Leonora H

CAPITULO 17

La tranquilidad llegó una vez se fueron todos los invitados, hasta Julián salió huyendo de la monotonía y aprovecho uno de los carruajes para regresar a Londres, Hana respiró de nuevo, estaba feliz, no perdió el tiempo y fue a encontrase con Nathan, sin permiso de salir se escabulló a los establos, él ya la esperaba con dos caballos ensillados, pasearon por la orilla del río.

-Venga por aquí, he encontrado algo que quiero mostrarle. – Hana le sonrió y le siguió, llegaron hasta un pequeño prado, la ayudó a desmontar, llegaron a un sitio donde esta una flor de color violeta intenso, era muy hermosa, además era extraño que aún estuviera florecida ya que el clima comenzaba a ponerse fresco, pero la flor se resistía a morir.

-La vi ayer y me recordó a usted. – Hana le sonrió.

-Que linda flor – Expresó.

-Como usted señorita es bonita y fuerte.

- ¿Usted cree que soy fuerte?

-Creo que es una mujer de buenos sentimientos, pero que sabrá mostrar su carácter cuando lo requiera, le regalo esta flor sin arrancarla de su lugar, porque es fuerte y merece vivir todo lo que ella quiera, y con esta flor le declaro mi amor por usted que es tan fuerte como esta flor. – Hana lo vio, los ojos de él estaban resplandecientes y sintió que los de ella estaban igual mostrándose su amor.

-Yo también lo quiero, creo que es un buen hombre, trabajador y amable. – Nathan sonrió al escuchar sus palabras, era correspondido, él le beso su mano tiernamente.

-Sé que soy muy pobre y no tengo nada que ofrecerle, pero… - Hana le puso un dedo en sus labios en señal de silencio.

-No digas más, lo sé, pero es compensado con un corazón noble y sincero.

-Mi corazón le pertenece a usted Hana – Al escuchar por primera vez su nombre en labios de Nathan casi se desmaya, él le acarició una mejilla y le dio un tierno beso.

Los paseos se repitieron por varios días, los dos se reiteraban su amor, pero Hassan comenzó a notar sus ausencias, una tarde que Hana regresaba con cara radiante de amor fue detenida por su hermano.

-Hana ¿me puedes decir en dónde has estado toda la tarde? – Ella no supo que contestar, se puso nerviosa, pero luego se armó de valor.

-He pasado la tarde con el señor Smith. – Le dijo con la barbilla arriba, como enfrentándolo, estaba dispuesta a todo, Hassan puso sus ojos cuadrados, no se lo esperaba, Amelia que estaba enseguida se llevó una mano a la boca en señal de asombro.

- ¡No puede ser! – Expresó Amelia para exaltar aún más el error.

- ¡¿De qué estás hablando?! – Preguntó Hassan con fuere tono.

-Lo que has escuchado hermano, el señor Nathan y yo nos queremos. – Hassan se encendió de rabia.

-Tendrás que terminar con el idilio de inmediato.

-Es señor Smith no es de tu misma clase social. – Argumentó Amelia.

-Lo sé, pero es un buen hombre.

-No lo creo, ya que ha osado poner sus ojos en una jovencita decente como tú. – Expresó Hassan.

-Fuimos los dos quienes nos enamoramos. – Dijo Hana un poco exaltada.

-Es una locura Hana, ese hombre no viene de ninguna buena familia, y no tiene un solo penique, ¿cómo te mantendrá? – Comentó Amelia que ya veía sus sueños de casar a su hermano con su cuñada frustrados.

-Si Amelia, tienes razón, es pobre y no tiene dinero, pero es honrado y trabajador.

-Le diré a Trudy que aliste tu equipaje, mañana sales para Londres, tal vez poniendo tierra de por medio te olvides de ese absurdo amor. – Hana conocía bien el carácter de su hermano, ya no habría poder humano que lo hiciera cambiar de opinión, Hana salió de la sala con un nudo en la garganta.  Por la noche cuando Trudy le preparaba unos baúles con sus pertenencias ella era un mar de lágrimas.

-No lo puedo creer, mi hermano prefiere que viva toda una vida desdichada al lado de Julián Rostfor que es un borracho bueno para nada. –Trudy que sabía todo sobre los Rostfor le daba la razón, pero sabía que un amor entre la señorita y el caballerango era imposible.

 -Vaya con su tía, y trate de pasar un buen tiempo, tal vez como dice el señor, tu amor por Nathan es pasajero, allá saldrás y tendrás la oportunidad de conocer a otros jóvenes más adecuados.

- ¡No Trudy! ¡Mi amor por Nathan es sólido! Nunca lo olvidaré. – Le decía mientras se limpiaba la nariz ya enrojecida de tanto sonársela.

Al siguiente día Hana subió al carruaje seguía llorando, solo se despidió de Trudy y Leonora, su hermano y cañada estaban demasiado enojados como para despedirla, pero ella lo prefería así, no sabría qué hacer si veía a su hermano que en ese momento era a la persona que más odiaba.

-No te preocupes, todo estará bien. – Le dijo Leonera. – si Nathan la ama sabrá esperarla.

-Adiós mi niña, trata de ya no estar triste. – Le dijo Trudy. 

La carreta había avanzado unos kilómetros cuando fue alcanzado por un hombre a caballo, el conductor no tuvo más remedio que parase, era Nathan que alcanzaba a su amada, ella bajó del carruaje, él desmontó, y los dos se abrazaron.



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En el texto hay: romance, desierto, piramides

Editado: 14.06.2022

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