Desde el día del juicio ya han pasado varias semanas. El mes de enero ya está llegando a su fin, y con el las miradas que mis compañeros me lanzaban en secreto. Por fin estoy dejando de ser la chica de las noticias, la pobre chica que sufrió una agresión a causa del hermanastro de su exnovio. Cuando llegué a Paradise Beach, mi principal objetivo fue no llamar la atención, no ser el centro de atención; como lo había sido en mi anterior centro por culpa del Genar13.
-Aria, llevas todo lo necesario-me pregunta mi padre desde la puerta de mi habitación.
-Si, he revisado el bolso cientos de veces papá. No te preocupes. Además no es que nos vayamos muy lejos, vamos a los bungalows de la isla de la ciudad.-respondo cerrando el bolso.
Para poder despejar nuestras mentes tras lo sucedido, y para celebrar mi recuperación, el grupo decidió hacer una excursión a Isla Paraíso. Partimos esa tarde del mes de enero, después de las clases. Todos estábamos entusiasmados ante la idea de poder pasar tiempo juntos de nuevo.
Llegamos a la isla en un barco alquilado a un primo de Tina, que nos deseó que disfrutásemos del fin de semana. Tan pronto bajamos de la embarcación, nos dirigimos a un bungalow, situado justo en primera línea de playa. La visión que tenía frente a mis ojos era magnifica. Frente mía estaban los bungalows, y justo detrás se extendía el bosque, rodeado por montañas. En la de mi derecha se encontraba el famoso faro, el cual ofrecía unas hermosas vistas de nuestra ciudad.
Nos adentramos en el bungalow, en donde dejamos nuestras cosas en las habitaciones. A continuación todos nos dirigimos a la playa, en donde encendimos una hoguera. Nos sentamos alrededor de esta, cada uno con su pareja. Me encontraba entre los brazos cálidos de Jake, cuándo este decidió taparnos a ambos con una manta para resguardarnos mejor del frío. Cada día que pasaba, me iba enamorando más y más de Jake y de sus gestos. Decidí apoyarme contra su pecho, sintiendo su respiración lenta y pausada, que junto con el calor del fuego me adormecían.
-No te quedes dormida mi pequeña-le oí susurrar en mi oído-o te perderás la lluvia de estrellas fugaces.
-Lo sé; pero estar así contigo me tranquiliza tanto que a este ritmo me duermo fijo-escuché una risa proveniente de Jake, al tiempo que me acurruqué más contra su cuerpo.
-Aria, espabila. Pareces una viejita así toda arropada bajo la manta. Bueno todos lo parecéis. Tenemos que hacer algo para espabilar o no llegaremos a ver las estrellas fugaces-dijo Lena.
-¿Y qué propones?-le preguntó Mike.
-El UNO por parejas-respondió sacando las cartas de su mochila.
-Por mi perfecto-respondió Kevin, estirándose y besando luego en la megilla Tina.
Al final empezamos a jugar al UNO por parejas, mientras que el atardecer empezaba a notarse. Jake y yo terminamos perdiendo ante las trampas de los demás, por lo que decidimos hacer la cena. Los dos nos adentramos en la cocina del bungalow, en donde pusimos algo de música en la radio.
Empezamos a empanar unos bistecs con huevo y pan rallado. Jake los sumergía en el huevo y yo los empanaba con el pan rallado y le añadía las especies para freírlos luego. En un momento determinado noté algo pegajoso sobre mi mejilla. Llevé la mano hacia esta y comprobé que se trataba de huevo. Como venganza agarré un poco del pan rallado y se lo lancé a la cara, con tal mala suerte que le entró algo en el ojo.
-Dios Jake, lo lamento. No era mi intención-le dije acercándome a él, con el objetivo de comprobar su ojo.
Tan pronto estuve enfrente de el sentí sus manos pegajosas por toda mi cara y su risa a continuación. Adoraba su risa.
-Más vale que corras-le dije agarrando el bol en donde tenía el pan rallado.
Ambos empezamos a correr por la cocina, intentando no ser alcanzados el uno por el otro. Al final en esta acabó reinando el caos y las risas. Al cabo de un tiempo Jake acabó atrapándome y besándome encima de la encimera, después de limpiarme con un trapo la cara.
-Creo que mejor freímos los bistecs y preparamos la ensalada y el arroz-le dije separándome de sus labios.
-Es una buena idea-respondió, ayudándome a bajar de la encimera.
Al terminar de cocinar, empezamos a limpiar la cocina, y luego dispusimos todo en la mesa de la salita. Todo estaba preparado y listo; pero los demás no daban señales de vida todavía.
-Y si los avisamos-propuso Jake- sentado en uno de los sofás de la salita.
-Cuando tengan hambre, ya vendrán. No somos sus niñeros. Así para la próxima vez aprenderán a no hacer trampas.
-Mi chica, la vengativa. Recuérdame no enfadarte nunca-me dijo, al tiempo que me sentaba sobre su regazo.