

— Bien, solo cuida tu corazón. — Especta mi amiga para luego sonreír y llamar a una rubia para que se sienta con nosotras —. ¡Rebekah! ¡Hey ven!

La chica parece encontrarla entre la multitud devolviéndole el saludo para luego acercase a nosotras.

— Hola Evaluna. — Saluda la rubia a mi amiga que se encuentra a mi lado.

Por mi parte sigo texteando por el celular hasta que den inicio a lo que sea que vayan hacer aquí, estaba tan sumergida que no me di cuenta que me habían saludado hasta que siento un golpe en mis costillas. 

— ¡Oye! — Le digo quejándome hasta que la mirada de mi amiga me señala a la rubia — . Hola, soy Araceli. — Me presento extiéndole la mano sin tener que levantar mi precioso culo del asiento.

— Encantada de conocerte finalmente, Araceli. He oído mucho de ti. — Especta la rubia con timidez —. Soy Rebekah, amiga de Evaluna y Stacy.




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