JungKook.
Estaba acostado en el sofá de la sala del cuarto del hotel, escuchando por medio de mis auriculares la voz de Anya cantando Fake Love, y debo confesarlo, me sentía completamente hipnotizado por lo suave de su voz, la manera en la que parecía remarcar ciertas palabras y suaves susurros en el fondo que me erizaban la piel.
Cerré los ojos para disfrutar mejor la melodía. Ella estaba en mi mente, durante el día, durante la noche, a veces en mis sueños, a veces en mis ilusiones, ella estaba ahí a cada instante. No me molestaba, me gustaba tenerla ahí, verla, imaginar un millón de escenarios juntos, porque no era sólo atracción lo que sentía, era algo más.
Abrí los ojos de repente, escuchando unos toques en la puerta, pues a pesar de todo, no tenía el volumen tan alto como acostumbraba en ocasiones. Me levantó del sofá, dejando mi teléfono en la mesita con los audífonos, para atender a la persona que tocaba la puerta, rascando mi nuca para ver a Anya del otro lado.
No pude evitar sentir mi corazón acelerado, era una sorpresa verla luego de pensar constantemente en su presencia.
–Anya, ¿qué haces aquí’ –pregunté, recordando que no sería hasta más tarde que nos reuniríamos.
–¿Estas solo? –fue su respuesta, dejando sus cosas en el recibidor, nunca le negaría la entrada.
–Sí, los demás salieron por comida, pero yo quise quedarme –le respondí, entrecerrando un poco los ojos –. ¿Qué sucede? ¿Todo está bien?
–Sí, yo sólo… –suspiró, girándose a verme –Creo que tu serás el primero al que se lo diga.
–¿Qué cosa? –pregunté preocupado, pasando en mi cabeza un montón de escenarios, mismos que fueron opacados por una sola cosa.
Sentí los brazos de Anya rodear mi cuello, bajando la mirada en el momento en que se alzaba de puntas, pegando lo más que podía su cuerpo al mío, ocultando su rostro en mi hombro, dándome un abrazo tan fuerte y cercano, que me sentí mareado y confundido del cambio de contexto tan repentino.
–¡Gracias! ¡Muchísimas gracias, JungKook! –exclamó emocionada.
No sabía qué hacer, ella nunca me había abrazado, a nadie de hecho, al menos, no por iniciativa propia, ella siempre se negaba a eso. Como un tonto, enrede mis brazos en su cintura, colocando las palmas en su espalda, para sostenerla mejor. Estaba tan mareado, que tropecé con mis pies, cayendo hacia atrás, siendo atrapados por el sofá donde estaba antes.
Anya quedó encima de mí, pero parecía que no le importaba, seguía abrazándome con fuerza. Nadie nunca me preparo para el hecho de sentirla tan cerca, de hecho, ni siquiera podría compararlo con esa vez que amanecimos así. Esa situación era un tanto intensa y seductora, pero aquí las emociones eran más puras, y eso, eso podría conmocionar a cualquiera.
–¿D-de que estas hablando? –pregunté por fin.
–¡Del regalo que le dieron a Esteban! Pensé que sólo le darían la playera autografiada, pero ¡Ese video! Dios, ese video fue hermoso, dijeron tantas cosas lindas, que aún sigo temblando de la emoción –sonrió, alzándose un poco para mirarme con una gran y brillante sonrisa que me dejó embobado –¡Hubieras visto su rostro! Se veía tan feliz, tan amado. Fue gádidamente hermoso, espectacular y grandioso.
–Oh, hablas de eso –respiré aliviando, porque no había pasado nada malo –. Queríamos hacer algo especial para él, es un ARMY que merece todo nuestro amor y respeto.
–Tu mereces todo el amor, cariño y aprecio del mundo –me interrumpió, llevando sus manos a mis mejillas, sonriendo más dulcemente –. Tú y los chicos merecen todo el amor, todo el cariño, toda la admiración. Merecen todo lo bueno que este mundo puede ofrecer, y, aun así, siento que me quedó corta de los deseos que espero se hagan realidad.
››No sabes cuan agradecida, bendecida y honrada estoy de ser parte de su boda, de darme la oportunidad de conocerlos de verdad, de dejarme ser parte de un sueño tan hermoso… Gracias, JungKook, de verdad gracias –murmuró, inclinándose más hacia mí, dejando un beso en mi mejilla.
Muchas veces imagine el contacto de sus labios en mi piel en un gesto tan inocente como este, pero la realidad estaba superando por mucho, los sueños e imaginaciones que podía haber tenido este último tiempo. El contacto de sus suaves y cálidos labios me hizo temblar, aferrar mis manos en su cintura, cerrar los ojos y desear que este momento jamás terminara.
Ni siquiera me di cuenta de que ella se había alejado, aun sentía ese pequeño contacto, incluso, puedo jurar que había una especie de latido. Al abrir los ojos y toparme con los suyos, comencé a sentir mis mejillas acalorarse, estaba sonrojándome. No sabía que decir o que hacer, estaba atontado por semejante momento.
–¿JungKook? ¿Te encuentras bien? Estas sonrojado –preguntó preocupada.
–E-es que… tu nunca me habías besado –contesté tímido, haciéndola jadear.
–¡Oh, mierda! ¡Lo siento! Olvidé mis modales porque estaba muy emocionada… ¡Ah! Incluso estoy encima de ti, espera, deja me quito…
Sus disculpas eran buenas, pero cuando la vi con intenciones de moverse fruncí el ceño, enredando más mis brazos a su alrededor, lo que hizo que casi chocara con mi rostro, si no fuera porque sus manos fueron a mi pecho, para evitar chocar. No sé si siente lo acelerado de mi corazón, pero no quería dejarla ir, no quería.