Letra & Música

Capítulo 24. Una fiesta sorprendente.

Anya.

–¿Anya? ¿Anya? –escuchaba a alguien llamarme, sin embargo, lo ignoré para seguir durmiendo plácidamente. Un peso en mi espalda me hizo gruñir, además de mi cabello ser jalado, no de modo rudo, era como si no supieran que hacia –. Anya, si no te levantas Panterita se comerá tu cabello.

Confundida de sus palabras, abrí los ojos, chocando con los grandes, hipnóticos y hermosos ojos verde intenso de mi gata, que me veían de manera fija, como si quisiera ver más allá de mí. Jasón era quien la sostenía, mirándome de manera burlona, sin quitar a mi gata de encima.

–¿Qué carajos? –murmuré, mientras mi gatita colocaba su patita peluda en mi nariz, haciéndome reír.

–Creo que tiene hambre, ha estado maullando un rato –explicó Jasón, dejándola en mi regazo, luego de que me di vuelta.

–Oh, ¿está linda gatita ya tiene hambre? –pregunté, acariciando su cabeza. Ella me maulló como si me dijera “sí”, lo que me hizo reír.

Panterita era mi gata de tres años que amaba con todo mi corazón. Recuerdo cuando antes era una bolita negra que cabía en mi mano, ahora esta grande… y gorda, creo que debo dejarle de dar de comer tanto, pero ella en serio maúlla horrible cuando tiene hambre, así que por eso me tiene a su merced, creo.

–Si mamá ve que la metiste al cuarto te golpeará –le recordé a Jasón, pues a mi mamá no le gustan los animales dentro del hogar, sin embargo, tenemos un buen patio interno donde ella puede estar caminando tranquila sin ningún peligro.

–No fue mi culpa. Cuando entre se metió conmigo y no quiso salir.

–Bah, Panterita no te quiere –me burlé, poniéndome de pie y saliendo de mi habitación, para dejarla en el patio y que comiera un poco.

–No es cierto, me quiere más que a ti –fanfarroneó, haciéndome bufar, observando a mi mamá salir de la cocina con una taza de café.

–Anya, ¿a qué hora llegaran tus amigos y novio? –me preguntó.

–Mamá, ya te he dicho que JungKook no es mi novio, estamos saliendo solamente.

–¿En serio? Cada vez que los veo parecen más novios que otra cosa, se está tardando en pedírtelo –señaló Jasón, como si supiera algo de relaciones amorosas.

–¿No te tenías que cambiar de ropa o algo así? –desvié el tema, haciéndolo reír, yéndose a su habitación.

–No contestaste mi pregunta –me recordó mamá, bebiendo lentamente de su café.

–Llegarán en diez o quince minutos –contesté, al ver el reloj en la pared.

–Ve a arreglarte, no queremos llegar tarde –asentí ante sus órdenes, yéndome a cambiar rápido antes de que otra cosa pasará.

Me puse un pantalón ajustado color beige, con una blusa mangas cortas de color vino, unas botas cafés y chaqueta de mezclilla. Elegí un collar largo sencillo con una pluma como dije y mi reloj. En cuanto a mi cabello, sólo lo desenredé, me gustaba como se había acomodado el día de hoy, en una raya de lado. Por último, me maquille de manera ligera tal y como me gusta.

Me puse algo de perfume y guardé un poco de papel higiénico, dulces, mis audífonos y cargador por si acaso, en mi bolsa. Tendí mi cama mientras escuchaba el timbre ser tocado y dos minutos después, mamá gritaba mi nombre y que los chicos habían llegado. Tomé mis cosas mientras negaba con la cabeza y salía a verla.

–¿Jasón y Rick están listos? –me preguntó ella al verme.

–No lo sé, me enfoqué en no usar algo negro, y eso fue algo difícil.

–Gracias, así te ves más bonita –me halagó, dándome un beso en la mejilla, retirándose para ver a mis hermanos.

–Ustedes sí que son puntuales –señalé, sentándome en uno de los sillones.

–Gracias, fue una hora de preparación previa, si fuera por Jimin llegaríamos tarde –sonrió Namjoon.

–¡Oye! –se quejó Jimin.

–Es cierto, tú te tardas mucho –afirmó Jin.

–¡No es cierto!

–Vamos chicos, no peleen tan temprano –pedí, sintiendo un toque en mi pie. Al bajar la mirada, no pude evitar reír al ver a Panterita jugar con mi agujeta.

–Oh, Panterita quiere jugar –me reí, cargándola para dejarla en mi regazo.

–¿Ese es tu gato? –preguntó Taehyung, mirándola con adoración.

–Así es, mi gata hermosa Panterita.

–Es muy bonita –sonrió Hoseok, sentándose a mi lado y acariciando su lomo, haciendo que ronroneará.

–Gracias, sé que a ella le gustó tu halago –me reí, dejándola en el suelo –. Anda Panterita, ve a jugar por ahí – le ordené. Ella me maulló, como si dijera “no”.

–¿Acaba de decir no? –preguntó Jimin sorprendido.

–Sí, eso fue lo que hizo –suspiré con pesar, agachándome un poco –. Vamos Panterita, hazme caso.

Ella parpadeó de manera lenta, caminando hacia los chicos y restregándose en sus piernas, hasta detenerse en JungKook. Con él no sólo se restregó, se echó a sus pies y no se movió de ahí por nada del mundo, sorprendiéndonos a todos.

–Veo que le agradas –señalé, con una sonrisa.




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