Aquel lunes de finales del mes de Noviembre las miradas estaban puestas en mí. La llegada al centro junto a Lena supuso un sinfín de miradas y cotilleos por parte de los numerosos alumnos del instituto. No los culpaba por ello, pues tras mi rotura con Kevin hacía ya un mes había hecho que me aislara, permaneciendo en un rincón solitario y gris. Estaba feliz de haber recuperado el contacto con Lena y Jake, pues estos me habían sacado de la oscuridad en la que me había sumergido.
Cuando me adentré en mi aula dispuesta a ver a Jake de nuevo, observé que no había venido. Era muy raro que Jake faltase. Él era el rey de la asistencia, el que solo faltaba en caso de enfermedad según había escuchado. Me sentí culpable al instante, al imaginarme que si estaba enfermo era por mi culpa. Poco después de despedirnos el día anterior había empezado a llover. Aquella lluvia podía haber provocado que enfermase al mojarse. Fuese como fuese, decidí visitarlo al finalizar las clases y la academia para ver cómo se encontraba y llevarle los apuntes. Aquello era lo mínimo que podía hacer por él.
Las clases comenzaron, y por primera vez en vida se me hicieron eternas. Deseaba que Jake estuviese conmigo para poder hablar o picarnos. Es increíble como en tan sólo un día Jake había hecho que lo hechase de menos a pesar de que durante todo un mes había soportado el hecho de estar sola.
-Me muero de sueño. La maratón que hicimos ayer de comedias se alargó demasiado. Necesito dormir mis 8 horas diarias por lo menos.
-Pero no me dirás que no mereció la pena retomar ese viejo hábito.-Contesté al tiempo que tomaba un pequeño sorbo de mi café.
-Eso sin duda, pero ahora tengo ojos de mapache que no cubre ni el maquillaje. Además tú te tomas un café y listo ¿Pero qué pasa conmigo? Sabes que no me agrada el café demasiado.
-Siempre puedo lanzártelo a la cara.
-Que graciosa. Cambiando de tema. ¿Has visto al chico nuevo?
-No. Ni siquiera sabía que había un chico nuevo.
-Pues el sin embargo sí que se ha percatado de tu presencia. No te ha quitado el ojo de encima desde que entramos a la biblioteca. Creo que le gustas.
-Por dios Lena ¿Cómo voy a gustarle? No me conoce.
-Pues preséntate.
-Lena ya sabes cómo acabó la última vez que hicimos esto. Además ahora mismo no estoy preparada para tener algo con alguien.
-Pues es una pena porque es un yogurin y te lo digo yo que soy del otro bando.-Chasqueé mi lengua exasperada.-Es medianamente alto, ojos verdes profundos y soñadores, pelo castaño oscuro peinado hacia un lado.
-Lena para por favor. No quiero saber de chicos durante un tiempo.
-Está bien.-Al final seguimos con nuestras tareas en la biblioteca hasta que se terminó el descanso. Luego cada una se fue a sus clases. Mi gran sorpresa fue que al parecer el chico nuevo estaba en mi clase de biología avanzada. Noté como me miraba nada más entrar por la puerta. Me senté en mi asiento, que estaba justo delante del que él ocupaba, esperando a que la clase comenzase. Durante las tres horas siguientes noté su mirada fija en mi espalda, al tiempo que las demás chicas fijaban su vista en él descaradamente. Había que reconocer que era atractivo, y él misterio que lo envolvía lo hacía aún más. Al terminar las clases salí del recinto escolar para dirigirme al patio a esperar por Lena. Estaba sentada en uno de los bancos con los cascos puestos, cuándo noté una mano sobre mi hombro. Me quité los cascos y me giré para decirle, a Lena que ya era hora de que saliese, pero a quién tenía delante era a otra persona.
-Eres Aria ¿Verdad? Perdona si te molesto, pero soy nuevo en la ciudad y me gustaría saber si me podías ayudar a conocerla mejor-Aquella situación me era muy familiar y tenía miedo de que la historia se repitiese.
-Si me llamo Aria, pero en relación a tú pregunta no creo que pueda ayudarte. Yo también soy nueva y todavía no la conozco muy bien por lo que es mejor que te la enseñe otra persona-Noto como su mirada se entristece y eso me hace sentir mal.-Perlo lo que sí puedo hacer es invitarte un día a un chocolate caliente en la mejor chocolatería de la ciudad.
-Eso suena muy bien. Gracias por la invitación.
-No hay de qué. Lo lamento pero tengo que irme ya mi amiga me está esperando. Nos vemos mañana supongo.-Me alejé de James para dirigirme a Lena que se había escondido detrás de una columna.
-Vaya, mira a la que no quería conocer a más chicos. Desde luego que bien me habías engañado.
-No es lo que te piensas Lena. Fue el quien me habló primero.
-Y ¿Cuándo es la cita?-Le dediqué una mirada fulminante al tiempo que subíamos al autobús.-Vale ya no hablamos más del tema.
Cuando llegué a casa Balto me estaba esperando en la puerta impaciente. Me dirigí a la cocina en donde empecé a preparar un poco de sopa para mí y para Jake. Según mi abuela, las sopas hacían milagros a la hora de curar gripes, por lo que había decidido preparar un poco más. Una vez que terminé de comer, preparé la ropa para la academia y salí de casa para dirigirme a esta.