Sórdidos caprichos, dulce melancolía,
en tus brazos los amores, de tus labios, mil sabores.
De tristezas no sé mucho, de lágrimas un tanto,
aunque de dolores tal vez un poco, siempre sin rencores.
Mis memorias son escasas, pero mis sueños grandes
cuando en tus ojos veo aquellas luces, que con tenue brillo y dulce goce,
arrojas alumbrando mi tropezado camino.
De besos sé un mucho, de serendipias tal vez,
pero de los tuyos no se nada, aunque algún día
quizá sabré.
Sobre espinas me han hablado,
y aunque de esas yo si sé, solo a sacarlas aprendí.
De rosas me explicaron, pero creo no entendí,
y es que de aromas y colores solo los de tus ojos y cabellos comprendí.
Con gozo la desdicha, acompasa el andar,
de quienes raudos en huir, le dan la espalda al amor.
De malicia no aprendí, y aunque tal vez debí,
solo de magia quise oír.
Y es que la magia existe, pero solo es visible para nosotros los locos y los que sabemos amar.