Anya.
–Bien, ya hemos llegado –anuncié, observando a través de la ventada la entrada del lugar donde vinimos a festejar. Hace mucho que no venía, seguía igual de solicitado, se veía una larga fila.
–Creo que vamos a hacer fila –murmuró Taehyung a mi lado, también observando a través de la ventana.
–No hay necesidad, saben que venimos –aseguré, alisando la falda del vestido negro que había decidido usar.
–Entonces, vamos a divertirnos –sonrió Jimin abriendo la puerta y saliendo de la camioneta.
Ya estando afuera, se volvió hacia mí, ofreciéndome su mano para ayudarme a salir. Se me ocurrió mirar hacia la fila, observando como nos veían algunas personas. Llamamos la atención, más los chicos vestidos de manera increíble y relajada, y luego de lo que iba a hacer, íbamos a llamarla mucha más, incluso podríamos recibir algunos insultos.
Caminé hacia el guardia con cuidado, pues a pesar de que los tacones no eran muy altos, no quería pasar una vergüenza y caer.
–Pero miren a quien nos ha traído el viento, a la pequeña Anya –me saludó uno de ellos, sonriéndome con burla.
–Es todo un acontecimiento verme por aquí, ¿no, Joseph? –le sonreí de vuelta, pues nos llevábamos muy bien.
–Así es.
–Vengo con unos amigos a pasarla bien.
–Me avisaron de eso –confirmó, quitando una de las cadenas de seguridad –. Pasen por aquí, estaremos vigilando las cosas, así que más les vale que sean respetuosos contigo.
–Lo son, quédate tranquilo –aseguré, invitando a los chicos a pasar, quedándome hasta el final –. ¿No crees que sería justo que los demás igual pasarán? –señalé la fila.
–Dame otros dos minutos de diversión –me guiñó un ojo divertido.
Me reí un poco, entrando a ese ambiente de luces de neón, música a todo volumen y la garantía de que aquí pasarías un momento muy agradable. Dios, creo que hasta extrañaba venir aquí en los fines de semana, era un buen lugar donde uno podía divertirse.
–¿Conoces al guardia? –me preguntó Hoseok al oído, debido a que la música estaba muy fuerte.
–Algo así. Vamos al palco de allá, esta apartado para nosotros –señalé, llevándolos a la escalera.
Llegamos a un largo pasillo que recorrimos hasta la esquina, donde podíamos ver bien la pista de baile. La mesa era circular y grande, cabíamos todos a la perfección. Un mesero llego y nos ofreció algo de beber, así que pedí una bebida deliciosa y ligera de alcohol, así no se emborracharían demasiado rápido, mientras que, para mí, fue una gaseosa.
–¡Uff! No hemos hecho nada más que caminar y ya tengo calor –comentó Namjoon abanicándose con las solapas de su chaqueta.
–Les dije que no vinieran muy abrigados, aquí siempre hace calor.
–¿Hace cuánto no venias por aquí? –me preguntó Yoongi, recargando su barbilla de la mano, dándome su atención.
–Desde mi último año de preparatoria. La Universidad tomaba todo mi tiempo libre y los fines de semana lo único que quería hacer era dormir.
–Entonces, brindemos por la primera de tus muchas salidas con nosotros –sugirió Jin, tomando uno de los vasos con la bebida que ya les habían servido.
–¡Salud! –exclamamos al unísono, chocando los vasos y tomando un trago.
–¡Esto sabe delicioso! –exclamó JungKook con una sonrisa.
–Tengan cuidado, no tiene mucho alcohol, pero podrían embriagarse rápido si lo beben mucho.
–Ya no lo resisto, vamos a bailar –pidió Jimin, levantándose y tomando mi mano para levantarme del asiento e ir con él.
Bajamos hacia la pista mientras una canción de Calvin Harris se escuchaba por los altavoces. Al encontrar un lugar entre tanta gente, él comenzó a bailar, sorprendiéndome por su buen ritmo. Sonreí y no dude en seguir sus pasos, disfrutando de su compañía y buen baile hasta que llegó Hoseok y me sacó a bailar también.
Así fui bailando con cada uno de ellos. Aun cuando unos tenían su propio ritmo (como Taehyung y Jin) y otros parecían no saber cómo moverse (como Yoongi), no me importo. Bailé con ellos con verdadera soltura y placer, pocas veces me siento tan feliz, libre y eufórica, algo que el baile expresaba bien.
Ahora estaba bailando con JungKook una canción de The Weeknd. A pesar de que no nos restregábamos uno con el otro como las demás parejas, había un aura de intensidad y deseo que podía sentirse en el aire. Tal vez por la manera en que rodeaba mis caderas, tal vez en cómo me llevaba el ritmo, no lo sé, pero sentía que nos estábamos ahogando.
Había tantas sensaciones y emociones en el aire, que no sabíamos ni queríamos parar, sólo nos dejábamos llevar por él, esperando silenciosamente que no nos sofocará en cualquier momento. Igual tampoco era algo que me importara demasiado, quería disfrutar más de él, de nosotros, de este momento que estaba disfrutando con mucho placer, hasta que vi a Hoseok y Jimin hacernos señas desde el palco.
–¡Los chicos nos están llamando! –grité en su oído, lo suficientemente fuerte para que logrará escucharme.