Dile al tiempo que no se lleve mis recuerdos,
Dile al sol que no deje de brillar,
Dile a las flores que no palidezcan su color.
¿Sabra la tierra que mi cuerpo, fruto de sus entrañas, volverá a ella?
Cuando ya no este, háblale a la lluvia, a las plantas, a los ríos y a la luna.
No llores mi ausencia, que yo estaré ahí, en todo eso.
Acaricia el viento con tu rostro, y entre tus dedos, siente la humedad.
Abraza en tu alma aquellos días de soledad.