Lazos Fuertes

Capítulo 8

Los rayos del sol iluminan la habitación, aunque gracias a las cortinas cerradas sigue dándole un toque de oscuridad. El sonido de una alarma provoca que nos despertemos del profundo sueño, la primera en despertarse es Stacy.

— ¿Quién de ustedes le dice al profesor de historia que estoy con diarrea y no podré ir a su clase? — Pregunta recién despierta.

— Ninguna de las tres estamos en el mismo salón. — Responde mi compañera de habitación por ambas.

Solo veo y escucho a una Stacy quejarse mientras lleva las sábanas a su cuerpo con la intención de cobijarse más. La aplicación del internado no ha notificado nada, supongo que aún tienen un desorden algunos asuntos.

Sin ganas de enfrentar el día y una sensación de nervios invadiéndome dispongo a levantarme de la cama para comenzar a alistarme, porque mi mamá crío a una guerrera no una cobarde. Eran las seis en punto de la mañana cuando comenzó mi rutina, acabe de alistarme a las siete y cuarenta de la mañana. Todo era un caos.

— ¡Stacy necesito el baño, sal ya! — Le grito a mi amiga desde el otro lado de la puerta de la habitación.

— ¡Ya se acabó tu turno! — Me contesta en el mismo tono.

Un gruñido sale mí ante la respuesta de mi amiga, no puedo perder el tiempo. A las ocho debería estar en el salón para comenzar el horario con las clases de matemáticas, alisto mi bolso con los cuadernos y libros necesarios. Él sonido de una notificación llama mi atención, es mi mamá...

«Ya tu papá envió la carta al internado, avísame si te dan respuesta.»

Un peso menos encima, ahora faltan diez pesos más que debo quitarme.

Le contesto con un gracias al mensaje y corro para ir a mi salón, ya que a Stacy se le ocurrió alistarse a la hora del burro. Al llegar al aula me acerco a mi nuevo grupo de amigas donde mi sorpresa se vio al encontrar a Evaluna sentada cerca de ellas, su mirada me indica que me acerque al lugar que esta desocupado a su lado. Al parecer el día va a empezar demasiado bien.

Unas risas y cotilleos se escuchan detrás de unos asientos donde Evaluna se encuentra, es un grupo de mosquitas muertas provocando que mi amiga se sienta incómoda.

Fuck...

— Espero que las cartas las respondan hoy, no quiero perder más mi tiempo. — Le digo a Evaluna, ella solo se limita en asentir y estar callada.

Cada hora se sentía eterna durante la clase, la profesora explicaba los procedimientos de las ecuaciones, conversiones y despejar X, hipotenusas, circunferencias; cuando era necesario dependiendo del problema. Mi mente se fue a pensamientos que solamente tengo acceso yo, tenía entendido que las primeras tres secciones de décimo año curso, son de inglés y las demás son de franceses.

Y no solo eso, sino que las tres secciones estaban organizadas por el récord académico de cada una de las alumnas. Ósea el orden estaba así: La 10 – 1 era donde se encontraban las que llevaban notas altas de 80, la 10 – 2 se encuentras llevan notas más de 70 y la 10 – 3 estaban las que definitivamente pasaban por milagro o raspando. Eso era totalmente desalentador, porque entonces reconocía que no merecía estar en la diez – dos debido a que mis notas no siempre eran más de 70 y posiblemente alguien si merecía mi campo.

— Araceli ¿Me puedes explicar el procedimiento para poder obtener la hipotenusa? — Me pregunta la profesora de matemáticas.

Quedare como una bruta frente todo el salón.

Todos los procesos de matemáticas los tenía totalmente malos, menos el resultado. Algo bastante curioso porque yo si entendía mi procedimiento, pero mis profesores no lograban entenderlo y terminaban haciéndome preguntas que no podía responder, ya que las bases de ellos mi procedimiento estaba mal. No podía defender el por qué el resultado estaba correcto, pero el procedimiento esta fatal.

Cosas de personas que sufren TDAH.

— No sabría cómo explicarlo, profe. — Respondo a su pregunta para escudriñarme en la excusa que pondré — . No soy buena explicando. 

— Intenta hacerlo. — Alienta ella.

Señora entienda que todos los procedimientos que hago están mal para personas como usted, pero no encuentran razón lógica para que el resultado este correcto.

— El cambio de los elementos, no alteran el producto profesor. — Le decía defendiéndome al profesor de matemáticas el año pasado.

— Seguro, pero ¿Me puedes explicar cómo es que la X esta mal ubicada para hacer la operación? Y también ¿Porqué al ángulo de 180 grados le restaste? — Especta él.

Observo mi cuaderno donde están mis procedimientos y al notar lo que él me decía, no lograba hallar una respuesta válida a sus preguntas. Al notarme callada, el suelta un suspiro.

— Borra el procedimiento y hazlo bien. — Me indica el profesor — . El resultado esta correcto, lo dejas ahí. 

— ¿Se lo traigo en cuanto termine? — Le pregunto.

— Si está bien, sí. — Responde —. Hasta que no esté bien, no podre ponerte el sello de revisado.

El usaba un sello para indicar que reviso lo que se hizo en la clase, a final del año se acumulaban los sellos para dar cierta parte de la nota del cotidiano en la materia. Yo solo me límite a asentir e irme a mi asiento y hacer el procedimiento como él lo había indicado en clase.

Volviendo a la clase que estaba teniendo a una profesora esperando una respuesta ante un procedimiento de mi parte y a unas compañeras desesperadas guardando sus cuadernos para salir a la siguiente clase de otra materia.

— ¿Por qué esta guardando? — Pregunta la profesora al ver a muchas guardar sus cosas.

— Faltan cinco minutos para que toquen el recreo, profe. — Respondió una de las alumnas.

— No, no, no. — Especta ella —. Son cinco minutotes, saquen sus cosas aún nos falta.

Todas obedecen a regañadientes mientras sacan sus cosas e intentan prestar atención a la clase. Al final la profesora terminó explicando lo que yo no pude hacer y esos cinco minutos se sintieron largos.




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