Legalmente mío

CAPÍTULO 4

¡Maldito bastardo me dejo plantada! 

Tenía una hora de estar en el restaurante esperándolo. Me había dejado plantada ¿Qué se creía? pero esta me la iba a pagar, lo iba a buscar por todos los rincones de la ciudad e iba a vengarme 

— ¡Julie! ¡Que sorpresa verte por aquí! —  El dueño de esa voz odiosa, llegó hasta mi mesa —  ¡No me digas que te dejaron plantada! o ahora comes sola —  Era el estúpido de mi exnovio Rafael. Me alegraba de haber terminado mi relación con este imbécil. Era hijo de nuestra mayor competencia en la ciudad, pensó que al tratar de enamorar mi empresa pasaría a sus manos. 

— ¡Hola Rafael! si no te importa estoy esperando a una persona importante —  Respondí, mientras miraba el menú. 

—  No tienes que mentir, siempre supe que terminarías sola, debiste casarte conmigo cuando tuviste la oportunidad 

— ¿Dónde dejaste a la fastidiosa de tu esposa? —  Traté de desviar el tema de conversación. Rafael fue el único hombre que casi lograba que me casara con él, claro está que no iba a ser por amor, sino por conveniencia. Pero a tiempo descubrí que era un mujeriego, infiel y no valía ni siquiera por negocios casarme con él. Quién a los pocos meses de nuestro ruptura, estaba llevando al altar a otra mujer

— No tarda en venir. Me adelanté para obtener una excelente mesa en este restaurante. 

— Pues deberías de ir a buscar esa mesa, si no quieres que tu esposa se enoje y de paso me dejas de molestar. 

—  Escuchame Julie, puedo pasar un rato contigo, voy a ser mi caridad contigo el día de hoy. Me sentaré a tu lado y charlaremos de tu desdichada vida, tus gatos y perros que tendrás en tu casa porque serás una solterona, nadie querrá casarse contigo 

— Pues yo sí —  Levanté mi mirada y me encontré al lado de Rafael a Adrien, ¡Estaba aquí! Sonreí por unos segundos y después cambié mi rostro por uno de enojo. Estaba una hora tarde ¡Además de vulgar era impuntual! —  Mucho gusto soy Adrien Lee —  Extendió su mano y la estrechó con la de Rafael —  El futuro esposo de la señorita hermosa que se encuentra en esta mesa. —  Rafael estaba sorprendido, al igual que yo. Adrien se posicionó a mi lado, tomó mi rostro con sus manos y me dió un beso en la boca, no pude reaccionar por la impresión, además solo fue por pocos segundos. —  Hola mi amor, hoy te ves preciosa. — Estaba en shock totalmente  y no sabía qué decir. ¿Qué significaba esto? ¿Aceptaba mi propuesta? — Pido disculpas, cada cumplido que digo, la deja muda 

— ¡Que! ¡No, no! — Al fin logré conectar mis neuronas con mi boca — Tú siempre tan chistoso, por eso es que te … a...m...o — Cada letra salía de manera forzada, era increíble que estuviera haciendo y diciendo esto 

— Si la conociera tanto, deberías saber que a ella no le gustan las demostraciones afectivas — Habló Rafael, en eso tenía razón. Nunca me gustó que él tuviera demostraciones románticas en lugares públicos. Odiaba que me conociera tan bien 

— Lo que pasa que conmigo todo es diferente y a ella le encanta que haga ese tipo de demostraciones — Pasó una de sus manos en mi hombro y me acercó a él. — Por cierto ¿Quién eres tú? 

Rafael levantó su pecho, como gallo queriéndose lucir en el gallinero — Soy su ex novio y yo estuve a punto de lograr que se casara conmigo. Pero como tú sabrás, tiene un carácter de los mil demonios y decidí terminar esa relación que para mi la consideraba tóxica — ¡Ahora si iba a matarlo! Cómo se atrevía a decir esas barbaridades. ¡Yo fui la que decidí terminar esa relación! 

— Pues que bueno que no se casó contigo. Porque ahora ella será mi esposa y la haré la mujer más feliz de este mundo — Sus palabras me estremecieron, se escuchaban tan reales, tan seguras. Como si de verdad me ¿Amará? 

De seguro el desayuno de Dalila me había hecho mal, porque ya me encontraba delirando. Hasta el rostro de Rafael cambió radicalmente, nunca pensó que un hombre llegara a referirse de esa manera sobre mi. 

No tenía una buena reputación que digamos, muchos me consideraban como una mujer fría, sin corazón. En las reuniones de negocios siempre sobresalía a pesar de estar rodeada de un mundo corporativo en donde la figura del hombre es más importante que la mujer. Que una mujer llevará a lo alto una empresa era como una abominación para ellos, pero con conmigo, cambiaron mucho de esos pensamientos, 

— Si no te importa, me gustaría tener una comida tranquila con mi novio. Además estoy segura que tu esposa no tarda en llegar

— Si, tienes razón — Se despidió sin siquiera dejar que le presentara de manera formal a Adrien, aunque ni siquiera yo sabía que éramos en este momento. 

Rafael desapareció de nuestra mesa, al menos me sentía más aliviada. — ¡Se puede saber! ¿Qué rayos está haciendo? — Pregunté furiosa, mientra quitaba su mano de mi hombro 

— Solo la estaba ayudando, escuché todo lo que ese hombre le decía y no iba a quedarme callado. ¿En serio fue su novio? 

— ¡Escúcheme señor Lee!, agradezco su ayuda, pero esta reunión no era para hablar de mi vida personal mucho menos la pasada. Además déjeme recordarle que tiene una hora de retraso, espero que tenga una buena excusa para su retraso. 

— Claro que tengo un buen motivo para mí retraso. Resulta que el día de ayer me ofrecieron una loca propuesta. Me tomó mucho tiempo decidir si aceptaba o no. Pasé toda la noche y el resto del día preparando una respuesta, estaba decidido a negarme

— ¿Estaba? ¿Qué significa que ya no está seguro? ¡Al grano señor Lee! 

— Mi respuesta era un no, su propuesta aún me sigue pareciendo una locura, sobre todo eso de tener un hijo, al cual después quiere que abandone. Mi decisión era un no. Pero después de escuchar la manera en que ese hombre le hablaba; no pude evitarlo e intervine. Soy un hombre de palabra y si le dije a tu exnovio que me casaría contigo, será así. — Extendió su mano — Cerremos este trato señorita Valencia 




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