Primera Parte; Génosis Cap 10

Redención

La Tribu de Kiolén zarpó en busca de un lugar donde poder establecerse y restaurar sus lazos de hermandad. Pero aunque dejaban atrás los rastros de la destrucción y la masacre que causaron, no era tan fácil ignorar los remordimientos. Así surgió otra diferencia entre los líderes de la tribu; pues Huzavik, Akureyli, Holmavik, Alkranes, Thojorsa y Hekla no se sentían capaces de controlar sus dones y decidieron abandonarlos, considerando que los dones no deberían ser heredados; sino más bien ganados. Determinaron que el modo de sucesión debía ser modificado y que sus amuletos deberían ser escondidos hasta que algún descendiente probara ser digno de poseerlos e inclusive controlarlos. En cambio, Morgana y Seth decidieron conservar sus dones y seguir la antigua manera de sucesión, donde los dones eran entregados a través de un amuleto a su heredero al momento del deceso del actual poseedor.

            Dantés recobraba el conocimiento, apesadumbrado por los sucesos no se percató de la proximidad de Kiolén, que en sollozos blasfemaba y abrazaba a su decapitada esposa. La visión que había tenido del futuro se había consumado irremediablemente. Kiolén perdió el control y lleno de ira trató de abalanzarse sobre el asesino de su amada; pero su corazón, que no había pasado prueba similar, colapsó. Dantés, ante semejante suceso, no pudo contener su llanto. La culpa y el remordimiento se apoderaron de su ser. Tomando el Amuleto de la Oscuridad se dirigió hacia Seth con la intención de entregárselo; ya frente a él, se inclinó y de rodillas le pidió que lo perdonara y que con su sabiduría guiara a su gente de nuevo al sendero del Señor. Seth se dispuso a recibirlo; pero cuando Dantés soltó el misterioso objeto, éste desapareció; pues sólo el que albergara maldad podía poseerlo.

            De esta forma, ante la muerte de Kiolén y Jokulsa, mas el arrepentimiento de Dantés, Seth, por ser el más sabio, fue nombrado líder de la tribu. Además él y su esposa Morgana tenían la responsabilidad de entregar a Kassandra, la hija de Kiolén y Jokulsa, los amuletos del Tiempo y el Espíritu; pues según la sucesión ésta sería la poseedora de esos dones. Estos poderes eran muy complicados y desde que fueron otorgados por el Redentor, ninguno de sus poseedores había podido comprenderlos del todo. Por primera vez ambos poderes eran poseídos por la misma persona, esta era Kassandra, quien junto a sus tutores Seth y Morgana, se proponía buscar la manera de controlarlos. Así mientras la joven recibía sus nuevos dones, los demás descendientes se preparaban para despojarse de ellos tan pronto llegasen a tierra firme.

            Dantés, por su parte, meditaba sobre lo sucedido y para su asombro eran muchos los miembros de la tribu que le agradecían por haberlos salvado del exterminio y justificaban sus medios. Para este grupo el exterminio de la tribu representaría la desaparición del verdadero mensaje del Supremo, por lo que consideraban que la vida de cualquier miembro de la tribu valía más que la de cualquier otro ser humano. Estos admiradores despertaron en Dantés la idea de crear un grupo para defender a su gente de los ataques que se pudieran dar en el futuro. Este plan debería mantenerse en secreto; pues seguramente sería rechazado por el liderato de la tribu. Entre los miembros de esta organización se encontraban: Bors, Bana, Gálahad, Tristán, Magilev y Creek quienes, sentían gran respeto hacia Dantés y debido a la vida que llevaban antes de unirse a la tribu, demostraban grandes habilidades de combate.

            Así, con un nuevo líder, con una nueva forma de sucesión para los dones otorgados por el Redentor y con un grupo secreto formado por Dantés para proteger a su gente, la Tribu de Kiolén llegó a tierra firme y como lo habían planificado el lugar donde desembarcaron no era otro que el Reino de Trieste. De inmediato comenzaron su travesía en busca de personas a quienes transmitir el mensaje de salvación.