Para que seas tan risueña eres muy pesimista.
Sus palabras hacen eco en mi cabeza, hasta retundan en mis oídos. ¿Cómo llegue a apagarme? ¿Cómo acabe siendo lo que soy? ¿En qué momento las cosas dejaron de estar bajo mi control? Preguntas que no tienen respuesta, aún. Espero encontrarle con el tiempo.
— ¿Cheli? ¿Acaso me escuchaste? — Me preguntan.
Rafael ya se había ido porque no podía quedarse más de lo normal, no nos morimos de hambre pero seguimos conversando un poco más cuando lo encamine a la salida.
— Pensé que te ibas a encerrar al cuarto y no tenías vida social. — Especta en broma.
Automáticamente le hago una zancadilla donde el cae directo al suelo y se lleva un raspón en su frente.
— ¡Oye! — Alega.
— Eso te pasa por ser un idiota y por pensar que no tengo vida social. — Respondo en defensa.
Aclaro, si tengo solo que por el momento es complicado.
— ¡Cuidado con ese lenguaje! Vea que eres una S E Ñ O R I T A. — Dice sin dejar de lado el humor de sus palabras.
— ¡Me vale mil kilos de pepinos el S E Ñ O R I T A! — Especto cansada y harta, toda mi vida me han dicho como debería actuar, que debería hacer y cómo comportarme.
— ¡Ve a ver si le doy las quejas a Jack o a Caitlyn! — Sigue para él todo es un juego.
— Uy, uy ¡Cuidado Caitlyn o Jack van a venir a defenderte! — Contesto.
— Poss, ¡Pos si fíjate! — El pobre intenta buscar alguna esperanza de ello, pero no es así.
Me rebaje a su nivel, horrible me siento.
La zancadilla le había provocado una fisura en la frente, me había sentido culpable por actuar impulsivamente así que fuimos a la enfermería.
— Bienvenido a Hogwarts, Raf. — Le digo burlándome del raspón en la frente que se asemeja al de Harry Potter.
— Ja, ja, ja. Que graciosita estás. — Dice el sin gracia alguna.
Le coloco el hielo en el lugar y él se queja por lo frío, por supuesto el dolor que debe sentir. Es solo una línea delgada, nada profundo.
— Deja de ser un llorón. — Especto.
Este no me contradice y se queda en silencio, cuando logro que se le baje un poco dejo el hielo en donde estaba antes para luego ponerle una bandita o curita.
— Bien, ya estas. — Le digo cuando acabo —. Ahora solo dale tiempo para que se te sane.
— Gracias, serías una sexy enfermera. — Responde —. Considera estudiar esa carrera.
— Falta un año, no hay mente para eso. — Le contesto mientras le doy una sonrisa.
No había nadie en enfermería — ventaja así nadie me pregunta de Rafael —, pero lo más seguro es que para mañana saquen sus conclusiones porque pasamos por el patio. Es raro ver a un chico dentro de un internado de solo mujeres y cuando ocurre se ponen hormonales, como las de primer año que a todos los ven guapos.
Salimos sin que nadie nos viera para ir a la sala de espera mientras tanto mi amigo saca un tema de conversación.
— ¿Y cómo van las cosas entre tú y Jack? — Pregunta curioso.
Jack...
Es una historia larga, fue ese comienzo de amistades increíbles donde al principio no se soportan y con el tiempo deciden hacer las paces. Empezamos a llevarnos bien desde entonces ha sido como un hermano mayor y no dejo de lado que es mi vecino. Pero con el tiempo me empecé a confundir por su forma tan especial y particular de tratarme.
Es justamente lo que sabe Rafael, que es el mejor amigo de él y mío, esto debería ser un buen drama si algo sale mal.
— ¿A qué te refieres con eso? — Cuestiono haciéndome ajena al tema.
— A que, si están bien, están mal, se han hablado o no. — Responde como si fuera lo más obvio.
— Bueno, hablamos cuando él puede está muy ocupado con el trabajo y la universidad. — Me encojo de hombros mientras contesto su pregunta.
— Me lo imaginaba. — Dice —. ¿Ya tienen... algo más allá? — Pregunta haciendo el intento de ser cauteloso, pero fracasa en el intento.
— ¿¡Qué!? No, solo es mi mejor amigo y ya. — Respondo indignada.
La sola idea de ser algo más que solo la mejor amiga de Jack me da curiosidad, pero por el momento no quiero ir por ese rumbo. Ya me basta con que lo mis problemas del día al día que enfrento. Por ahora no es prioridad buscar atención y cariño en una persona, no quiero arruinar esa conexión o amistad con él.
Ya después no habrá marcha atrás y no podre repararlo.
Siempre he creído que cuando algo está roto, está roto aunque en el intento de recuperarlo no se recupera del todo siendo un éxito.
— No, perdona. — Respondo para luego preguntar —. ¿Qué me estabas diciendo?
— Nuestra compañera de cuarto se llama Fabiana. — Responde mi amiga fingiendo una sonrisa a mi persona.
Ups!
Elevo una ceja al ver aquella chica quien se hace la simpática conmigo.
— Soy Araceli, encantada de conocerte Fabiana. — Me presento
— Lo mismo digo, Araceli.
— ¿En dónde diablos estabas? Hace quince minutos tocaron, pensé que te había pasado algo. — Aparece Evaluna de la nada en la puerta.
— Estaba con Stacy en los túneles hablando con ella... — Miento y esta me alza la ceja —. Andas bastante rara.
Silencio
Horas atrás la profesora de física mate quien no nos obligó a socializar por los primeros días de clases, durante la clase Evaluna quiso dirigirme la palabra, pero se arrepiente, el motivo lo desconozco. Nos había dado ya la sección con la que estaríamos el resto del año, ya había notado a Fabiana desde que entre y recibí primer clase con la sección pero no tenía interés de hablar.
— No me gusta esta sección. — Comenta Evaluna de golpe.
Frunzo el ceño porque no entendía su comentario tan repentino.