Lazos Oscuros [libro 1]

40.- El forastero

AMELIE 💥

—¡No! — grité con fuerza mientras lanzaba uno de los muebles contra la pared.

Me llevé las manos a la cabeza, tirando mi cabello desde la raíz.

Quema. Rompe. Destruye. Mata.

No paraba de escuchar eso, una y otra vez en mi mente.

—¡Sal de mi cabeza!, ¡Salgan!

Volví a gritar, dejando que mi magia lanzara cosas a diestra y siniestra en la habitación.

Lograba recordar cada cosa que hice en Silverstone, como les causé dolor a mis amigos y compañeros, como lastimé a mi familia, como casi le arranco el corazón a papá con mis propias manos. Me volví un monstruo.

Al despertar, vi a casi toda mi familia en la habitación, incluso estaba Uma; la mejor amiga de mamá y bruja, todos al verme despierta sonrieron, pero solo les duró unos segundos. El fuego me recorrió las venas y las voces comenzaron a llenar mi mente, gritando por destruir todo; destrozar cada pared de la casa y a sus habitantes. Sin darme cuenta las cosas de la habitacion comenzaron a volar hacia mi familia, pero no lograba detenerme, sabía que debía alejarlos de mí, pero no de esta forma.

—Tranquila, lobita—le escuché decir a mamá mientras esquivaba las cosas.

No podía parar, los susurros me estaban desesperando, y quería arrancarlos de mi mente lo antes posible.

—¡SALGAN DE AQUÍ! —grité, los vidrios de una de las ventanas estallaron.

Gracias a los Dioses todos me hicieron caso.

Mi conciencia gritaba por una escapatoria, y sabía que esa escapatoria tenía nombre y apellido: Rainer Sanderson. Las imágenes de todo lo que hice en Silverstone volvieron a atacar mi mente: Mis amigos quejándose de dolor en el suelo; Fuego a nuestro alrededor; Papá arrodillando frente a mí; Rainer defendiéndolo con su cuerpo; Una daga en el abdomen de mi novio.

Rainer estaba herido, y no pude hacer nada; absolutamente nada. Necesito verlo, saber dónde está, si está bien; tal vez me necesite, tanto como yo lo necesito en este momento.

Rainer. Chico ángel, por favor.

Él debe morir.

Prefiero morir yo antes que él.

Primero él y después tú.

La puerta de la habitacion se abrió, el velador se estrelló contra la pared, demasiado cerca de la cabeza de la persona que estaba entrando. Cerré los ojos, intentando controlarme.

—¡Fuera! — grité.

—No, no me iré— respondió.

Abrí los ojos de golpe al oír su voz. Rainer.

—Chico ángel.

—Hola, preciosa.

Salté de la cama y corrí a sus brazos, al lugar más seguro en la tierra, al lugar donde estoy feliz y tranquila. Los brazos de Rainer me apretaron con fuerza contra su cuerpo, transmitiéndome su calor, escondí mi cabeza en su cuello; aspirando su característico aroma cítrico y picante, mezclado con su olor natural. Así debe oler el paraíso.

Me separé de él. — Estabas herido, vi una daga aquí— toqué su abdomen.

—Russell no tiene buena puntería— dijo acercando su rostro al mío.

—¿Russell?, ¿él te hirió? — profesor, dese por muerto.

—Nos mintió todo este tiempo, era un infiltrado en la escuela para hacer daño, en especial a ti— una de sus manos subió a mi cuello—. Al parecer algunos quieren restaurar el orden natural que tú y yo hemos roto en la tierra.

—Ese bastardo infe....

Me vi interrumpida por los labios de Rainer, estos cubrieron los míos con desespero, disipando cualquier tipo de pensamiento extraño y preguntas. Solo sus labios podían hacerme olvidar de todo y todos.

Enrollé mis brazos en su cuello; atrayéndolo más a mí, lo necesitaba, lo deseaba como a nadie en el mundo. Él es el único que con su simple presencia hace que la oscuridad que rodea mi mente desaparezca por completo. El beso se volvió más exigente, Rainer acarició mi labio inferior con su lengua y no logré resistirme; su lengua y la mía comenzaron una guerra deliciosa que logró hacerme gemir ligeramente.

—Tenías razón— dije cuando nos separamos para respirar—. No debí hacer ese hechizo.

—Eso no importa ahora, amor, lo que importa es que estas bien— me besó castamente.

—No estoy tan bien del todo, no paro de escuchar a las voces, excepto ahora.

—Si quieres que este contigo, solo tienes que decirlo.

La puerta de la habitación volvió a abrirse, mamá y papá entraron con cautela.

—¿Estás mejor, lobita? — preguntó mamá.

—Si, mucho mejor— inconscientemente me abracé a Rainer.

La mujer sonrió, acercándose lo suficiente para acariciar parte de mi cabello. Papá se quedó más alejado, lo cual me extrañó.

—Perdónenme, yo no quería, pero no supe que hacer y...

Mamá negó. — Shh, no es tu culpa, mi niña.

—Es verdad, corazón, la culpa no es tuya— dijo papá—. Pero encontraremos la solución, cueste lo que cueste.

*** *** ***

Después de disculparme con toda mi familia por los incidentes de la mañana, todos no paraban de abrazarme y decirme una y otra vez que no había nada por lo que debían disculparme. Aproveché la instancia para presentarle a Rainer a Uma; la mejor amiga de mamá y la bruja que me enseño las materias escolares humana, junto a Zach, hasta que me fui a Silverstone.

Después de la comida; papá, tío Zach y Rainer me pusieron al tanto de todo lo sucedido durante mi inconsciencia. Russell es un traidor, y lo han estado castigando para que dijera la verdad, pero no revela mucho que digamos.

—¿Por qué no nos dijiste nada del grimorio, pequeña? — preguntó tío Zach.

—Pensé que estaba destruido, eso es lo que siempre han dicho con respecto al pasado, pero al verlo, sabía que debía estar conmigo, aunque fuera peligroso.

—Ese libro es una maldición, corazón, no una herencia— papá me miró fijamente.

Necesitas ese libro.




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