Salgo de mi casa a las 4:45 a.m. como es de costumbre y me dispongo a correr en el bosque que queda a una cuadra. Cuando llego a la entrada saludo al guardabosque de turno este día, si no me equivoco su nombre es Brandon; este me saluda con un asentimiento de cabeza y vuelve su vista a lo que me imagino es una revista.
Me coloco los audífonos a un volumen lo suficientemente equilibrado para perderme en la música y seguir escuchando lo que sucede a mi alrededor, llevo 3 años corriendo por el bosque, se me hizo costumbre después que mi padre murió y mi madre en un intento desesperado de que yo no me sumergiera en la depresión me insistió en que me anotara en alguna actividad extracurricular y elegí atletismo, un día me desperté a las cuatro de la madrugada y decidí tomar el reto de correr por el bosque sin rumbo fijo y aquí estoy tres años después.
Llego a mi casa, abro la puerta y me dirijo a la cocina a tomar un poco de agua y desayunar; me sirvo cereal de chocolate y me hago un rápido emparedado de queso, cuando al fin decido sentarme escucho pasos bajando la escalera. Mi madre.
A mi madre la eligieron alcaldesa un año después que mi padre murió, él era el alcalde y que mejor remplazo que su esposa, la mujer con los mismo valores y principios que el tenia era la indicada, esto según votaciones hechas por el pueblo. Nunca hemos tenido una relación muy estrecha sino más bien cordial, ella no se mete en mi vida y yo no en la de ella.
Me considero un chico honesto, aplicado y caballeroso; no aspiro a ser alcalde como mis padres aspiro a ser un gran profesor de literatura en alguna universidad buena del país. Mi familia siempre ha sido adinerada nunca me ha hecho falta nada, mi padre en vida me dio todo lo que nunca poseyó de niño, él es mi mayor pilar de vida, cuando murió caí en tal tristeza que un día en el instituto me desmayé por deshidratación, llevaba cinco días sin beber el agua necesaria y solo comía una vez al día, pero a quien no se le va el apetito cuando su padre muere.
Recién llego al instituto, bajo del auto y como todos los días se me acercan mis amigos para decirme a que chica de tercer año se han llevado a la cama.
Llegamos a la primera clase y nos sentamos en el medio, no somos los típicos chicos populares que se sientan atrás para hacer desorden, primero porque sufro de miopía y atrás aun con lentes no vería, Lucas y Felipe no son miopes, pero soy aplicado y ellos no, necesitan que les pase las respuestas.
Todos guardan silencio al ver el profesor de matemáticas entrar, pero no viene solo con el entra un chico alto y delgado, de tez blanca y cabello negro, este se coloca a un lado del profesor como esperando que lo presente a la clase, pero no mira nadie en específico, su mirada es negra y vacía. El profesor termina de colocar sus materiales de trabajo y mira a la clase para hablar – buenos días, chicos, hoy se ingresa al curso el estudiante… - este lo mira para que diga su nombre
La clase empieza y decido prestar atención, mientras mis dos amigos a ambos lados usan sus celulares, lo más probable es que estén conversando con alguna chica de primero. El profesor habla toda la clase intentando que todas las chicas le presten atención, pero estas están más ocupadas intentando que el chico nuevo las mire o tan siquiera saber de dónde viene y si tiene novia.