Lazos kármicos

La última prueba

Por los siguientes tres días, Xuan había cambiado completamente su actitud, incluso Milagros pudo escuchar a algunos maestros hablar del drástico cambio en el rebelde adolescente.

Al cuarto día por la mañana, recibió un mensaje de Bowen, pidiéndole reunirse con él. Pensó que lo mejor era ir y explicarles que se deslindaría por completo de la pandilla, pero no quería preocupar a Milagros así que no le dijo nada, simplemente se saltó las últimas clases para poder ir con Bowen.

Lo encontró fumando de forma incontrolable y sabía que eso significaba problemas, Bowen solía hacerlo cuando estaba nervioso.

―¡Xuan! ―exclamó al verlo― ¡Amigo! No sabes qué gusto me da que me respondieras. Después de la última misión pensé que…

―En realidad, Bowen, vengo a decirte que lo he pensado bien y determiné que lo mejor es dedicarme de lleno a la escuela. ―Bowen quedó boquiabierto al escuchar eso―. En estos días hablé con mi abuela, aceptaré su oferta de irme a vivir a América y…

―¡Por favor! ―Bowen lo interrumpió―, estoy metido en un problema. ¡Tienes que ayudarme!

―¿Ahora en qué lío te metiste? ―gruñó Xuan.

―El dinero que cobré el martes… se me hizo tarde así que entré a un bar… ¡me robaron! ―llevó el cigarro de nuevo a su boca aspirando con desesperación―. El patrón cree que me lo robé, me dio sólo hasta hoy. Hice otros cobros, pero no es suficiente. 

―¿De cuánto estamos hablando? ―preguntó Xuan.

―Veinte mil euros. Un inglés era el deudor, me dio el dinero y… Xuan, ¿crees que puedas persuadir a tu tío? Él es rico, ¿verdad?

―Mi tío no me daría un quinto, y lo sabes.

―Xuan…

―¡Te dije que lo dejaras, Bowen! ―interrumpió Xuan, enfadado―. Si quieres mi consejo, huye, vete con tus abuelos a Sichuán, vete lo más lejos que puedas.

―No quisiera, es un buen negocio y no quiero quedar fuera.

―¡Bowen! ―Xuan habló con severidad―, no te van a pasar esta. Olvídalo. Lo mejor es que te vayas.

El resto de la pandilla llegó en ese momento, escuchando a ambos. Geyang estuvo de acuerdo con Xuan, lo mejor para Bowen era escapar, pero los otros dos miembros de la pandilla no estaban muy convencidos. Tampoco lo estuvieron cuando Xuan les habló de dejar la pandilla para buscar una oportunidad en América.

―¿Por qué no quieren que sea exitoso? ―reclamó Geyang―. Xuan es muy inteligente, él podría…

―Justo porque es inteligente debería quedarse en el negocio ―respondió otro de ellos―, con el ingenio que tiene no dudes que pronto podríamos formar nuestro propio negocio de préstamos.

―Lo siento, pero lo he decidido ―Xuan tomó su mochila y se dirigió a la puerta―, no les estoy pidiendo opinión, sólo les aviso de mi decisión. Y Bowen, lo mejor será que te olvides de regresar a Pekín, vete o no saldrás con vida.

Xuan se retiró junto con Geyang, quien parecía más entusiasmado que nunca. Durante todo el camino no habló de otra cosa que no fuera lo que haría cuando Xuan fuera un importante empresario y regresara por él para ser su guardaespaldas. Xuan sonrió enternecido al escucharlo, además de Milagros, si por alguien valía la pena cambiar su vida, era por ese corpulento hombre al que veía como si fuera de su familia.

Se despidió de él, fue al restaurante a trabajar y salió a las 6 de la tarde como de costumbre. Iba de regreso al departamento cuando a medio camino fue interceptado por la pandilla. No hubo tiempo de nada, sus antiguos camaradas simplemente le pidieron ponerse en guardia y de la nada aparecieron jóvenes de una pandilla rival, con quienes tuvo que enfrentarse a golpes sin saber siquiera por qué era la pelea.

Con ayuda de la habilidad de Xuan y la fuerza de Geyang, aquella pandilla se vio obligada a escapar, dejando a los demás algo golpeados.

―¿Qué pasó?

―Los provocamos ―dijo uno de sus amigos, riendo entre jadeos―, sabíamos que te encontraríamos de camino a casa, así que los provocamos para que nos ayudaras a darles una paliza.

―Es para que recuerdes la gloria de esto, amigo ―dijo el otro, sonriendo. Pero la atención de Xuan ya no estaba en ellos, sino en la chica que los observaba desde el interior de un autobús de pasajeros.

―¡Milagros! ―musitó al ver su gesto de odio y decepción mientras bajaba la mirada y el autobús al fin avanzaba en el tráfico.

―No me dirás que no extrañarás esta adrenalina ―Bowen intentó palmearlo en la espalda, pero Xuan le detuvo la mano, agresivo.

―¿Me estás diciendo que esta pelea fue sólo para divertirse? ¿A pesar de que les dije que yo ya no quería problemas?

Nadie lo esperaba, el corpulento Geyang dio un paso al frente y golpeó a Bowen directo en la mandíbula. El joven cayó de espaldas en el suelo.

―¡No lo entiendes! ¡Xuan no está para ser un delincuente! ¡Ya déjenlo en paz!

En el autobús, Milagros sentía su piel erizarse al sentir aquella luz de muerte que iba quedando atrás con la pandilla. Se sentía muy tonta por haberle creído, si ni su propio padre fue capaz de dejar la delincuencia aun sabiendo que ponía en riesgo su vida, ¿qué podía esperar de alguien que ni de su familia era? Continuó su camino a casa dolida pero decidida a continuar su plan original y terminar sola con todo ese problema. Ella no conocía a la gente de la pandilla, pero adivinaba que el más corpulento era Geyang, ese chico con retraso mental del que tanto le hablaba Xuan y se sintió todavía más alterada, si era cierto lo que Xuan le contó de él, Geyang era inocente como un niño… un niño que perdería la vida en poco tiempo, pues vio a la muerte detrás de él, tomando sus hombros, tal y como lo vio en su hermano antes de que su padre lo asesinara.



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En el texto hay: magia negra, mafias, brujeria

Editado: 16.05.2024

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