Legendhill "Un Secreto en la noche escondido"

CAPÍTULO XVIII "Despiadado" (Sin editar)

Pueblo de Salem, año 1746.

Después de escapar de su madre Franco Brennan de 17 años, mayor de los hermanos, llego al pueblo de Salem, conocido en 1692 como la cuna de la brujería, lugar donde se realizó la mayor parte de asesinatos de brujas en la historia en nombre del dios Católico, al menos eso era lo que ellos creían hace 54 años y ahora después de tanto tiempo las brujas aun danzaban gozosas por que el circulo nuevamente y una tras otra vez ha sido trazado, Franco llego en un pequeño vote que robo desde la carabela, si bien es cierto su madre no aun no sabía que él se había fugado, ya se había percatado de que el Tótem de Lobo que el mismo Franco había rescatado del mar, ya era mucho más portable de lo que era en un principio y muy fácil de robar, Franco vio en eso la oportunidad de aprender mucho más de lo que sabía, teniendo en cuenta que él siempre fue el aventajado de la familia mágicamente hablando ya que Esther y Evander le inculcaron desde pequeño las artes mágicas, Franco llego en fin al pueblo de brujas más famoso de la historia, lugar de los más crueles asesinos católicos, jueces que solo el hecho de estar enfermo lo asociaban al supuesto demonio, franco camino por el pueblo buscando asilo hasta llegar a una pequeña pileta en el centro de la ciudad, tres niñas mal vestidas y desordenadas jugaban con el único valde que tenían para transporta el agua que podían sacar del pozo, Franco entendió que el agua era gratis, por lo que se dispuso a tratar de alcanza un poco de agua para beber.

— Hola.

Dijo alguien desde su lado derecho.

— ¿Qué haces exactamente?, se nota que no eres de por aquí

— Hola — dijo Franco con tono de sorpresa

— ¿Eres Nuevo aquí? — insistió la joven.

— Si, llegue hare unas horas, busco una pensión o un refugio, algo donde pasar la noche, tengo hambre y frio.

— ¿Tienes dinero? Hay una pensión cerca de aquí, si quieres te puedo acompañar.

— No, Sali con lo puesto, solo tengo este colgante y mi libro.

— ¿Como te llamas?

— Franco, un gusto.

— Eleonor Bishop, el gusto es mío, ¿Qué te trae por aquí?

— La verdad es una larga historia que me gustaría contar en un lugar un poco menos público.

— Ok, te acompaño, es por aquí cerca.

— Te sigo — dijo Franco.

Caminaron lentamente por las calles polvorientas de Salem, con rumbo desconocido para Franco y ciertamente la buena compañía no le hacía mal, Eleonor era una muchacha agradable, y Franco se sentía a gusto, hablaron largo y tendido, Franco a decir verdad no era un joven muy bueno para guardar secretos y confeso todo acerca del colgante de lobo y haber escapado desde la carabela en una embarcación menor, en un momento Eleonor guardo silencio y franco en un acto reflejo miro sus ojos, Eleonor y no solo era una joven tradicional, sus ojos amarillos alumbraban con un fulgor extraño y en un momento Franco fue presa de un engaño.

Horas después Franco somnoliento comenzó a recuperar el conocimiento, miro su pecho y aún tenía colgado aquel lobo, aunque todavía no entendía por qué estaba encadenado en un granero, con las luces apagadas y con cadenas que hacían heridas en su cuerpo, Frente a él una gran estatua de un cristo crucificado lo miraba fijamente y una gran corona de flores adornaba el granero en son de celebración, era raro, Franco nunca sintió la necesidad de arrancar de su captora, estaba embrujado con la mirada de aquella muchacha y muy dentro en su corazón solo quería volverla a ver, sin importar que sucediera, paso horas esperando a que alguien diera una señal de vida, salió el sol y nadie acudía a su rescate, con la boca seca Franco intento gritar para saber si alguien lo oía, pero, aun así nadie llego, débil por el abre que ya sentía cuando fue atrapado y con las ganas incontrolables de salir corriendo a beber un poco de agua intento forzar las cadenas con hechizos de defensa, los cuales no pudo hacer debido al círculo de sal que otro brujo hechizo para que Franco no saliera, así pasaron dos dias sin que alguien rescatara al joven, Franco ya sentía su corazón en la garganta y el calor dentro del granero esa sofocante, tenía la sensación incomoda de leer una y otra vez la historia de una persona moribunda sin ayuda de aquellos que lo capturaron, era como un libro sin final, como un mal chiste de novela, las horas no pasaban y Franco se desmayó.

Un gran golpe destruyo la puerta del granero, mientras Franco derrotado miraba sin poder hacer nada, Eleonor había escapado de sus captores, pues era presa de el embrujo de un nuevo cazador a cargo de la iglesia de Salem, corrió hacia a franco, revertió el hechizo de bloqueo y desato a Franco.




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