HALLIE.
—Haber, explícate más lento para ver si estoy recibiendo bien la información — Val hizo un gesto con la mano para que mantuviera la boca cerrada —. Fuiste al cumpleaños de Seb, conociste a la chica con la que lo vimos, y resulta que es su prima, ella tiene novio, y ahora Seb y tu tienen una relación que no tiene una etiqueta especifica.
—Es exactamente eso.
—Mierda, Hallie, si que tuviste revelaciones fuertes ayer— comentó Sadie.
Ni te imaginas, amiga.
La verdad es que aun estaba procesando todo lo que había pasado ayer, y es que fue todo demasiado rápido y sin ningún tipo de advertencia.
Después de que Axel y Kira me dejaran en casa, solo pude subir a mi habitación, ponerme el pijama y estirarme en la cama mirando el techo, repasando mentalmente todo. Jason no tardó en aparecerse en mi habitación, cerrando la puerta con pestillo detrás de él mientras me preguntaba que había pasado. Esta vez le conté todo lo que había pasado, excepto mi episodio de dolor y seminconsciencia. Mi hermano al escuchar tales revelaciones me invadió de preguntas, pero solo logré contestar algunas, pues aun soy muy nueva en todo este mundo como para comprender todo con respecto a los licántropos como a las nuevas especies que representan Amelie y Rainer.
—Ya muero por conocerlos, ¿crees que ellos puedan crear sobrenaturales?, ¿o destruir al mundo si se pelean?, ¿o será que ellos son lo que muchos definen como las reencarnaciones del cielo y el infierno?
—No lo sé, Jase. Lo único que se con respecto a ellos hasta ahora, es que son los que podrían detener a una criatura muy extraña y fuerte que amenaza a toda la existencia.
Después de eso, caí rendida entre las mantas. Al día siguiente todo transcurrió bastante normal en la mañana, las miradas y palabras esquivas con mi madre, papá y Jason tratando de aligerar el ambiente, Dorian con la mirada en su celular sin dejar de estar atento a su entorno y Annie, ella en su mundo jugando con las figuras de malvavisco de su cereal.
Al llegar a la universidad las cosas se tornaron diferentes, las extrañas sensaciones de helades me recorrían los huesos y algo dentro de mi decía que algo no iba bien. Pero todo eso paso a un segundo plano cuando la mano de Seb entró en contacto con la mia, quemándome por completo.
Los tres hermanos Kenner tenían mejor cara que ayer, pero en los ojos de todos notaba la nube de problemas que estaban cargando. Al entrar en el establecimiento la mirada de todos los estudiantes cayó sobre nosotros, y aunque para los Kenner era más que otro día normal, para mi fue totalmente incomodo. Una cosa que hablen de ti a tus espaldas por los “ataques esquizofrénicos”, pero muy distinto es que te miren por ir de la mano de otra persona, y eso era justo lo que estaba pasando en este momento.
Noté la mirada de mis mejores amigas sobre nosotros y sus rostros cambiaron por completo, no se veían nada felices de verme junto al castaño, menos después de haberlo visto con otra chica. Aún no se como es que logré convencer a Seb y sus hermanos de vernos a la hora de almuerzo, pues ellos estaban más familiarizados con reunirse con nosotras en los recesos.
—¿Estás segura?, pareciera que nos quieres lejos— comentó Axel al ver mi actuar.
—No, ¿cómo crees? — respondí rápidamente —. Es solo que…tenemos que hablar de un tema importante entre nosotros, y es super secreto. Cosas de mejores amigas.
—Bien, si eso dices— Kira se encogió de hombros y emprendió camino hacia su salón. Axel le siguió el paso.
Seb los observó alejarse. —Perdónalos por su actitud, aun están algo sensibles por lo de ayer.
—Lo entiendo, de verdad. Para ninguno es fácil lo que paso— exhalé con fuerza —. ¿Cómo estas con todo esto?
—No tengo palabras para explicarlo— tomó mis manos —. Solo sé que me gusta tu compañía en estos momentos.
El corazón me latió con fuerza en el pecho. —Sabes que estoy para ti y de tu lado, chico lobo— sonrió.
—Es bueno oírlo, rubita.
Me mordí el interior de los labios. No quería separarme de Seb ahora, pero sabía que debía hablar con mis amigas y explicarles todo antes de que ellas tomen la decisión de hacerle cara al castaño por su supuesto engaño.
—No vemos en el almuerzo, ¿te parece?
—Claro— intenté caminar, pero sus manos unidas a las mías lo impidieron —. Te olvidas de algo.
—¿De qué?
—Mi beso— en menos de un segundo, sus labios ya estaban sobre los míos.
Fue un beso lento, fuerte y curiosamente prudente, imagino que Seb lo que menos quiere es montar un espectáculo acalorado frente a tantas personas. Nos separamos.
—Nos vemos en el almuerzo— dijo, soltando suavemente mis manos para después acunar mis mejillas y darme un beso en la frente a modo de despedida.
—Este chico me va a volver loca— murmuré más para mi antes de encaminarme hacia mis amigas.
Y en cuanto estuve a un metro de ellas, estas comenzaron de despotricar a diestra y siniestra el como era posible que todavía estuviera con Seb después de que me contaran lo que vieron en el pueblo. Les pedí que me dejaran a hablar para explicarles que había pasado y eso nos llevó al momento que estamos viviendo ahora.
—No me lo puedo creer, ¿de verdad esta chica es su prima? — volvió a insistir la castaña, asentí —. Santa mierda, pero que buena genética familiar tiene la familia Kenner. Si los hijos son asi, ya me imagino como son los padres en general.
—Te llevarías muchas sorpresas al ver a los Kenner o a los Steinfield— ambas me miraron confundidas —. El padre de Seb es hermano de la madre de Amelie, la chica que vieron con Seb.
—Hasta tiene un nombre sexy, ¡wow! — soltó la pelinegra.
—La verdad es que todos en esa casa son terriblemente atractivos, de hecho, llega a ser impresionante como hasta el novio de Amelie te hace derretir con la mirada, y ni siquiera se esfuerza.