Le Jardin || Yeongyu

1

Luego de estar viviendo por casi un año en un hotel, Beomgyu y Yeonjun regresan por fin a su renovada casa.

El incendio consumió cada rincón de ese lugar; incluyendo la habitación de Min-jeong.

A pesar de que los trabajadores habían limpiado los restos de ceniza en el terreno, ambos jardines eran un desastre, mayormente el trasero donde estaba el árbol con el columpio donde su hija jugaba.

— Beomgyu —tocó el hombro del susodicho, viéndolo sentarse en lo que quedaba del árbol—, está haciendo frío, deberíamos entrar.

— Debemos poner de nuevo el columpio. —Murmuró viendo la mochila en sus piernas, metió la mano y sacó de ella el peluche favorito de Min-jeong.

— Amor... —Se agachó, poniendo una mano sobre su muslo.

— Ella amaba pasar las tardes columpiándose, jugando al té con el Señor Zorro... —vio al pequeño zorro de peluche entre sus manos, llevándolo hacía su pecho, derramando un par de lágrimas—. Mi pequeña.

El pelinegro se sentó frente a él, acogió a Beomgyu entre sus brazos, dejándolo desahogarse. Para él tampoco era fácil, y ese peluche era lo único entero que les quedaba de ella.

— Te prepararé un té para que te relajes, ¿Está bien? —el menor asintió, aceptando el casto beso que su esposo dejaba en sus labios.

[-]

— Parece que el fuego llegó hasta el jardín —dijo Beomgyu viendo hacía afuera, el pelinegro dejó la taza con el contenido caliente frente a él—. Arreglaron la casa pero olvidaron los jardines.

— ¿Qué tal si te encargas de él?

— No sé nada de jardinería Yeonjun.

— Vamos —rodeo la isla de la cocina, parándose a sus espaldas—, yo compraré todo lo que necesites para volver el jardín un Edén.

El menor sonrió empezando a convencerse, esa podría ser una buena opción como terapia para no verse en la necesidad de tomar antidepresivos.

— Podemos ir ahora si quieres —sonrío Yeonjun viendo como su esposo asentía frenéticamente con emoción—. Iré por los abrigos.

Beomgyu terminó su té viendo al pelinegro subir las escaleras hacía su habitación, se estaba haciendo varias ideas en su cabeza de cómo transformaría ese espacio. Dejó la taza que utilizó en el lavavajillas y camino hacía la sala de estar para esperar a su esposo ahí, sacó su celular mirando por unos segundos la foto de Min-jeong que tenía como fondo de pantalla —quién a pesar de no ser su hija de sangre tenía un peculiar parecido a Yeonjun—. Desbloqueo el celular revisando los mensajes que tenía sin responder.

Taehyun

¿Como estas Gyunnie? Yeonjun nos contó que hoy volvían a casa, sí necesitan algo no duden en decirnos a Soobin y a mí.

2:55 PM

No tenía muchos ánimos de responder, así que al terminar de leer el mensaje, bloqueó nuevamente su celular.

— Todo listo —camino hasta donde estaba el menor—. Soobin llamó, les dije que podían venir pero solo si tú aceptabas.

Beomgyu se levantó de su lugar parándose frente a Yeonjun.

— Taehyun me escribió hace dos horas, no tengo ánimos de responder —suspiro, observando los movimientos del pelinegro—. Yeonjun...

— Eres mi pequeño bebé, debo cuidar que no te resfríes —murmuró subiendo el cierre del suéter, Beomgyu sonrió, viéndolo con sus ojos empezando a humedecerse—. Mi amor.

— Estoy bien —asintió con su rostro siendo acunado por las manos del más alto—, ¿Podemos irnos?

Yeonjun asintió—. Seguro.

Tomó las llaves del auto de la mesa de centro caminando junto al menor hacía la salida, subió al auto luego de asegurar la puerta principal. Encendió la calefacción antes de arrancar hacía la floristería.

Beomgyu encendió la radio, buscando alguna canción que fuera de su agrado. Volvió a su lugar regresando la vista a la ventana, moviendo su mano al ritmo de la música.

— Please use me like a drug, I know I love you —comenzó a cantar en voz baja, capturando la atención de Yeonjun, quien sonreía al escuchar su voz—. Say you love me Say you love me...

— All or nothing I want all of you. —Se unió a él, haciendo que Beomgyu se volteara a verlo sin dejar de cantar, con una pequeña sonrisa pintada en su rostro.

— I know I love you. —Cantaron al unísono, sonriéndole de forma dulce al otro mutuamente.

El pelinegro estacionó a una calle de la floristería del centro, apagó el motor y consigo el radio.

Ambos bajaron del auto cubriéndose de la lluvia con un paraguas, caminando a paso rápido hacía la floristería. Abrieron la puerta del local, haciendo sonar la campana que anunció su llegada. La pareja se acercaba al mostrador y una señora mayor que ellos los saludaba con una sonrisa, ellos le devuelven el saludo con una corta reverencia.

— Buenas tardes ¿En qué puedo ayudarles? —la mujer de aproximadamente sesenta años les preguntó con amabilidad, Yeonjun se paró al lado de Beomgyu, quien observaba las flores en el lugar.

— Mi esposo quiere remodelar nuestro jardín pero aún no sabemos qué materiales se necesitan para trabajar en este tipo de cosas. —Rió avergonzado.

— Volveré enseguida con lo necesario, pueden escoger las plantas que quieran sembrar por allá. —Señaló la sección de semillas, el pelinegro asintió agradeciendo.

La señora le sonrió con amabilidad y se retiró en busca de las herramientas para la renovación.

— Junnie mira —lo llamó el castaño viendo una orquídea—, esa flor es bonita.

— ¿Quieres que nuestro jardín tenga orquídeas? —preguntó mirando su sonrisa.

— Sí —asintió—. Escogeré las flores ¿Puedes encargarte de lo demás?

— Lo que tu ordenes amor. —Besó su frente, viéndolo caminar hacía la sección que la mujer anteriormente había señalado.

Esperaba que con aquel proyecto el brillo en los ojos del castaño volviera, al igual que su sonrisa, sonrisa que con el tiempo transcurrido se había ido desvaneciendo; anhelaba que con esa actividad él se concentrará en algo más que en su dolor.



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En el texto hay: lgbt, angst, yeongyu

Editado: 11.01.2022

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