Todos los niveles están reunidos en el gimnasio, las alumnas sentadas mientras los profesores se mantienen de pie al lado de cada grupo al que le estaba dando clases. El silencio ha sido nuestra compañía desde hace unos minutos, la directora no ha llegado aún, eso indica que la situación es demasiado seria.
Me pone los pelos de punta que el gimnasio este casi a explotar por la cantidad de personas reunidas y ninguna habla, ninguna situación había provocado este silencio. Nunca.
Se escucha el sonido de unos tacones cerca de la entrada al gimnasio, las puertas están de par en par. La directora camina paso firme y determinado mientras que a su lado está el subdirector siguiéndole el paso. En el rostro de la directa muestra rabia, decepción e indignación, sube al escenario para acercarse al pulpito con el fin de acomodar el micrófono cerca de sus labios y comienza hablar.
— Buenos días, estudiantes. — Saluda de forma seria y formal.
— Buenos días. — Saluda todos los niveles presentes.
— Hace unas horas mientras tomaba mi taza de café, estaba leyendo un artículo sobre el respeto. — Comenta — . Decía que el respeto comienza con la confianza y está vinculada a la empatía, la compasión, la integridad y la honestidad.
Todo se mantiene en silencio mientras la directora habla.
— Definitivamente los involucrados de tal video que ustedes ya tienen conocimiento, no tuvieron ni la más mínima decencia de tener respeto para así mismos. — Hace una pausa para continuar —. ¿Qué se logró de ese video? Un niño en el hospital que fue expuesto en noticias nacionales porque el otro internado no freno los comportamientos agresivos de los otros estudiantes y dos niñas metidas en un gran aprieto.
Luego anuncio que el baile del reencuentro no se realizara y que desde el día de hoy el lazo de internados hermanos se ha cortado. Antes de que la directora terminara con el sermón sobre el respeto, todo se volvió oscuro y un proyector ilumina el gimnasio mostrando un video.
— ¿Cómo sería el discurso de Araceli Rousseau para la bienvenida a las nuevas alumnas del internado? — Pregunta.
Se escuchan risas de fondo mientras el que graba enfoca el rostro de una chica.
— Va, lo haré pero más te vale no mostrar ese vídeo. — Advierto para hacer una pausa —. Buenos días, alumnas, señora directora, señor sub director y al personal del centro educativo. — Prosigo —. El día de hoy hacemos un acto llamado "motivación" con la idea de impulsar a las alumnas a seguir adelante para este curso lectivo.
La cara se me cae de vergüenza, no puedo seguir escuchando más. Que acabe esta pesadilla.
Continua el video —. Hace cuatro años mi generación traspaso las puertas de este instituto para comenzar la famosa etapa de la secundaria, queríamos dejar una huella en este centro educativo y sin duda alguna eso hicimos algunas ¿no? — Hay demasiadas risas de fondo en el video — . No todo lo que brilla es oro, pero no todas las alumnas de este internado somos capaces de hacer historia ¿Y la verdad? Es que para marcar una historia debes mancharte las manos, sino descubrir los oscuros secretos que esconde en cada aula del internado que son tantos que llegan a consumirte ¿Verdad profesor Juan?. — Cuestiono mientras alzo una ceja.
La directora presta demasiada atención al video para mi gusto, algunas alumnas están en silencio y otras murmurando cosas.
— La estudiante que no es capaz de marcar historia tiene varias opciones, ser una fracasada o ser historia; Ah nada como la alumna que critican por su orientación sexual dándole varias opciones y honestamente, aquí entre nosotras. — Hago un gesto para que acerquen la cámara —. La que no es heterosexual, es homosexual y si no lo es adivina ¿Qué? Es bisexual o agazapada, así de fácil y sencillo. — Luego la cámara regresa a su normalidad y sigo hablando —. Primer año, vayan agarrando para su saco, esto no se trata de "vivir el sueño de la secundaria" como lo pintan en las películas, se trata de sobrevivir. Muchas gracias por su atención. — Acaba el video y el proyector se apaga.
El rostro de la directora esta más rojo que nunca y si antes no le había dado un ataque, este sería el momento justo para mandarla al hospital.
No doy tiempo de nada tomo mi bolso para salir de aquel lugar con la cara caliente y los ojos llorosos de la vergüenza que estoy siento en el momento, ni siquiera me tomo el atrevimiento de ver hacia atrás.
Corrí demasiado lejos del lugar, alejándome de todo el caos y la tensión que estaba ocurriendo con las personas. Fui al salón para tomar mis cosas con el fin de guardarlas e irme a la habitación, en eso que guardo mis cuadernos llego a notar unos papeles en el piso cerca del asiento de Evaluna y su amiga. Los tomo y les hecho un vistazo.
¿Soy yo o Arianne o juega de muy fresa? Atte.: Rebekah
Un poco, tal vez. Atte.: Eva
Su voz es chillona a veces. — Dice la parte de Rebekah
¿Verdad que sí? Es chistoso. — Escribió Evaluna.
Siento como si me hubieran sacado el aire del estómago con lo que estaba leyendo y varias lágrimas se deslizan por mis mejillas. En eso noto la presencia de alguien y cuando alzo la vista, veo que se trata de Evaluna y las chicas.
— Cheli, necesito que respires y hables conmigo. — Dice mi difunta amiga.
— ¡Se suponía que eras mi amiga! — Le digo en voz alta —. Se te olvida que prácticamente Stacy y yo te cuidamos la jodida espalda de todos quienes te amenazan. ¡Acepte pasarme de salón por ti!
Las lágrimas salen sin control y cada vez me siento peor.
— Vamos a calmarnos ¿Sí? — Interviene Rebekah metiéndose en la situación.
— Tu no te metas venado, sino serás la siguiente en la lista. — Le advierto.
— Cheli, basta. — Interviene Karen mientras se coloca frente de mi e intenta que me calme — . Te estas pasando del límite.