Lazos Oscuros [libro 1]

44.- Delailah

AMELIE💥

Todos están reunidos en el jardín, mirando fijamente a una mujer con una enorme capucha burdeo oscuro en el centro del patio. La única que esta cerca de ella es mamá, la cual estaba en un estado entre el asombro y la extrañez.

—¿Estás completamente segura de lo que dices? — preguntó mamá, al segundo notó nuestra presencia.

—Siempre lo estoy, Genevieve. ¿Piensas dudar de mi ahora, después de tantos años?

—Sabes que no lo haría— mamá sonrió —, te confié mi mayor posesión en esta vida.

—Entonces sabes que mis palabras son más reales que cualquier otras.

Me paré junto a papá, el cual está completamente tenso, y en estado de alerta.

—¿Qué ocurre, papá? —susurré.

Este respiró profundo. —Aún lo estoy procesando, princesa.

Mamá se giró hacia nosotros, con los ojos un tanto conmocionados, pero parecía estar un poco más tranquila que al principio.

—Amelie, ven, por favor— tanto su mirada como la de aquella mujer estaban en mi—. Rainer, tú también.

La verdad no sabía que pensar sobre esto. Rainer entrelazó sus dedos con los míos antes de caminar hasta ambas. Tenía un extraño presentimiento, pero no lograba distinguir si era bueno o malo.

La desconocida se quitó la capucha, dejandonos detallarla mejor. Es pelinegra azabache, con la tez tan pálida que sus labios rojos y ojos oscuros resaltaban con facilidad. Vestía con ropa elegante y sus manos estaban cubierta de joyería, me recordaba a unos bocetos que había hecho hace años. Nunca fui una gran dibujante ni nada parecido, pero cuando mi mente gritaba por querer plasmar algo me volvía una artista por varios minutos, y está mujer es igual a un dibujo que hice una vez, sobre un sueño.

—Es un placer verte de nuevo, Amelie Steinfield Kenner— una sensación me recorrió la columna al escucharla hablar—, y es un gusto al fin conocerte Rainer Sanderson Facinelli.

Rainer quedó tan en shock como yo, entiendo que, si conoce a mi madre, existía la posibilidad que me conozca a mí, pero ¿Rainer?, ¿Cómo demonios lo conoce?

—¿La conozco? — Preguntó mi novio, totalmente confundido.

La mujer rió. —Claro que te conozco, muchachito, solo que tú no sabes que me conoces.

¿Qué?

—¿Cómo es que lo conoces? — me atreví a preguntar.

Ella volvió a reír, esta vez llevando su mirada a mí y después a él, analizándonos intercaladamente. Se llevó el dedo índice an mentón con una expresión divertida y burlona.

—Eres exactamente como predije que serias, niñita, ¿Quién diría que terminé conociéndote mejor de los que muchos creen? — posó sus ojos en Rainer—, al igual que a ti, solo que, en tu caso, mi conocimiento es solo un poco más limitado, pero se lo suficiente como para aclarar tus dudas.

Doble ¿Qué?

—Estoy algo confundido, ¿Quién es usted? — soltó Rainer.

—Pueden llamarme Delailah— hizo una ligera reverencia con la cabeza.

—¿Y quién es usted, Delailah?

Mi mente buscaba y buscaba algo que me relacionara con esta mujer, pero no encontraba nada. Su rostro solo me era familiar por el sueño que tuve y el boceto que hice, y su nombre no me sonaba de ningún recuerdo que pudiera tener, lo que sí es que su voz me causaba una sensación es la espina dorsal, y creía saber el por qué. Su presencia destila oscuridad; un tipo de oscuridad que nunca había sentido.

—Amelie, ella es el demonio que te dio su protección cuando naciste— explicó mamá.

Bueno, ahora su oscuridad tiene sentido. Un momento, si ella es el demonio que me apadrino, eso quiere decir que tengo un lazo con ella. Carajo.

Las piezas encajaron en mi cabeza. —Eres tú — la apunté—, tú eres una de las voces que escucho en mi cabeza, ¿No es así?

—Exactamente, he tratado de ayudarte cada vez que he podido, aunque no me lo pones nada fácil, niñita— se cruzó de brazos, dejando ver sus largas pero elegantes uñas—. Resultaste ser más traviesa, terca y atrevida de lo que me había imaginado.

Mis mejillas se sonrojaron.

—Me pregunto de quien lo habrá sacado— mamá miró ligeramente a papá.

Este la miró ofendido. —También es tu hija, señorita justiciera, que no se te olvide.

—Oh vamos, todos saben que Amelie es la perfecta combinación de los genes Steinfield con los Kenner, así que lo heredó de ambos —soltó Isaiah, acallando a mis padres.

—Como sea, lo bueno es que encontraste a tu escudo de titanio angelical, niñita— apuntó a mi novio—. ¿Quién diría que se encontrarían a esta edad?, debo decir que me impresiona, pensé que tardarían mucho más. Los destinados siempre se han encontrado después de cumplir 20 años de edad, incluso más.

—¿Destinados?, ¿Encontrarnos?, no comprendo, ¿Podrías explicarnos mejor, Delailah? — preguntó Rainer.

La demonio le sonrió, y me molestó que lo hiciera.

—A eso he venido, muchachito, tengo que contarles dos grandes verdades— nos miró a todos —. Están metidos en un gigantesco problema, y para su mala suerte están en desventaja, por no decir, acabados.

—¿A qué te refieres con eso? — intervino papá.

—¿De verdad creen que todo esto es una casualidad?, ¿Creen que esto no estaba escrito desde el principio?, creí que los sobrenaturales creados comprendían mejor que todo en esta vida tiene un propósito y un porqué, ¿o son tan ingenuos de pensar que todo lo que les dieron sus Dioses fue un regalo sin represalias ni consecuencias? — hizo un sonido de desapruebo al ver que nadie contesto —. Que decepcionante, los Celestiales e Infernales sabíamos que los Dioses habían sido demasiado generosos con seres que no estaban listo todavía.

¿Todos los demonios son así de burlones, arrogantes y condescendientes?, con razón las creencias religiosas los odian.

¿Tú qué crees, Amelie?, después de todo, tu sabes lo que es sentir el odio de personas que no te conocen.




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