Legendhill "Un Secreto en la noche escondido"

CAPÍTULO XIX "Hasta la última gota" (Sin Editar)

Actualidad

Legendhill, año 1946

Así es como el grupo se reunió, Valentín, Robert, Elizabeth, Annia, Kendra y por supuesto Emriss, unidos en la búsqueda de una verdad oculta en un viejo pergamino, Valentín sabía que aquel pergamino podría salvar vidas pero no sabía su real contenido, Emriss solo miraba asombrado por la cantidad de seres sobrenaturales reunidos en un solo lugar y el sin saber aunque demonios hacia hay, en un momento alguien golpeo la puerta, Robert estaba seguro de no haber invitado a nadie ese día, pues era raro que alguien tocase la puerta tan tarde y que haya pasado las barreras sobrenaturales impuestas a los vampiros, debía ser humano, Elizabeth se dispuso a abrir la puerta, con la guerra declarada a los Clutterbuck cualquier cosa podría ser una amenaza por lo que decidió ser cautelosa, "toc, toc, toc", sonó nuevamente la puerta, Annia se puso nerviosa mientras que Kendra hechizaba las ventanas para evitar presencias sobrenaturales, debían actuar rápido y buscar la manera de que el pergamino revelara sus secretos. Robert acompaño a Annia a la puerta y contando hasta tres y preparados para atacar abrieron.

— Hola, sé que es tarde, pero necesito hablar con Robert Krein.

Annia miro desconcertada mientras Robert le ordenaba que retrocediera y que lo dejara pasar.

— Soy yo ¿quién eres? — dijo Krein con un tono de duda.

— Mi nombre es Andrew Jones y creo que me necesitan.

Los dos caminaron a la sala común, lugar donde Annia había hablado anteriormente con Ian Taylor el día que Valentín dejo el pergamino en su habitación, Kendra tenía un mal presentimiento y a Emriss le sudaban las manos, Robert fue por whisky mientras interrogaba a Andrew.

¿Quién eres?, ¿Qué haces aquí?, ¿Cómo conoces mi nombre? ¿Quién te envió? Son algunas de las preguntas que seguido Robert le mencionaba a Andrew que por seguridad no había confesado ser un hombre lobo, vine porque necesito advertirte que alguien viene a por ti, debía decirte esto, debido a que me tuvo cautivo algunos años y si no lo hacía me mataría, él quería que sepas que te busca desde hace mucho tiempo y que si no te lo decía él nunca me ayudaría a encontrar al maldito que acecino a mi esposa.

— ¿Quién te mando? — dijo enfurecido Krein tomando su cuello con ira.

— No, No, No, No, No, así no lograras nada conmigo, mejor suéltame, vine en son de paz.

— Ok, ¿Quién te envía?

— En 1835 conocí una chica en el bosque de parís, ella me entreno en las artes ocultas por un tiempo, recién había perdido a mi mujer, un asesino a sangre fría le arranco el corazón delante de mí, desde aquel dia lo busco para vengar la muerte del amor de mi vida, buscando a ese desgraciado me vi en la obligación de perseguir por muchos lugares a un cazador de demonios, un hombre con las capacidades sobrenaturales para matar al demonio que me atormenta desde el dia en que Ellen y su madre murieron.

— ¿Entonces eres una criatura sobrenatural? ¿Qué rayos eres?

— Soy un hombre lobo y estoy maldito desde el dia en que mi novia murió, desde ese dia busco al destripador "Diario Anderson"

En un arrebato de nervios Valentín alzo la voz.

— Buscas a mi hermano menciono con voz quebrada ¿Él te hizo eso?, ahora comprendo por qué menciono que estuvo en Francia peleando con una bruja y un lobo, eras tú, lo siento tanto.

— No he venido a escuchar lamentaciones, después de mucho tiempo al cazador que buscaba intensamente me encontró primero y me mantuvo cautivo, encerrado en una bodega por años, nunca escucho lo que tenía que decirte, pero cuando logré escapar supe que buscaba a Krein, el hechicero de Legendhill y dijo que tú eres el culpable del sufrimiento de su mujer y que la única manera de eliminar la maldición es asesinarte.

— Espera, ¿dijiste que yo le hice algo al amor de su vida?, ¿cómo saber quién es?, tengo más de doscientos años, nadie a quien allá hecho daño podría estar vivo, a no ser que sea inmortal. — miro fijamente con la mirada perdida.

— Si. Ella, la chica que conocí en 1835 y que tú en 1744, su nombre es "Safira Scott".

Robert cayo de rodillas, ¿está viva? dijo entre llanto, con los ojos llenos de lágrimas miro a sus hijas, las que, por supuesto eran de otra mujer, Emriss y Valentín se miraron, sabían que posiblemente la Safira que ellos conocían era la misma y armándose se valor Emriss preguntó.

— Es Safira el nombre ¿verdad? — dijo Emriss con la voz temblorosa.




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